Historia
José Figueroa Alcorta
Biografía de José Figueroa Alcorta
José Figueroa Alcorta (20 de noviembre de 1860 – 27 de diciembre de 1931) político y presidente de la República (1906 – 1910). Nació en Córdoba, Argentina. Estudió leyes y de manera simultánea dictó una cátedra de derecho internacional. Alcorta alternó la docencia universitaria y algunas tareas periodísticas en los diarios La Época y El Interior. No había cumplido aún los veinticinco años cuando fue elegido por sus actitudes y aptitudes senador provincial.
Luego, fue diputado a la legislatura por cuatro años, período que no culminó, porque en 1890 fue nombrado ministro de Gobierno en la administración de Marcos Suárez. Eleazar Garzón, sucesor de Juárez, lo designó ministro de Hacienda de la provincia. Luego, asumió el cargo de gobernador de la provincia de Córdoba. Su gobierno fue muy adelantando en cuanto a las cuestiones financieras y por sus iniciativas en educación pública, obras viales y mejoras en infraestructura. En suma, creó el registro de la propiedad, organizó el cuerpo de bomberos, inauguró las obras de luz entre otras realizaciones.
Terminado su período de gobierno fue senador nacional. Intervino en los problemas limítrofes con Chile. Presentó a la Cámara el informe favorable a los “pactos de Mayo”, sostuvo la implantación del arbitraje para la solución de los conflictos internacionales y expuso la inquietud argentina en la cuestión del Pacífico entre Chile, Perú y Bolivia. Apoyó la campaña presidencial de Manuel Quintana. Al triunfar la fórmula, Figueroa fue consagrado vicepresidente de la República el 12 de octubre de 1904.
La revolución del 4 de febrero de 1905 causó importantes consecuencias una de ellas fue la coartación de la libertad al vicepresidente. Dominada la revuelta, Figueroa Alcorta recuperó la libertad y volvió a Buenos Aires, reanudando su labor. En 1906, murió el presidente Manuel Quintana. Figueroa Alcorta asumió la presidencia y reorganizó el gobierno. Desde la presidencia adelantó una política de renovación, que le aseguró al comienzo un margen de simpatía en las esferas que se disputaban el poder. Pero poco a poco cayó bajo la influencia oligárquica. Además, el país había entrado en una etapa de prosperidad industrial, comercial y cultural, en un creciente bienestar que se advertía en muchas esferas de la vida del país. Al llegar el Centenario de la Independencia, Buenos Aires era una de las grandes ciudades del mundo.
En las elecciones del 11 de marzo de 1906, la coalición de partidos opositores encabezada por Carlos Pellegrini dio el triunfo a los antirroquistas en la capital. Por ello, procuró resistir en forma pasiva al poder ejecutivo y su política; incluso se habló de formar juicio político al presidente. Tres años después se materializó la candidatura de Roque Sáenz Peña a la presidencia de la República. Al mismo tiempo, se formó la Unión Nacional, compuesta por mitristas, pellegrinistas, roquistas, oficialistas provinciales, fuerzas amparadas por el presidente y ciudadanos independientes como Ricardo Lavalle.
El 12 de octubre de 1910, Figueroa Alcorta entregó el gobierno a su sucesor Roque Sáenz Peña. En 1911, el nuevo presidente Sáenz Peña le encomendó la embajada extraordinaria para representar a la Argentina en el Centenario de las Cortes de Cádiz y de la Constitución Liberal de 1812. Años después, ejerció su profesión en la Suprema Corte. Figueroa Alcorta se abstuvo de toda participación política y se dedicó desde el alto tribunal a su función específica. Falleció el 27 de diciembre de 1931, a los 71 años.
Su labor en el desarrollo de Argentina fue importante y sigue siendo reconocida. Su espíritu sereno y de reconciliación se dejó ver en diversas situaciones, por ejemplo, divergencias sobre el alcance jurisdiccional en aguas del Río de la Plata, a raíz del cual se produjo un enfrentamiento entre los gobiernos argentino y uruguayo, a mediados de 1907. Prevaleció en los gobernantes de los dos países un criterio ponderado y tranquilo.