Historia
Historia del Tratado de Guadalupe Hidalgo
Historia del Tratado de Guadalupe Hidalgo
El Tratado de Guadalupe Hidalgo, también conocido oficialmente como Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América, fue el acuerdo firmado entre los gobiernos de México y los Estados Unidos el 2 de febrero de 1848 finalizando la intervención estadounidense de México. El acuerdo dio por terminada la Guerra México-Americana iniciada en 1846, estableciendo como condición el que México cediera más de la mitad de su territorio a los Estados Unidos. Este territorio corresponde hoy a la totalidad de los Estados de Arizona, California, Nevada, Texas, Colorado y Utah y parte de los Estados de Kansas, Oklahoma y Wyoming. Con el acuerdo, México se comprometió, además, a renunciar a todo reclamo futuro sobre Texas, aceptando el establecimiento de la frontera internacional con los Estados Unidos en el río Bravo.
Contexto histórico
Antecedentes
Conseguida la independencia mexicana en 1821, tras once años de guerra, y con un país totalmente desgatado, México apenas empezaba a consolidarse como Estado hacia la década 1830. En los años tras la Independencia, el Gobierno de México tuvo que impulsar la colonización de los vastos territorios ubicados en el norte; entre ellos las dos Californias, Nuevo México y Texas, cuya población no excedía el total de cincuenta mil ciudadanos mexicanos. Para ello, se planteó una política sencilla de colonización en la cual se venderían grandes cantidades de tierras a bajo precio, a crédito y con exenciones de impuestos y de aduanas a los extranjeros que quisieran convertirse en mexicanos a cambio de sus servicios en la colonización del territorio.
Colonización de Texas
Fue así como avanzaron las campañas de colonización durante los gobiernos de Agustín de Iturbide, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria , con la concesión otorgada a Moses Austin para la colonización del territorio de Texas. Muerto Moses, su hijo Stephen recibió el permiso para realizar la empresa con trescientas familias. Gracias a las facilidades del gobierno gran número de personas extranjeras se asentaron en las planicies de Texas y se convirtieron en ciudadanos legales. Sin embargo también llegaron multitudes de ciudadanos estadounidenses interesados en las tierras. Con los años muchos de estos comenzaron a rebelarse, especialmente durante el gobierno dictatorial establecido por el general Santa Anna. Las tensiones llegaron a un punto peligroso, cuando en 1827 se envió al general Manuel de Mier y Terán a observar y diagnosticar la situación.
Expansionismo estadounidense y el independentismo texano
Las relaciones entre México y los Estados Unidos durante ese periodo estuvieron marcadas por el expansionismo territorial estadounidense. Así, desde la primera reunión entre los diplomáticos estadounidenses y mexicanos fue clara la intensión expansionista del vecino país, pretendiendo anexarse la provincia de Texas. La posición de México sobre la frontera y sus territorios fue contundente: solo se aceptaban los límites establecidos en el Tratado de Adams-Onís de 1819. Tras varias negociaciones, éste tratado fue ratificado en 1828. Como respuesta, el gobierno estadounidense colaboró con los independentistas texanos para hacer de la provincia un nuevo estado estadounidense.
En 1836 los independentistas texanos, comandados por William Barret Travis y Davy Crockett, se declararon en contra de la dictadura de López de Santa Anna e independientes de México. La respuesta del gobierno mexicano no fue otra que la eliminación de los rebeldes y la restauración de su autoridad dentro de la provincia. A ello estuvo encaminada la expedición de Santa Anna, quien pudo someter por la fuerza a los texanos ubicados en El Álamo, Goliad y El Encinal del Perdido. Pero, fue completamente derrotado en la batalla de San Jacinto. Para esta, los texanos habían recibido el apoyo del ejército, el gobierno y la población estadounidense. Santa Anna, capturado, firmó en San Jacinto los Tratados de Velasco. Estos no fueron reconocidos por el gobierno con el argumento de que, entonces, el presidente no tenía la autoridad al ser prisionero de guerra.
Texas independiente
De 1836 a 1845, Texas se gobernó como república un independiente, y México la consideró una provincia rebelde. Por años, el gobierno intentó recuperar la provincia. Entre 1836 y 1843 hubo una serie de ataques y contraataques de parte del ejército mexicano, sin embargo Texas se mantuvo independiente hasta 1845, cuando el Congreso estadounidense votó a favor de su anexión.
Como respuesta a la votación en el Congreso de los Estados Unidos en febrero de 1845, el embajador mexicano en Washington anunció el cese de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Una vez la noticia se extendió, en México se produjo un golpe de Estado que terminó derrocando al entonces presidente constitucional José Joaquín de Herrera, acusado de falta de energía para enfrentar la crisis. Los militares que protagonizaron el golpe proclamaron presidente en su lugar al general Mariano Paredes Arrillaga, cuya administración solo sirvió para dividir aún más al país, precipitando la declaración de guerra por parte de los Estados Unidos.
Guerra México-Americana (1846 -1848)
El 13 de mayo de 1846 los Estados Unidos declararon la guerra a México e invadieron el territorio en el norte del país. A raíz de las continuas derrotas, en agosto del mismo año, se produjo otro golpe de Estado que derribó a Paredes y llevó al poder de nuevo al general Antonio López de Santa Anna. Para entonces, ya regresado de su exilio en Cuba. Con Santa Anna al mando, los mexicanos experimentaron algunos victorias, como la obtenida en la batalla de la Angostura, en Coahuila. Sin embargo, Santa Anna no supo sacar provecho de estas victorias, lo que permitió a las tropas estadounidense reorganizarse y llevar a cabo una invasión en gran escala.
En marzo de 1847, comenzó la invasión con el bombardeo al puerto de Veracruz. Fue entonces que el ejército invasor, comandado por el general Winfield Scott, desembarcó en suelo mexicano, tomó la ciudad de Puebla y la convirtió en su base de operaciones. Las batallas para cercar la capital, Ciudad de México, se libraron en agosto de 1847 y fueron ganadas por el ejercito estadounidense, que tenía más preparación y mejores armamentos que las tropas mexicanas.
Entre el 22 de agosto y el 6 de septiembre de ese mismo año se firmó un armisticio, tras lo cual se realizaron reuniones entre el plenipotenciario estadounidense Nicholas Trist y los comisionados mexicanos Miguel de Atristáin, Bernardo Couto y Luis Gonzaga Cuevas, para llegar a un acuerdo. Las negociaciones fueron infructuosas y la guerra reinició. Las últimas batallas se libraron en Molino del Rey y en el Castillo de Chapultepec. A pesar de la resistencia del pueblo capitalino, la Ciudad de México fue finalmente conquistada por los estadounidenses el 15 de septiembre de 1847.
Santa Anna intentó, sin éxito, contrarrestar la pérdida de la capital con un ataque sorpresa a la guarnición estadounidense en Puebla. Fue derrotado y marchó al exilio el 27 de septiembre del mismo año. En su lugar, le sucedido el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Manuel de la Peña, asumiendo el poder.
Firma del acuerdo
En noviembre los comisionados de paz mexicanos reiniciaron las conversaciones con Trist. El 2 de febrero de 1848, luego de unas largas y complicadas negociaciones, se firmó el tratado de paz en la villa de Guadalupe Hidalgo, cerca de la capital. El acuerdo, poco beneficioso para el país mexicano, fue ratificado (con varias modificaciones)por el Congreso de ambos países el 30 de mayo de 1848.
El Tratado de Guadalupe Hidalgo constó de 24 artículos y otros varios de carácter transitorio. Las principales resoluciones fueron:
- La evacuación de las tropas de ocupación estadounidenses y la repatriación de los prisiones de guerra de ambos bandos.
- El establecimiento de un nuevo limite fronterizo entre México y los Estados Unidosubicado en la línea de los ríos Gila y Bravo del Norte o Río Grande.
- El pago de 15 millones de dólares como compensación a México por los territorios cedidos y daños durante la guerra.
- La resolución de disputas futuras de manera pacífica y bajo el arbitraje obligatorio.
- Asegurar la protección de los derechos civiles y la propiedad de los ciudadanos mexicanos que permanecieran en el territorio estadounidense, dejándoles elegir la nacionalidad que desearan conservar.
Antes de ser ratificado, el tratado sufrió varias modificaciones. La más importante fue el cambio al artículo IX, por el cual Congreso estadounidense pasaba a tener la potestad de admitir o no como ciudadanos a los mexicanos que permaneciesen en los territorios anexados.
Consecuencias del Tratado de Guadalupe Hidalgo
Las principal consecuencia de la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo fue la cesión a los Estados Unidos de la mitad del territorio mexicano heredado del Virreinato de Nueva España. El país perdió entonces los territorios que hoy comprenden los Estados de Arizona, California, Nevada, Texas, Colorado y Utah y parte de Kansas, Oklahoma y Wyoming. Estados Unidos, por su parte, se convirtió en una potencia bioceánica con costas en el Atlántico y el Pacífico.
Tras la firma volvió al poder del presidente mexicano José Joaquín de Herrera, depuesto un año antes del inicio de la guerra. También se formaron varios grupos rebeldes mexicanos con el objetivo de recuperar las tierras perdidas. De ellos, el más conocido fue el de Joaquín Murrieta, quién lideró la Banda de los Joaquines y murió en un enfrentamiento en contra de los agentes del Departamento de Seguridad de Texas en 1853.