Historia
Historia de La Revolución Rusa de 1905
Historia de La Revolución Rusa de 1905
La Revolución Rusa de 1905 bautizada como el “domingo sangriento” estalló por la crisis económica de 1902-1903 que propició una oleada de protestas: huelgas obreras, sublevaciones campesinas y actos terroristas. Luego esta situación aumentó con la derrota rusa ante Japón en 1904, en donde Rusia invadió la zona japonesa de Port Arthur. Todo esto generó que la confianza de los rusos cayera debido a la debilidad que demostró un gigante frente a una emergente potencia. El conflicto generó escasez y el alza de precios que tuvo que ser suplida con impuestos emitidos por el zar Nicolás II.
El 3 de enero de 1905 estalló una huelga en la gran fábrica Putilov. Posteriormente, el 9 de enero de 1905 los obreros pacíficamente encabezados por el pope Gapón se dirigieron en una manifestación hacia el palacio imperial en San Petersburgo para pedir al zar protección y justicia, también exigir mejores condiciones labores, entre ellas la jornada de ocho horas y el salario mínimo equivalente a un rublo diario, se convocó una asamblea constituyente elegida democráticamente. Desde meses anteriores diversas ciudades rusas, especialmente la clase obrera exigió el fin de la autocracia, la separación de la Iglesia y el Estado, y la amnistía para los luchadores presos. Pero, estas demandas no tuvieron resultados, situación que acarreó en la perdida de fe hacia el zar, aunque esto no fue así en todas las ciudades rusas.
La manifestación de 140.000 tuvo lugar en San Petersburgo. Realmente en esta manifestación no se estaba en contra del zar que era visto como el protector del pueblo; el “padrecito”. Por ello, durante la manifestación se levantaban íconos religiosos y retratos del zar. Como respuesta a la respuesta cruel y brutal del gobierno zarista, meses después se amotinó la marinería del acorazado Potemkin. En el campo se desató un ambiente de terror con ocupaciones de tierras, asesinatos de propietarios y quema de palacios. Aprovechando este ambiente de sublevación se buscaba crear un sistema de representación parlamentaria a semejanza de los occidentales.
Los grupos obreros decidieron organizarse políticamente en unos consejos llamados soviets, cada unidad de producción tenía su representación en este espacio. Ellos cumplían el papel de puente entre el gobierno zarista y los trabajadores, existía un delegado por cada 500 obreros y su mandato era revocable, muchos soviets hacían parte de las facciones de bolcheviques y mencheviques. Como respuesta a la situación del país, el soviet de Moscú llamó a una huelga general que pretendía transformar en una insurrección, pero la ausencia de una alianza fuerte con el campesinado y las pocas armas para enfrentar al ejército llevó a su fracaso.
Para frenar este ambiente hostil el zar Nicolás II decidió ceder en algunas cuestiones implementando una serie de reformas, contenidas en el Manifiesto de Octubre. Aceptó conceder algunas libertades políticas, una ley electoral, la creación de una asamblea representativa, llamada la Duma, era muy limitado su campo de acción ya que el zar podía vetar sus leyes. En suma, se dio el reconocimiento de los derechos sindicales, aunque la jornada laboral quedó a diez horas. También aceleró la paz con Japón.
Pero a pesar de los favores del zar, este declaró una ley marcial y puso en marcha una serie de medidas para reprimir a la oposición: se persiguieron y encarcelaron a los miembros del soviet de San Petersburgo, líderes opositores fueron deportados a Siberia; mientras que otros huyeron a Europa occidental.
Las consecuencias del “domingo sangriento” fueron varias, una de ellas la perdida de la fe que aún mantenía el campesinado en el zar. Por eso las masas, al principio, confiaron en la dirección del cura burgués Gapón. Pero el ataque indiscriminado por parte de las autoridades zaristas destruyó esa confianza. Dicha situación generó un gran ambiente de tensión entre los burgueses que estaban temerosos por las masas.
Este grupo de proletarios demostró que había posibilidades de transformación política y fue un ensayo para lo que sería la revolución rusa de 1917. En suma, se refleja el germen de un pueblo revolucionario encarnado en el proletariado urbano. Luego de esta huelga surgen proletarios socialdemócratas de vanguardia que rompieron con esa fe, y se encargaron de formar a miles de obreros en los temas de la lucha de clases. Se ganó algo muy importante para los obreros y fue el desarrollo de los soviets (consejos) como una organización democrática de lucha. Otro de los aportes del 9 de enero fue el entendimiento de la huelga como método específico del movimiento obrero que tenía la capacidad de paralizar la economía y desorganizar el poder del Estado.
De este suceso histórico también podemos destacar el fortalecimiento del ejercicio de la libertad de prensa y en especial de la prensa obrera; que en el caso de Rusia eran los correos, telégrafos y ferroviarios. Por último, basta indicar que a partir de esta seria de huelgas en especial la del 9 de enero que desató la furia de los obreros y campesinos rusos se conformaron o delinearon todas las tendencias y matices del marxismo ruso. Para cerrar, es necesario indicar que la Revolución de 1905 impulsó el ascenso del movimiento obrero internacional tanto en los países imperialistas como en las colonias. Así sucedió en Alemania, Bélgica, Rumania, India, China.