Juan Filopón o Filópono de Alejandría, también conocido como Juan el Gramático (c. 490 – c 566) fue un filósofo neoplatónico y teólogo griego, convertido al cristianismo en tiempos de Justiniano. Vinculado al último periodo del neoplatonismo, Filópono fue discípulo de Amonio de Hermia en la escuela neoplatónica de Alejandría. Después del 520 d. C se convirtió al cristianismo monofisita, luchando en las sangrientas batallas entre cristianos y paganos; fue parte de la secta de los filopones. De su obra se destacan los tratados astronómicos y filosóficos De la eternidad del mundo, en contra de Proclo, y De la creación del mundo. Se destacó también como comentarista de Aristóteles.
Nacido en Cesarea de Palestina a finales del siglo V, Filópono marchó joven a Alejandría y entró en la escuela de neoplatónica. Fue discípulo, como Damascio, Simplicio y Olimpiodoro, de Amonio de Hermia y después del 520 se convirtió al cristianismo monofisita. Tomó parte en las sangrientas luchas entre cristianos y paganos, y entre en la diferentes sectas cristianas, perteneciendo a la secta secta de los filopones. De ahí proviene su sobrenombre y no, como otras fuentes afirman, del significado griego de “amante del trabajo”.
Filópono estuvo vinculado al ultimo periodo del neoplatonismo, siendo uno de los últimos representantes de la Escuela neoplatónica de Alejandría. Esta tuvo, a partir del 520, a Damascio como su ultimo maestro; en el 529, el emperador Justiniano prohibió la enseñanza de la filosofía, con lo que forzó a Damascio y a los otros filósofos al exilio en Persia. Solo pudieron regresar en el 533. Este periodo marca así el ocaso definitivo de la filosofía griega y la ciencia antigua y en Filópono encontramos su figura mas característica.
El neoplatonismo, en el que se había iniciado gracias a Amonio y que debía repudiar convertido al cristianismo, era ya impotente para señalar un retorno a la antigua filosofía griega; más que un culto al pensamiento de Platón, el neoplatonismo se había convertido en un nuevo punto para el florecimiento de los estudios aristotélicos. De hecho, Filópono fue el primero en servirse de la lógica aristotélica para defender sus ideas religiosas, método que fue bastante popular en el Medioevo.
Estudioso de la obra de Aristóteles, Filópono se distinguió como comentarista. Comentó los primeros once tratados de Aristóteles de manera original. En algunos de sus principios fundamentales de la mecánica se alejó por completo de Aristóteles y en cuanto al movimiento de los cuerpos en el vacío, fue considerado precursor de Galileo, al dejar entrever el concepto de inercia.
Su famoso tratado De la eternidad del mundo, lo escribió en el 529. En este, oponiéndose a Proclo, Filópono sostenía el movimiento uniforme de los cuerpos del mundo supralunar (o celeste) y la eternidad de su existencia. Para Filópono los cuerpos celestes se movían siguiendo un circulo perfecto tanto en su totalidad como en sus partes. Como “totalidad” se entiende el conjunto del universo, mientras que las “partes” vendrían a ser las esferas de la luna y del sol y de los planetas.
Además de esta obra, el gramático escribió un opúsculo sobre el astrolabio, un comentario sobre la Aritmética de Nicómaco
También polemizó con los filósofos paganos sobre la naturaleza del cielo y se enfrentó a los sectores más intransigentes del cristianismo, defendiendo la esfericidad de la Tierra. Su pensamiento influyó en autores del Medioevo y del Renacimiento.
Falleció cerca del año 566.