Biólogo
Mariano Barbacid
Biografía de Mariano Barbacid
Mariano Barbacid (4 de octubre de 1949) bioquímico. Nació en Madrid, España. Se crio dentro de una familia con una condición económica difícil. Su padre tenía el oficio de zapatero. Mariano creció en el barrio de Chamberí. Se destacó académicamente y por ello, logró estudiar bioquímica en la Universidad Complutense de Madrid. Luego, realizó su tesis doctoral en el Instituto de Biología Celular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, bajo la dirección del doctor David Vázquez.
Gracias a su buen desempeño, fue becado para estudiar y adelantar una investigación en los Estados Unidos, de este modo, en el año de 1974 ingreso al Instituto Nacional del Cáncer de Bethesda (Maryland), donde empezó a trabajar en el campo de la biología celular con el investigador norteamericano Stuart Aaronson, especializado en virus tumorales. Descubrió la base molecular del cáncer y aisló un gen oncogénico en un tumor humano. Sus trabajos le valieron el premio Juan Carlos I de investigación. En 1988 fue nombrado director del departamento de oncología del Instituto Squibb de Princeton. Su experiencia le permitió, en un futuro, ser el director del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas Carlos III de Madrid.
En 1978 formó un equipo en el Laboratorio de Biología Celular y Molecular de dicho instituto. El grupo de trabajo estaba compuesto por los doctores Eugenio Santos y Vicente Notario (dos biólogos españoles), la italiana Simonetta Pulciani y los biólogos norteamericanos Linda Long y Anne Lauver. En 1981, el equipo consiguió aislar por primera vez un gen humano mutado, el H-RAS, implicado en el tumor de vejiga, lo anterior fue un gran paso en la lucha contra el cáncer. Los científicos combinaron las técnicas de ingeniería genética con las de transfección (inoculación del gen cancerígeno en las células), aprendidas por Barbacid del doctor catalán Angel Pellicer, profesor en la Universidad de Columbia.
En 1986, Barbacid y su equipo identificaron y reprodujeron el gen TRK, fundamental en el mantenimiento de las funciones neurológicas. En 1988 se incorporó al Instituto de Investigaciones Farmacéuticas Bristol Myers Squibb, en Princeton, donde ocupó un cargo importante en el Departamento de Biología Molecular. Sus investigaciones condujeron al descubrimiento de la familia de proto-oncogenes TRK y a su posterior identificación como los receptores funcionales de las neurotrofinas, unas sustancias imprescindibles para la supervivencia de las neuronas. En 1995 fue nombrado vicepresidente del área de oncología, adelantó un programa de descubrimiento de fármacos dirigidos a dianas específicas.
Se instaló en España para poner en marcha y dirigir el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), adscrito al Ministerio de Sanidad. A través de esta institución auspició en noviembre de 2000 la activación de la Red Española de Bancos de Tumores, primera de este tipo en Europa. Asimismo, desde el CNIO desarrolló el primer oncochip español, con una tecnología puntera para la investigación de los mecanismos moleculares del cáncer. El objetivo del oncochip es contribuir a desvelar todas las alteraciones moleculares que convierten una célula sana en tumoral.
Con el recorte de fondo, estipulado en 2001 por la ministra de sanidad Celia Villalobos, lo que hizo fue renunciar al cargo y regresar a Estados Unidos, aunque finalmente volvió al CNIO, luego de realizar unos acuerdos. Barbacid de manera simultánea fue Jefe del Grupo de Oncología Experimental, que centra su trabajo en el estudio del papel de los reguladores del ciclo celular in vivo y en el diseño de nuevos modelos animales de cáncer generados con tecnologías de modificación génica.
En agosto de 2007 su equipo culminó casi diez años de trabajo sobre el papel de las quinasas Cdk en el ciclo celular, cuestionó las teorías aceptadas sobre el proceso de división celular. Esta investigación demostró que la quinasa Cdk1 es la única Cdk absolutamente esencial para la división celular. Mariano Barbacid es miembro de numerosos comités asesores y de los consejos editoriales de más de quince revistas científicas. En suma, ha publicado en 170 publicaciones en prestigiosas revistas. En 2007 fue nombrado editor adjunto de la revista Cancer Research, que edita la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer (AACR). A lo largo de su carrera ha sido distinguido con numerosos premios por la comunidad científica internacional.