Biografía de Rufino Tamayo

Rufino del Carmen Arellanes Tamayo (25 de agosto de 1899-24 de junio de 1991) Nació en Oaxaca de Juárez, México. Pintor mexicano, fue uno de los grandes exponentes del arte mexicano, por lo cual es considerado uno de los pintores más importantes del siglo XX, junto a Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco; al igual que estos realizó diversos murales, alejándose del movimiento muralistas mexicano del “grupo de los tres”, por medio del cual se exaltaron las tradiciones, los valores y la cultura mexicana, reivindicando a la población indígena y hablando de su historia, asimismo, se trataron problemas sociales que afectaban al país; es necesario resaltar que la pintura de Tamayo se diferenció de la del “grupo de los tres”,  pues se centró en la cultura y no en el ámbito político y revolucionario.

Hijo de Ignacio Arellanes y Florentina Tamayo; se crio en el seno de una familia modesta, su padre era zapatero y su madre era costurera, al morir esta quedó al cuidado de su tía, la cual vivía en Ciudad de México. Mientras vivía con su tía trabajó atendiendo el negocio de frutas que tenía la familia. Desde temprana edad se mostró interesado por el dibujo y la pintura, motivo por el cual, ingresó a los 16 años en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, en esta Tamayo se destacó por su rebeldía, abandonando las clases, pues no le gustaba el arte de reproducir lo que veía de manera exacta, tan comúnmente usado en la pintura académica. Poco tiempo después abandona la Academia para dedicarse a aprender sobre el arte popular mexicano, experimentando con diversas formas y maneras de expresarse, más tarde ahondo en el arte contemporáneo mexicano, estilo que influyó en gran medida en las obras de Tamayo.

Trayectoria profesional

Después de dejar la academia de arte se dedicó de lleno a aprender y probar diversos estilos relacionados con el arte popular mexicano; de forma complementaria Tamayo, estudió finanzas y empezó desempeñarse en el área académica y administrativa. A comienzos de la década de 1920, fue escogido por el Museo Nacional de Arqueología de México, como titular del Departamento de Dibujo Etnográfico. Mientras ocupaba este cargo entró en contacto con diversas fuentes del arte mexicano, lo que influyó profundamente en su forma de ver y entender al país, lo cual posteriormente se vio reflejado en sus obras. Tras once años de andaduras tuvo su primera exposición pública en 1926, en esta exhibición está plasmada la evolución del artista, la influencia del primitivismo ligado a la imagen del indígena y el constructivismo, estilo que utilizó en diversas pinturas, posteriormente fue invitado a exponer estas obras en el Art Center de Nueva York.

En 1928, comenzó a desempeñarse como profesor en la Escuela Nacional de Bellas Artes y cuatro años más tarde ocupó el cargo de director del Departamento de Artes Plásticas en la Secretaría de Educación Pública. El siguiente año realizó su primer mural, como pedido del Conservatorio Nacional de México, en este se alejó de la estética del muralismo del “grupo de los tres”, dejando de lado el ámbito político y los mensajes revolucionarios. Se enfocó ante todo en su ascendencia indígena y los vínculos con la cultura prehispánica. Por este mismo periodo se unió a Olga Flores Rivas, con quien vivió toda su vida, muchas de sus obras fueron influenciadas por la relación de estos. En numerosas ocasiones la retrato, siendo una de las más destacadas el Retrato de Olga (1964).

A finales de la década de 1930, recibió una oferta para ejercer como docente en el Dalton School of Art de Nueva York, la cual aceptó, trasladándose a Nueva York en 1938. En esta ciudad residió dos décadas las cuales influyeron en el proceso artístico de Tamayo, fue esta que ahondo sobre el arte plástico y dejó de lado su gusto por el arte europeo, enfocándose únicamente en el arte pictórico rico en originalidad y desbordante de alusiones a su tierra natal. Desde entonces las pinturas de Tamayo, se inspiraron en el arte precolombino y la cultura prehispánica, siendo representada desde la perspectiva del artista. Durante su estancia en Nueva York, regresó en numerosas ocasiones a México para realizar murales que le habían encomendado. A lo largo de estos años Tamayo, realizó numerosas pinturas de caballete por la cuales fue reconocido, en estas retrataba objetos, figuras, personas, frutas y otras temáticas, siendo abordadas desde una perspectiva simbólica cargada de las raíces e ideas de Tamayo.

En la década de 1950, empezó su época dorada, consolidándose internacionalmente al hacer parte del Bienal de Venecia, en donde se instaló una sala dedicada a Tamayo, más tarde fue el ganador del Primer Premio de la Bienal de São Paulo (1953), desde entonces recibió diversos pedidos tanto en México como el extranjero, realizó diversos frescos y murales, entre estos se destacan: El Hombre (1953), América (1956) y Prometeo (1957) y año después fue homenajeado en Europa al realizar un mural en la UNESCO de Paris. A largo de este periodo recibió numerosas distinciones como el título de Caballero de la Legión de Honor en Francia, y fue elegido para hacer parte de la Academia de Artes de Buenos Aires y la Academia de Artes y Letras de Estados Unidos. A partir de los setenta regresó a México en donde continuó realizando obras como Hombre en blanco (1973), Bienvenida (1977), Doble retrato (1975) y Danzante (1979), la siguiente década produjo varias obras, entre las cuales se destacan: Torso de mujer en negro (1983), Ofrenda de frutas (1987), Delicias de quesos (1988) y Manos arriba (1989).

La obra de Tamayo consta de más de mil pinturas, 21 murales, 452 obras gráficas, 20 esculturas, 1 vitral y numerosos dibujos, en estos ahondo sobre sus raíces indígenas, la cultura prehispánica, asimismo, representó diversos objetos de forma simbólica, en muchas de sus obras represento las galaxias y el universo, temática que abordo en: El hombre ante el infinito (1950), La gran galaxia (1978) y El Universo (1982), a lo largo de su carrera cambio de objeto y forma de expresar lo que pensaba, por su extensa obra fue reconocido tanto nacional como internacionalmente, su obra dejó huella en el arte mexicano. El 24 de junio de 1991, falleció Rufino Tamayo tras una larga y profusa carrera artística.