Robert Huber (20 de febrero de 1937) Químico. Nació en Múnich, Alemania. Fue galardonado con el Premio Nobel de Química en 1988 junto a Johann Deisenhofer y Hartmut Michel. Cursó estudios de Química en la Technische Hochschule de Múnich, donde tendría como maestros a destacadas figuras de las ciencias, tales como, Walter Hieber, Georg Joos y Ernst Otto Fischer. A lo largo de su carrera se ha dedicado al estudio de los métodos de cristalización de la proteína, área en la que ha revolucionado con la creación de una serie de programas informáticos para la cristalización y recolección de datos. Es conocido por haber desentrañado la proteína que se encarga del proceso fotosintético bacteriano.
Nació en el seno de una familia modesta poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Fue el primer hijo de Sebastián Huber, un cajero y su esposa Helena. Debido al enfrentamiento bélico sus primeros estudios se vieron gravemente afectados, por lo que Huber tuvo que aprender por cierto periodo de manera autodidacta. Siempre curioso en 1947, iniciaría su formación en el Humanistische Karls-Gymnasium de Múnich. Allí se destacó rápidamente por su afán de aprendizaje y sus buenas calificaciones. En ese entonces comenzaría a mostrarse interesado por el mundo de la química, aunque de manera básica.
En 1956 abandonaría el Gymnasium para ingresar al Technische Hochschule de Múnich, institución en la que estudio Química, guiado por destacadas figuras de la ciencias exactas como Walter Hieber, Georg Joos, Ernst Otto Fischer, G. Scheibe y F. Weygang. Allí demostró su talento para la química, completando en tan solo cuatro años su licenciatura. Por su talento y excelentes calificaciones se hizo merecedor de una beca del Bayerisches Ministerium für Erziehung und Kultur (Ministerio de educación y cultura) y del Studienstiftung des Deutschen Volkes. Ambas oportunidades impulsaron el desarrollo de sus primeras investigaciones en el área de la química.
Una vez terminada la licenciatura decidió doctorarse y para ello como comenzó a trabajar como colaborador en el laboratorio de Walter Hoppe. Allí desarrolló las investigaciones necesarias para su tesis sobre la hormona ecdisoma y la metamorfosis en los insectos. Gracias a esto descubriría el peso molecular de la hormona y su naturaleza esteroide.
Por la magnitud de su descubrimiento, recibiría el apoyo del laboratorio de Karlson. Sin embargo, los sorprendentes resultados obtenidos en la investigación, le llevarían a cambiar de tema dejando a la hormona en segundo plano. Ya en 1963, obtuvo su título de doctorado con una tesis sobre la estructura cristalizada de un diazocompuesto. Posteriormente continuó con las investigaciones sobre la hormona acompañado por Hoppe. Juntos confirmarían la viabilidad de la cristalización y desarrollarían detalladas descripciones sobre diferentes componentes orgánicos.
En 1967, ambos investigadores se unieron a Braunitzer, quien intentaría llevar a cabo la cristalización de la proteína de los insectos. Tres años después inició sus investigaciones sobre el inhibidor de la tripsina pancreática, sin embargo, este trabajo solo ganaría reconocimiento hasta unos años más tarde. Entre tanto analizó las enzimas proteolíticas y sus inhibidores. En ese entonces sus complejas investigaciones le llevaron a ocupar la dirección del Instituto Max Planck
Durante los primeros años de los setentas se centraría en el análisis de las inmunoglobinas y colaboraría con importantes científicos en el análisis de la estructura molecular de la glucoproteína (glicoproteína). Pronto su estudio sobre las inmunoglobinas se extendería al análisis de las proteínas que interactúan con estas y sus complementarias. En ese mismo periodo estudió varias enzimas, llegando aclarar la función del selenio en la glutatión peroxidasa (o glutationa peroxidasa).
Posteriormente trabajó con G. Wiegand y S. Remington en el estudio de la estructura del citrato sintetasa y con R. Ladenstein en el análisis de la multienzima conocida como riboflavina sintasa pesada. Poco tiempo después regresaría a Alemania para trabajar como catedrático en la Universidad de Múnich. La llegada de los ochentas supuso para el investigador el reconocimiento mundial de sus aportes e investigaciones. Para ese entonces Huber era considerado uno de los mejores especialistas en el uso de la técnica de difracción de rayos-X.
Herramienta que era de gran importancia en sus investigaciones sobre la cristalización y las proteínas. En 1985, Huber, Johann Deisenhofer y Hartmut Michel, pasaron a la historia al conseguir desentrañar átomo por átomo la estructura de la proteína que se encuentra en la base del proceso fotosintético de ciertas bacterias. Esta proteína es capaz de convertir la energía luminosa que absorbe en energía química. Si bien la fotosíntesis en las bacterias es más simple que en las plantas, su descubrimiento ayudaría a tener un mejor entendimiento del proceso fotosintético en general.
La importancia de este descubrimiento les hizo merecedores del Premio Nobel de Química en 1988. Gracias a este premio continuó realizando investigaciones sobre los métodos de cristalización de las proteínas y el desarrollo de los métodos más adecuados para el análisis científico. En los últimos años ha desarrollado varios programas para el estudio de la cristalización y la recolección de datos.