Carlos Enrique Lehder Rivas (7 de septiembre de 1949), más conocido como alias el Loco Carlos o el Henry Ford de la cocaína, es un ex narcotraficante colombo-alemán, cofundador del temido Cartel de Medellín. Amigo íntimo de Pablo Escobar-quien luego lo traiciono- Lehder fue una de las figuras claves en la introducción de los aviones a la industria de la droga. En 1987, se convirtió el primer narcotraficante colombiano en ser extraditado a los Estados Unidos; luego pasar 34 años en prisión fue dejado en libertad en junio de 2020. Desde entonces vive en Alemania, donde actualmente recibe tratamiento contra el cáncer.
De padre alemán y madre colombiana, Lehder nació en Armenia, Quindío, el 7 de septiembre de 1949. Sus padres se separaron cuando tenía cuatro años y Lehder, vivió desde entonces de internado en internado hasta cumplir los 14 años. Momento en el que se trasladó a los Estados Unidos para vivir con unos familiares en Detroit. Una vez ahí, la vida de Lehder cambió para siempre, pues no solo fue abusado sexualmente por uno de sus tíos (hecho que lo marco), sino que también se inicio en la vida criminal.
Amante de los Beatles y admirador de Hitler, gracias su padre, una vez estando en los Estados Unidos Lehder se iniciaría como delincuente. Comenzó como jalador de carros y al poco tiempo se convirtió en el jefe de una poderosa red de compraventa y contrabando de autos robados. Esta llegó hasta Canadá. Con la pequeña fortuna que amaso, se pagó lecciones de aviación. Poco después se inició en el tráfico de marihuana, la droga entonces en expansión y de la que era especial consumidor.
Para ese momento, Lehder ya estaba en la mira del FBI, aunque apenas estaba comenzando. A mediados de los años 70, llegó su primera captura por distribución de marihuana. Lehder pasó cuatro años en prisión (según los registros), compartiendo celda con algunos de los protagonistas del caso Watergate, que le costaría la presidencia a Nixon.
Su experiencia en prisión, lo llevo a pensar en grande. Al salir, invirtió todo su dinero en comprar aviones en mal estado, para luego arreglarlos, venderlos y usarlos para el trafico de marihuana a gran escala. Su ambición fue más lejos, cuando luego de engañar a un estadounidense, mezclado en un fraude fiscal, se hizo con la isla que este había comprado: Cayo Norman.
Cayo Norman, se convirtió entonces en el punto clave de su ruta de distribución. Baste decir que la isla estaba bien equipada y servía de punto de desembarco. Pronto la cantidad de droga que movía, pasó de kilos a toneladas y así las ganancias subieron por los cielos. Era su momento y Lehder lo sabía. Con una buena flota de aviones y rutas bien establecidas, se presento a los narcotraficantes de Cali y Medellín, quienes no pudieron rechazar su oferta. El Henry Ford de la cocaína había nacido.
Con su flota al servicio de los grandes la cocaína en Colombia, Escobar y Gacha, Ledher se hizo espació rápidamente en la industria. Junto a estos fundó el sanguinario y temido Cartel de Medellín, organización criminal que dejaría una profunda huella en la historia del país y del mundo. Una vez construida la pista en Cayo Norman, los cargamentos que se movían entre Colombia y Estados Unidos eran cada vez más grandes. El Cartel dominaba pues el mercado estadounidense.
La cantidad de dinero fue tal que Lehder termino convirtiéndose en un multimillonario excéntrico, rockero y adicto. Fiestas, carros, casas, mujeres, lujos, iban y venían; incluso llegó a regalar carros de bomberos y a financiar a algunos periodistas. Estaba bien conectado, era muy inteligente, pero su adicción y extraña personalidad lo convirtieron en un blanco
Presuntuoso, exhibicionista y algo alocado, Lehder se convirtió en una figura pública cuando el momento era el menos apropiado. Apareció en entrevistas, cuando el cartel y otros capos luchaban contra un posible tratado de extradición, llamando aún más la atención sobre el problema de la droga. Se había vuelto una bomba de tiempo, era impredecible y muchos temían que revelara información a los medios, por lo que no tardaron en irse en su contra.
Un pequeño error en una noche de fiesta, fue lo que lo llevo a prisión, siendo traicionado por el mismísimo Pablo Escobar. Lehder, quien estaba muy intoxicado esa noche para darse cuenta del gran error que estaba cometiendo, decidió entrar a una habitación con una de las amantes de los hombres de Pablo. Cuando de este se dio cuenta, tocó a la puerta exigiendo que saliera el capo y una vez abierta le disparó a la amante en la cabeza. Lehder se disculpó, limpio todo y continuó con la fiesta. Eso era todo o al menos eso creía. Sin embargo, el capo no lo dejo pasar.
Era claro que Lehder no estaba en sus cabales y era un peligro, por lo que en nada el capo lo traicionó. A la mañana siguiente, Escobar lo envió a uno de sus sitios seguros y luego llamó a las autoridades para dar su ubicación. El 4 de febrero de 1987, Lehder fue capturado junto a varios de sus hombres y en menos de 18 horas, ya estaba en un avión rumbo a Estados Unidos. Ese era el fin.
Luego de un juicio de alrededor de siete meses, fue condenado a cadena perpetua (más 135 años de prisión). En 1991 firmo un trato para reducir su condena a cambio de información; testificó en contra del ex dictador Manuel Antonio Noriega y dio a los agentes valiosa información sobre Escobar y el Cartel. Aunque Lehder fue clave en la condena del exdictador, los agentes no siguieron el acuerdo; su condena fue dejada en 55 años y no 30 como el esperaba.
Pese a sus constantes suplicas, Lehder no obtendría la libertad hasta cumplir 34 años en prisión y solo por su grave estado de salud. Estando en la cárcel, le fue diagnosticado un cáncer de próstata y estuvo tan delicado que se pensó moriría allí. No obstante, el 16 de junio de 2020 fue dejado finalmente en libertad e inmediatamente viajó a Alemania, su actual hogar.
Las reacciones a su salida no se hicieron esperar. En Colombia, el senador Rodrigo Lara Restrepo llamo al gobierno para que el ex narcotraficante rindiera cuentas por el magnicidio de su padre Rodrigo Lara Bonilla, quien fuera asesinado por el cartel de Medellín poco antes de su captura. Pero, es poco probable que Lehder regrese al país. Según lo ha dicho su mismo abogado, el ex capo ya saldo su cuenta con la justicia y ahora solo espera pasar el tiempo que le queda con su familia.