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Historia

Historia de la Revolución Francesa

Historia de la Revolución Francesa
Artista: Eugène Delacroix / Dominio Público

Historia de la Revolución Francesa

Revolución Francesa (1789 – 1815). Antes del comienzo de la revolución, Francia experimentó el predominio del absolutismo real y la desigualdad entre los habitantes del país. Estos elementos fueron algunos detonantes de la revolución. El llamado Antiguo Régimen, se caracterizó por una monarquía absoluta que gobernó con un poder ilimitado. El rey, se presentaba como un designado por Dios para gobernar, no daba cuenta de sus actos a la población; manejaba las rentas del Estado a su antojo; nombraba los funcionarios sin consultar; declaraba la guerra y firmaba la paz; creaba impuestos y disponía de los bienes de sus súbditos. El soberano podía ordenar la detención de cualquier ciudadano sin justificación legal. Tampoco existía libertad de conciencia ni de prensa. La disposición y la ejecución de las leyes eran amañadas.

Existieron tres grupos sociales: clero, nobleza y Estado Llano, las dos primeras de posición privilegiada. El clero poseía gran prestigio por sus cuantiosas riquezas. Tenían extensas propiedades, gracias a los diezmos que aportaron los fieles como a la exoneración del pago de impuestos por parte del rey Luis XVI. Se dividía en dos, el alto clero formado por obispos y abades. Por otra parte, el bajo clero, formado por curas y vicarios, su condición era modesta y descendían del Estado Llano, debido a ello, fueron simpatizantes de la Revolución. Por su parte la nobleza, poseía grandes extensiones de tierra, y disfrutaban de los derechos feudales; solventaban impuestos en tiempos de guerra. Ocupaban los altos cargos en el gobierno y en la iglesia, así como en las fuerzas armadas.

Por último, el Estado Llano conformado por el grueso de la población, la que menos privilegios y riquezas poseía. Los grupos más acomodado de este tumulto eran la burguesía, formada por industriales, comerciantes e ilustrados; quienes habían logrado conquistar una situación económica estable y una preparación cultural, que los formo, precisamente, como los promotores de la revolución. Debajo de ellos, se hallaban los artesanos y los campesinos, soportaban pesadas cargas económicas impuestas por la monarquía, la iglesia y los nobles, como: el pago de los diezmos, el impuesto del censo y de otros tributos a los señores feudales, quedándose con una mínima parte de sus ingresos económicos.

La situación en Francia se puede revelar así: monopolización por parte del Clero y la Nobleza de las riquezas rurales, excesivos pagos de impuestos y gravámenes fiscales, el comercio e industria estaban atrasados, dificultades para el intercambio comercial, reducidos salarios, estatismo en la agricultura, la industria y el comercio. A estas causas se le sumaba el gasto de las arcas de la monarquía destinado a la corte de Versalles. En 1776 Luis XVI declaró el Estado en bancarrota.

Ante esto algunos intelectuales franceses, se reunían clandestinamente para debatir la situación general del país. Se fundaban en filosofía política, La Enciclopedia, texto que contribuyó al descrédito de la monarquía. Las ideas ilustradas sentadas en los principios de la razón, libertad e igualdad hicieron mella en la población. El momento propicio para expresar estas posturas se dio en 1788 en una asamblea llamada los Estados Generales convocados por el rey, allí se reunieron los diputados de todos los grupos sociales. Aunque este acto pareció democrático, ante una situación poco favorable para la monarquía, el rey cierra el espacio y expulsa a los disputados del Estado Llano y algunos miembros de otras clases que se les unieron.

Así nació la Asamblea Nacional, el 17 de junio de 1789, fue el colchón del estallido de la revolución. El rey clausuró la sala de sesiones a la Asamblea Nacional, ante esto se creó la llamada sala del juego de la pelota en la que los diputados tomaron como bandera la creación de una constitución de Francia. Ante la acción de atacar esta Asamblea por parte del rey, Mirabeau, desafiante aseguró que solo se irían por la fuerza de las bayonetas. Por ello, el 14 de julio de 1789 el pueblo de París se tomó la fortaleza de la Bastilla, ante un ataque de las autoridades.

El rey ante la situación fuera de control, tiempo después, decidió convocarlos a la Asamblea Constituyente, en ella, se instauró la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, expone la igualdad de los hombres, que la soberanía reside en la nación; la no violación de los derechos naturales, como la garantía de la libertad de pensamiento y creencia. También fueron abolidos los derechos feudales. Y por supuesto, la promulgación de la Constitución de 1791, que marcó el inicio de los tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Se dictó que los bienes de la Iglesia recaerían en el Estado.

En este momento el rey tenía el poder absolutista bastante desarmado, realmente, su poder había mermado notablemente. Como solución decide huir junto a su esposa Antonieta, pero fue descubierto en Varennes y luego detenido y encerrado en la Tullerias. Como una estrategia la Asamblea declara la guerra a Austria, el país de la reina, al mando de Doumouriez, obtuvo grandes victorias en Valmy y Gemapes.

Luego, se conformó la Convención Nacional. Los principales resultados fueron: decretó la abolición de la monarquía y proclamó el nacimiento de la república, sancionó el sufragio universal, procesó y condenó a muerte a Luis XVI en la guillotina en enero de 1793. Todo esto en cabeza de los jacobinos y los girondinos. Robespierre perteneciente a los jacobinos toma el poder. Sus fuertes medidas implantaron La Época del Terror; envió al patíbulo a millares de detenidos y sospechosos opositores de la Revolución. En ese momento, reino la violencia y la crueldad. Robespierre, estableció tres instituciones el comité de salvación pública, el de seguridad general y el tribunal revolucionario.

Se vivió un cambio radical y drástico, se cambiaron los nombres de los meses, el año 1972 fue reemplazado en el nuevo calendario por el año 1, que representaba una nueva era. El poder legislativo estuvo en manos de la Convención; mientras que el Ejecutivo por el comité de salvación pública, existió una fuerte censura de la prensa y el pensamiento.

Para reforzar la dictadura surge El Directorio que acabó con la participación democrática popular, al eliminar el sufragio universal, y salvaguardar los intereses de la burguesía, priorizando la estabilidad y el orden interno para consolidar una república conservadora. Se empezó a gestar acciones en contra de este régimen dictatorial, que estaba mermando la población y produciendo cualquier cantidad de vejaciones a la sociedad. Al parecer los principios por lo que se consolidó la revolución se habían olvidado.

La coyuntura fue aprovechada un general, Napoleón Bonaparte. Este acudió a la llamada de dos miembros del Directorio (Emmanuel Joseph Sieyès y Roger Ducos) e impulsó el golpe de Estado del 18 de Brumario, que acabó con el régimen por la fuerza de las armas. Lo primero que se hizo fue disolver el Directorio. Rápidamente se decretó una constitución que fijó la existencia del Consulado. Una organización jerarquizada y autoritaria que comandó Napoleón, nombrado Primer Cónsul.

Luego vinieron notables cambios como: la desaparición de las estructuras feudales, el olvido de la sociedad estamental, desarrollo del liberalismo económico y ascenso de la burguesía, que ahora sería la clase dominante. Los logros de la Revolución Francesa habían de perdurar y extenderse por Europa con las conquistas napoleónicas.

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