María de los Dolores Asúnsolo y López Negrete (3 de agosto de 1904- 11 de abril de 1983), más conocida como Dolores del Río, fue una actriz mexicana; figura predominante de la época de oro del cine mexicano. Nacida una familia adinera, Del Rio recibió una esmerada educación en diversos países de Europa. A la edad de quince años se casó con el escritor Jaime Martínez del Río, un rico hacendado, cuyo apellido adoptó para el desarrollo de su trayectoria artística. Debutó en los años 1920 como Carlotta en “Joanna” de Edwin Carewe. Después del éxito de esta primera cinta, se trasladó en Estados Unidos, donde permaneció entre 1925 y 1942, protagonizando cerca de veintiocho películas. Vuelta a México, en la década de 1940, Del Rio se consolidó como una de las grandes figuras de la edad de oro del cine mexicano. Destacan títulos como “Flor silvestre” (1943), “María Candelaria” (1943) y “Bugambilia” (1945).
María de los Dolores Asúnsolo y López Negrete nació el 3 de agosto de 1904 en Victoria de Durango, México. Hija de Jesús Leonardo Asúnsolo Jacques, director del Banco de Durango, y de Antonia López Negrete, miembro de una de las familias más ricas de México, sus padres eran miembros de la aristocracia mexicana. Su linaje se remontaba hasta España y la nobleza virreinal. Durante la Revolución mexicana, la familias aristocráticas se vieron amenazadas. Su padre decidió a escapar a Estados Unidos, mientras que Dolores y su madre huyeron a Ciudad de México. Una vez ahí asistió al Colegio Francés de Saint-Joseph. También desarrolló un gran gusto por la música y la danza, que despertó luego de que su madre la llevara a una de las presentaciones de la bailarina rusa Ana Pavlova.
Más tarde confirmaría su vocación presenciando una de las danzas interpretativas de Antonia Merce “La Argentina”, durante su visita a la Ciudad de México. En 1921, a los quince años, se casó con el escritor Jaime Martínez del Río, un rico hacendado licenciado en leyes perteneciente a una de las familias más ricas de la época, cuyo apellido adoptó más tarde como nombre artístico. La unión le permitió seguir disfrutando del nivel socio-económico al que había estado acostumbrada. Su luna de miel duró dos años de viaje por Europa.
Al volver a México, su esposo decidió dedicarse al cultivo del algodón. Pero, una estrepitosa caída en el mercado mundial del producto, derivó en una crisis económica para ambos y tuvieron que instalarse en Ciudad de México bajo el respaldo de sus respectivas familias. Por su parte, Dolores tuvo que vender parte de sus joyas para recuperar algo de la fortuna perdida.
A principios del año 1925, el pintor Adolfo Best Maugard, amigo intimo de Dolores, visitó su casa junto al cineasta estadounidense Edwin Carewe, influyente director que se encontraba en México y quedó fascinado por la belleza de Dolores. Impresionado, Carewe, la invitó a interpretar un pequeño papel en la película que estaba dirigiendo entonces en Hollywood: “Joanna”. La propuesta, aunque atrevida debido a las insinuaciones de Carewe, llamó la atención de Dolores. Más tarde ese año, Dolores y su esposo se trasladaron a Estados Unidos, donde inició su carrera.
Llegó a Hollywood el 27 de agosto de 1925 y su nombre fue acortado a Dolores Del Rio. Dirigida por su descubridor, ese mismo año, hizo su debut en “Joanna”, película en la que interpretó el papel de de Carlotta Da Silva, una condesa española, que aparecía durante cinco minutos. Dicho papel la hizo rápidamente conocida. Con lo que, a partir de aquella primera película, Dolores recibió numerosas ofertas. Al año siguiente, Carewe la colocó en un papel secundario en “High Steppers” (1926), filme protagonizado por la actriz Mary Astor. Ese mismo año, rodó la comedia de Edward Laemmle “The Whole Town’s Talking” (1926), seguido de “Pals First” (1926), su primer protagónico bajo la dirección de Carewe y “What Price Glory” (1926), de Raoul Walsh. Estos pequeños trabajos le permitieron a Del Rio y a su esposo a reponerse de sus problemas económicos.
Sin embargo, aquel éxito inicial tuvo también algunas consecuencias no siempre beneficiosas para su carrera.Sus rasgos físicos y belleza exótica condicionaron los papeles que tuvo desde su primera película, convertiéndola en un modelo de “mujer latina” por excelencia, un arquetipo de belleza y pasión picaresca alimentada por la fantasías anglosajonas. Por el notable progreso que tuvo su carrera ese año, Del Rio fue seleccionada como una de las WAMPAS Baby Stars de 1926, junto a Mary Astor, Janet Gaynor, Joan Crawford y Fay Wray.
El fulgurante éxito le llevó a instalarse en Estados Unidos, donde permaneció desde 1925 hasta 1947. En 1927 firmó un contrato con United Artists y actuó para ellos en “Resurrection”, de Carewe, una adaptación de la novela homónima de Leo Tolstoy. Gracias al éxito de la película, ese año, la 20th Century Fox le llamó para estelarizar “The Loves of Carmen” (1927), bajo la dirección Raoul Walsh. Durante esos años en Estados Unidos, Dolores trabajó casi ininterrumpido estelarizando veintiocho películas; se convirtió en una de las figuras predominantes de la época dorada de Hollywood y, por ende, fue halagada internacionalmente.
De esta época datan éxitos, como “The Trail of ’98” (1928), de Clarence Brown; “Ramona” (1928) y “Evangeline” (1929) de Carewe; “The Bad One” (1930), de George Fitzmaurice; “Bird of Paradise” (1932), de King Vidor; “Flying Down to Rio” (1933), de Thornton Freeland; “Madame Du Barry” (1934), de William Dieterle; “I Live for Love” (1935), de Busby Berkeley; “The Widow from Monte Carlo” (1935), de Arthur Greville Collins; “Devil’s Playground” (1937) , de Erle C. Kenton; “International Settlement” (1938), de Eugene Forde con George Sanders y June Lang y “The Man from Dakota” (1940), de Leslie Fenton, basada en la novela de MacKinlay Kantor.
Del Río fue una de las pocas actrices que se acomodó perfectamente a los cambios producidos en la industria del cine con la llegada del cine sonoro. Algo que no pudieron conseguir todos los astros del cine mudo. Su talento para el canto y destreza para el baile le dieron gran éxito desde que interpretara su primer tema en “Ramona” (1928) de Carewe; otro gran éxito fue “The Bad One” (1930), de Fitzmaurice. También incursionó en el cine europeo con “Accused” (1936). A principios de 1942, comenzó a grabar “Journey into Fear” (1943), frustrada tentativa de Orson Welles, tras la cual decidió regresar a México. Su carrera en Hollywood ya comenzaba a declinar y su vida tanto personal como profesional se había visto afectada por el romance que tenía con Welles (bastante criticado tras el estrenó de “Citizen Kane”). El romance llevó a su segundo divorcio, pues Dolores estaba entonces casada con el director Cedric Gibbons, sin embargo la relación con Welles tampoco duró.
De vuelta en su tierra, y muerto su padre, Del Río trabajó en diversas películas bajo la dirección de Emilio Fernández y Roberto Gavaldón, con quien continuó interpretando los personajes que la caracterizaron en el cine internacional. La actriz ya había tenido acercamientos con el cine en México desde la década de 1930, cuando había sido considerada para estelarizar filmes como “La noche de los mayas” (1939), o “Santa” (1943). Pero, las circunstancias no favorecieron su entrada al cine mexicano.
“La noche de los mayas” (1939) terminó siendo estelarizada por Stella Inda. A su regresó le fue ofrecido el papel protagónico de Esperanza en “Flor Silvestre” (1943), de Emilio “El Indio” Fernández. La película reunió a un exitoso equipo cinematográfico, además de Fernández como director, contó con el fotógrafo Gabriel Figueroa, el guionista Mauricio Magdaleno y las actuaciones de Dolores y Pedro Armendáriz como protagonistas. Este equipo fílmico ayudo a consolidar su época dorada en el Cine Mexicano. La película fue un gran éxito y le permitió conservar su prestigio como figura de la industria.
Luego de “Flor Silvestre”, estrenó otra de las grandes obras de Emilio Fernández: “María Candelaria” (1944), filme que contribuyó a acrecentar su culto como máxima diva del cine mexicano. Su interpretación de la trágica heroína, la convirtió en una suerte de símbolo nacional mexicano. Más tarde ese año, estrenó “Las Abandonadas” (1944), bajó la dirección Fernández. Su actuación en esta cinta le represento el primer Premio Ariel de su carrera. Posteriormente vinieron “Bugambilia” (1945), de Fernández, “La selva de fuego” (1945), de Fernando de Fuentes, “La otra” (1946), primera cinta con Roberto Gavaldón e “Historia de una mala mujer” (1948), de Luis Saslavsky. También grabó “El fugitivo”, una adaptación de John Ford filmada en México.
En 1949, Del Rio se reunió de nuevo con Fernández en “La Malquerida”, adaptación de la novela de Jacinto Benavente con Columba Domínguez. El hecho de que Domínguez fuera la nueva musa y compañera sentimental del director, anteriormente enamorado de Del Rio, provocó numerosos rumores de controversias en el set. Ese mismo año, Del Rio conoció en Acapulco al millonario y empresario teatral Lewis A. Riley, con quien empezó un sólido romance. Más tarde, en 1959, Lewis y Del Rio contrajeron matrimonio.
Durante esos años su carrera en México continuó con papeles como el de Doña Perfecta (1951), en la cinta homónima dirigida por Alejandro Galindo. Su interpretación fue aclamada por el público y la crítica, valiéndole un segundo Ariel a mejor actriz. El tercer Ariel llegó dos años después, en 1953, con su interpretación de Marta en la película “El niño y la niebla”, bajo la dirección de Roberto Gavaldón. Al año siguiente, Dolores incursionó en el cine español con “Señora ama”(1954), película que resultaría censurada bajo el régimen franquista(fue un fracaso en taquilla).
Fue marcada como figura no grata por el gobierno estadounidense debido su relación con figuras asociadas al comunismo. Esto le constó la entrada al país, así como varias ofertas de trabajo. Tuvieron que pasar varios años para que limpiara su nombre, cuando finalmente en 1956 pudo pisar suelo estadounidense para grabar un programa televisión. Inicialmente apareció en “Schlitz Playhouse of Stars” (1957) y “The United States Steel Hour” (1958), para posteriormente rodar varias películas. Intervino en Flaming Star” (1960), de Don Siegel junto a Elvis Presley
Durante las décadas de 1950 y 1960, Del Rio también hizo teatro y televisión en México, Argentina y Estados Unidos. Destacan títulos como la telecinta “The Man Who Bought Paradise” (1965), las series “I Spy” (1966) y “Branded”(1966) y obras como “El abanico de Lady Windermere” (1958), “Mi querido embustero” (1963) y “La dama de las camelias” (1970). En el cine apareció en “La Cucaracha” (1958), junto la otra diva del cine María Felix (la cinta fue un éxito rotundo); en “El pecado de una madre” (1962), de Alfonso Corona Blake; “La dama del alba” (1966), de Francisco Rovira Beleta; “Casa de mujeres” (1966), de Julián Soler y “C’era una volta” (1967), de Francesco Rosi. Junto a su esposo se convirtió en productora y directora teatral.
En sus últimos años abandonó la exótica imagen de sus primeros trabajos, pasando de los turbulentos y apasionados romances, a trágicas maternidades, y melodramas con una gran carga artística. Sus últimos trabajos fueron “Rio Blanco”(1967), la serie “Marcus Welby, M.D” (1970) y “The Children of Sanchez” (1978).
La estrella del cine mexicano dejó existir el 11 de abril de 1983, en Newport Beach, California, luego de sufrir una larga y penosa hepatitis crónica.