Historia
Historia de la Batalla de Lepanto
Historia de La Batalla de Lepanto
La Batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571), fue una confrontación militar marina que surgió debido a la intención que mostraron las naves turcas, desde tiempo atrás, de tener el dominio del Mediterráneo occidental. Las costas italianas y españolas estaban cada vez más en las mentes de los turcos, por ejemplo, Malta estuvo a punto de ser tomada en 1565. Como respuesta, el 24 de mayo de 1571 se estableció la Liga Santa, a petición del Papa Pio V. la Liga santa fue una alianza instituida para hacer frente y detener el avance de la armada turca, participó: España, Génova, Venecia y los Estados Pontificios. Al margen de esta confrontación, quedaron Francia y Austria, por decisión propia.
La Liga estuvo bajo el mando de don Juan de Austria, hijo natural de Carlos V, esto porque España fue el país que más invirtió en la alianza. Desde Mesina, la armada cristiana zarpó hacia aguas griegas en 1571. La idea era derrotar a la flota turca asaltada en el golfo de Lepanto, Grecia. Para ese momento los otomanos acababan de ganar la posesión de Chipre, con el objetivo de terminar con el llamado ‘cordón veneciano’.
Al amanecer del 7 de octubre, los buques de la Liga Santa comienzan a desplegarse en orden de batalla en la boca del golfo. Los musulmanes, bajo el mando del almirante Alí Pachá, forman del mismo modo que las tropas europeas, en tres cuerpos. En total son 204 militares del bando cristiano contra 205 del turco. Aunque, en otras misiones se encuentran el total de la milicia. Realmente, la escuadra cristiana estuvo compuesta por un total de 90.000 almas y su enemiga, rondaba en un número similar.
Pocas horas después, ambas escuadras se avanzan con firme intención de lucha, desplegando las banderas y los estandartes, como si se tratase de una lucha simbólica: exponen imágenes y crucifijos, suenan trompetas y tambores, se reza, bendice, canta, baila y grita; se preparan a los remeros con vino y comida. Pasaron otras horas de preparación, hasta que la artillería otomana se atrevió a abrir fuego, sin suerte porque casi todos sus proyectiles caían al mar. Aprovechando tal situación, los cañones de las galeras de la Liga empezaron a lanzar su carga, barriendo las cubiertas otomanas. En algún momento de la confrontación, las galeras llegan a estar tan cerca que la lucha deja de ser naval, para convertirse en una lucha cuerpo a cuerpo. Los soldados cristianos dispararon sus arcabuces, a lo que los otomanos respondieron con flechas, sin duda, la desventaja fue clara.
Pasadas las horas, el Golfo de Lepanto se convirtió en un gran escenario de batalla, testigo de miles de muertes. En este espacio, se adelantaban un sinfín de pequeñas confrontaciones, se presenciaba el cruzan fuego de arcabuz y de pistolas por parte de ambos bandos; flechazos, lanzadas y hasta la famosa bomba incendiaria creada por los bizantinos. En esta guerra naval los prisioneros eran selectos, se secuestraban aquellos capitanes distinguidos por los que se podía pedir un suculento rescate. El ala izquierda cristiana, estaba por el almirante Barbarigo, quien murió a causa de un flechazo en el ojo. En los primeros momentos estuvieron asfixiados por los turcos, pero, luego fueron reforzados por alguna nave del centro y de la reserva de Álvaro de Bazán. Con ello, lograron imponerse y obligaron a su enemigo a emprender la huida a tierra, tras matar a su comandante Sirocco.
Aunque el ala izquierda puso sobreponerse, la derecha no alcanzó la misma suerte; comandada por Andrea Doria, que tuvo que dirigirse a mar abierto, por el acuciante ataque de los turcos; desbordada y envuelta por la milicia al mando de Uluch Alí, quien logró hundir y arrasar unas cuantas galeras de las almas cristianas. Entre ellas, la nave capitana de la Orden de Malta, cuya tripulación es completamente eliminada. Pero al final los turcos huyeron con sus barcos destrozados y tomaron una galera veneciana como botín.
La batalla parecía llegar a su fin, al final de día, con el desplome de la guardia personal de Ali Pachá. Como consecuencia, fue herido de muerte por un arcabuzazo en la frente. Con la presunta muerte de Ali, parece que la lucha se asomó al lado cristiano. Posteriormente, la historia narra que para estar seguro de su muerte un malagueño le cortó la cabeza y la ensartó en una pica para ser exhibida.
Los saqueos empezaron a realizarse desmedidamente, las tripulaciones porfían y hasta luchaban entre ellos para ver cuántas galeras enemigas pudieron remolcar. Para ese momento, el balance de bajas en la Liga es asombroso: 15 galeras perdidas, una capturada, 7.650 muertos y 7.784 heridos. La situación en el bando enemigo fue aún peor, 15 galeras hundidas y otras 160 han sido capturadas, otras más por su mal estado pronto se fueron a pique. El número preciso de muertos se aproxima a unos 30.000. En suma, 8.000 prisioneros, que sin dudarlo fueron convertidos en esclavos. Hablando de ganancias, fueron liberados un total de 12.000 galeotes cristianos, entre los que se encontraban numerosas mujeres.
Finalmente, los turcos comienzan a retirarse aproximadamente cinco horas después del inicio de la confrontación. Ahora bien, el almirante veneciano, Sebastián Venier, volvió a Venecia, fue recibido con admiración y respeto. Posteriormente, informó que había logrado de manera solemne la victoria. Luego de ello, el dominio sobre el Mediterráneo se esfumó de las manos turcas. Pero, ante la ineficiencia de la Liga Santa para hacerse con Constantinopla, dieron tiempo al ejército otomano de resurgir.