Historia
Historia de La Primera Guerra Carlista
Historia de La Primera Guerra Carlista
La Primera Guerra Carlista (1833- 1839). Esta guerra civil surgi{o en España, especialmente en la región vasca, Cataluña y también se extendió por el norte de Castellón, el Bajo Aragón y el Pirineo. La Primera Guerra Carlista tuvo como antecedente la muerte de Fernando VII; el último monarca absoluto español. España comenzó a dejar a un lado el sistema político de carácter absolutista propio del Antiguo Régimen para darle paso a un sistema liberal moderado este fue defendido por la regente María Cristina Borbón Dos-Sicilias y su hija Isabel II. Mientras que, las fuerzas del absolutismo, agrupadas en torno a Carlos María Isidoro, hermano del Rey, se opondrán a tal cambio. En suma, Carlos se opuso a la proclamación de Isabel y exigió sus derechos dinásticos.
El tema de la sucesión no fue la única razón por la que estalló la guerra. El hecho de que Fernando VII llevara a cabo reformas para atraer a los sectores liberales: abolición de la Constitución de 1812, no restauración de la Inquisición, pretendió igualar las leyes y costumbres en todo el territorio del reino eliminando los fueros y las leyes particulares. Ahora bien, estas reformas desencadenaron el inconformismo del Carlos, fue apoyado por los sectores absolutistas más radicales, reaccionarios y tradicionalistas, preocupados por el giro que Fernando VII había dado a su reinado y que la regente María Cristina había continuado.
El norte de España apoyo el movimiento carlista, especialmente las áreas rurales. El movimiento carlista agrupaba importantes sectores del clero bajo y medio, nobles rurales y una masa popular compuesta por artesanos, pequeños campesinos, propietarios y arrendatarios que se veían gravemente afectados por las reformas liberales. Los carlistas (tradicionalistas o realistas) se enfrentaron contra los cristinos (liberales). La confrontación inició el 1 de octubre de 1833, cuando Carlos toma el título de Rey de España. En principio, los carlistas eran un grupo de rebeldes, con escasa estructura militar pero luego se convirtieron en un verdadero ejército.
Posteriormente, la guerra toma una tendencia abiertamente violenta. Como resultado, se produjo una relativa delimitación de zonas de influencia, logró conquistar Tolosa, Durango, Vergara y Éibar, y culminó con la muerte del General carlista Zumalacárregui en la toma de Bilbao. Este hombre fue muy importante en los primeros momentos de la guerra porque logró formar un ejército de 25.000 hombres, además con ayuda de Cabrera unificó a las partidas aragonesas y catalanas, y consiguió el apoyo de potencias absolutistas como Rusia, Prusia o Austria, que le dotaron de dinero y armas. Las fuerzas cristinas no se quedaron atrás, lograron el apoyo de Inglaterra, Francia y Portugal, partidarios del liberalismo moderado en España.
Los insurrectos simpatizantes de Carlos, se encontraban en una situación difícil ya que contaban con pocos recursos para financiar la guerra y conscientes de que para triunfar debían ampliar el territorio ocupado, en ese sentido, iniciaron una nueva estrategia caracterizada por las expediciones a otras regiones para conseguir insumos económicos. Luego, de ese momento la guerra comenzó a tener un impacto nacional.
El ejército cristino fue comandado por Luis Fernández de Córdoba que luego fue reemplazado por Espartero. Don Carlos dirigió la expedición real hasta las puertas de Madrid. Mientras tanto, los cristinos lograron acabar con el sitio de Bilbao. La respuesta del ejército carlista respondió con la victoria en la zona del Maestrazgo. Además, Carlos decidió dirigirse a Navarra, donde creó una monarquía alternativa, instalando su corte, su gobierno y su ejército.
Durante toda la guerra los carlistas emprendieron expediciones con la intención de: impulsar la guerra en territorios en los que el carlismo tenía poca actividad, eliminar contingentes a los que era problemático mantener. Además, obligar a las tropas cristinas desocupar los territorios, aliviándose la presión sobre el frente vasco-navarro. En términos generales, las expediciones más importantes fueron, la primera expedición de Basilio García (1834), segunda expedición de Basilio García (1835), Expedición de Guergué (1835), tercera Expedición de Basilio García (1836), expedición de Gómez (1836).
La guerra duro varios años, concretamente siete años, por eso fue llamada por los historiadores como la guerra de los siete años. Fue una situación de desgaste para los dos bandos; aunque hubo tendencia a favor de los oficialistas. Además, surgió una confrontación interna entre el movimiento carlista, expresada en la diferencia entre los intransigentes “apostólicos” con los moderados “marotistas”.
El incierto final de la guerra llevó a establecer el Convenio de Vergara, el 29 de agosto de 1839. Este acuerdo también fue llamado “abrazo de Vergara”, fue un acuerdo de paz que representó la finalización de la primera Guerra Carlista entre el ejército carlista y el liberal, los carlistas fueron representados por el general Maroto y el bando contrario por el general Espartero.
En el acuerdo se estableció el mantenimiento de los fueros en las provincias vascas y Navarra, asimismo la integración de la oficialidad carlista en el ejército real. Pero, rápidamente este acuerdo fue rechazado por Carlos y la guerra continúa hasta 1840. Para este momento se dieron varios focos de resistencia de Lérida y Navarra. El General Cabrera del bando carlista desarrolló una guerra brutal, con escenas y acontecimientos terribles. A pesar de ello, fueron derrotados.