Historia
Solimán el Magnífico
Biografía de Solimán el Magnífico
Solimán el Magnífico (1494 – 1566). Sultán. Nació en Trebisonda, Turquía. Su padre era el sultán Selim I Yavuz y su madre, Ayşe Hafsa Sultan, una princesa crimea. A los 7 años fue enviado a Estambul a estudiar ciencias, literatura, teología y tácticas militares en las escuelas del Palacio de Topkapı. En su juventud conoció a Pargalı İbrahim Paşa, un esclavo que luego sería uno de sus consejeros más íntimos.
A los 17 años, Solimán ya era gobernador de Estambul, y más tarde de Sarukhan, con un breve periodo en Edirne, antes llamado Adrianópolis. El joven ganó experiencia en la administración política. Entre sus acciones estuvo: ejercer acciones para mermar los bandidos, restauración del respeto a la ley y el orden en la provincia, por este último ganó el nombre de Kanuni o legislador. Casi una década después, heredaría el título de Califa, el 30 de septiembre de 1520, debido al fallecimiento de su padre Selim I. en la ceremonia de su coronación se dirigió a su pueblo luciendo un vestido de oro, adornado con perlas y diamantes, en la cabeza vestía un altísimo turbante decorado con una corona de piedras preciosas y con varias plumas de garza real, simbolizaban las diversas partes del mundo sometidas al sultán.
Tomó las riendas del poderoso Imperio otomano en expansión, con la ayuda fiel de Ibrahim, su brazo derecho. Pero esta ayuda terminaría tras los rumores, difundidos por su amada Roxelana, que aseguraba que conspiraba con los cristianos en contra de su hijo, por ello, ordenó su ejecución. El carácter de este Imperio era bastante belicoso, desde 1340, los mongoles habían librado batallas contra los imperios europeos, logrando asentarse en la península de Anatolia. En sus manos, el Imperio Otomano vivió su máximo esplendor, gracias a la solidez de los ramos administrativo y militar, además el crecimiento de sus fronteras en un tiempo de ejecución admirable y también el hecho de que Estambul se constituyó como un brillante centro intelectual. Por otro lado, su reinado, contrario al de su padre, estuvo guiado por la justicia y la paz. Por dichas razones el sultán fue llamado “el Magnífico” en Occidente y “el Legislador” por sus compatriotas.
Solimán no fue sectario en materia religiosa, y sus leyes en general suponían una aplicación moderada del Corán. Eliminó el vino, puesto que era abstemio. Se empeñó en regir un Estado fuertemente centralizado, cabe aclarar, que este fue el único imperio internacional que existía en el siglo XVI; de hecho, fue bajo el gobierno de Solimán cuando el Imperio otomano, estableció por primera vez relaciones diplomáticas regulares con Estados extranjeros. Impulsó importantes reformas como la del sistema feudal, logró la pacificación de veinte pueblos distintos, fundó escuelas y concedió bienes a los doctores de la ley. Procuró gobernar bajo la imparcialidad con respecto a las clases sociales. Solimán no dudo en condenar los funcionarios corruptos.
Su genio militar y la fuerte organización de sus ejércitos, logró que para 1521 conquistaran Belgrado; al año siguiente, en la isla de Rodas, adquiere la capitulación de los Caballeros Hospitalarios de San Juan, a partir de entonces el tráfico marítimo veneciano y genovés queda bajo su intervención, por último, consigue la victoria en la batalla de Mohács, que termina con la independencia de Hungría y asigna en el trono a Juan Zapolya, vasallo del Imperio Otomano.
Al proceso expansionista de Solimán el Magnífico se opusieron vigorosamente España y Austria, ayudados por Polonia y Venecia. Por el contrario, el rey francés Francisco I, no concibió como provechoso el mandato europeo del hijo de Juana la Loca, así que, no dudó en aliarse con el turco para reducir su poder. Solimán se aprovechó de la rivalidad de los dos monarcas cristianos. En ese sentido, haciendo uso de su astucia diplomática, el califa supo sacar provecho de la inestabilidad política que afrontó Occidente en ese momento, desangrado y dividido por guerras de religión, por ejemplo.
No solo se interesó por administrar y legislar, Solimán fue también un hombre culto. Leía sobre las matemáticas y la historia, en particular por las proezas de Alejandro Magno, que comprendía gracias a los relatos del persa Nizami. Además, Solimán hablaba árabe y persa y manejaba el italiano. Dedicó gran parte del tiempo a leer novelas persas. Amaba la música y poseía prudentes conocimientos de astronomía.
En 1529, adelantó una campaña de conquista a Viena, que comenzó con un asedio, pero la campaña fracasó. Algunos años después retomó la labor, pero no lo consiguió porque los protestantes en alianza con Carlos I lo impidieron. Más tarde Solimán pondría sus ojos fuera del territorio europeo, invadió Bagdad y Mesopotamia; llegando hasta la India. Con la muerte de su vasallo Juan Zapolya en 1541, Hungría quedó anexionada al Imperio Otomano. En adición, en el año 1543, Fernando I de Habsburgo tuvo que pagar al Imperio un tributo anual de 30.000 ducados. Cuando el Imperio quedó en manos de Maximiliano II, su sucesor, se negó a seguir pagando el tributo, lo que produjo el asalto turco a Szeged, ciudad defendida por el húngaro Zriny, donde halló la muerte Solimán.
El 29 de agosto, mientras se llevaba a cabo la campaña contra Maximiliano II, Solimán permaneció en su tienda, gran parte del asalto, por su avanzada edad, la enfermedad de gota e hidropesía. Murió unos días después, víctima de una apoplejía. Durante más de un mes, ministros y generales no tuvieron noticia del sultán. Finalmente, cuando ya habían emprendido el viaje de vuelta, se recibió la noticia de la muerte de Solimán. Así que, Selim II había tomó posesión del trono.