Giovanni Bellini (1430 – 26 de noviembre de 1516) pintor. Nació en Venecia, Italia. Su padre fue Jacopo. Fue muy reconocido dentro de la pintura de la segunda mitad del siglo XV. Impulsó la escuela veneciana y fue admirado por ser pintor de madonnas, además creó un lenguaje pictórico basado en la fusión de la figura humana con el paisaje, dándole protagonismo a la luz y al color. Por ende, revolucionó la pintura de Venecia.
Desde temprana edad adquirió un gran gusto por la pintura porque su familia tenía una vena artística. Jacopo, era de profesión dibujante y discípulo del florentino Gentile da Fabriano, en suma, fue el responsable de introducir la estética renacentista en Venecia. Ahora bien, su hermano Gentile Bellini fue un prestigioso retratista, ambos realizaron la decoración del palacio ducal. Murió el 26 de noviembre de 1516, la escuela veneciana siguió avanzando, de amplia resonancia durante todo el Cinquecento.
En sus inicios utilizó la técnica del temple, el lugar en donde aprendió fue el taller paterno hasta que marchó a Padua en el año de 1460. Luego, conoció al pintor Andrea Mantegna, quien sería su cuñado, gracias a él aprendió dibujo, esto se ve reflejado en la Oración del huerto de los olivos. Bellini se destacó por su excelente manejo de la técnica del paisaje, virtud que transmitió años después en su propio taller. Años después pintó el famoso políptico dedicado al dominico español San Vicente Ferrer, en la iglesia de los Santos Juan y Pablo de Venecia.
Antonello da Messina, pintor siciliano, llegó a Venecia y difundió la técnica del óleo utilizada en Flandes por Jan van Eyck, lo anterior le permitió a Bellini desarrollar mayores virtuosismos que se vieron reflejados en su Transfiguración del museo napolitano de Capodimonte. A principios del XVI, su relación con Tiziano lo hizo suavizar su pintura, perdiendo los rasgos angulosos de Mantegna.
Sin duda, realizó un gran aporte a la pintura veneciana del siglo XV. Debemos decir que, las diversas experiencias artísticas que su permeable personalidad fue asimilando durante su trayectoria. Compartió sus conocimientos tomados de Mantegna (ejemplo de ello son los cuatro trípticos para la iglesia de la Caridad) y de la escultura de Donatello, de quienes tomó los valores de plasticidad, aunque los dulcificó con una nueva sensibilidad lumínica que no oculta la firmeza de la materia pictórica. Aunque, Bellini siempre les dio su sello propio a sus obras artísticas: contornos más suaves, flexibles y un tratamiento diferente de la perspectiva, Bellini añadió exquisitas figuras y actitudes aportando una gracia melancólica y una sensibilidad expresiva.
Estos rasgos se reflejan en el políptico de San Vicente Ferrer de la iglesia veneciana de Santi Giovanni e Paolo. Fue un artista versátil, por ende, utilizó todas las posibilidades expresivas y plásticas que el artista desarrolló en creaciones como la Virgen María y el Niño. No es en vano que se haya convertido en el madonnieri. Bellini enseñó cómo se podía expresar en la iconografía una relación afectuosa entre Madre e Hijo.
Su estilo se impondría en la ciudad de la laguna y sería relevante en la evolución de numerosos autores: Cima da Conegliano, Giovanni Buonconsiglio, Andrea Previtali, Marco Basaiti o Bartolomeo Montagna. Algunos de sus discípulos directos son Palma el Viejo o Sebastiano del Piombo y, sobre todo, Giorgione y Tiziano. Su suntuoso colorido y los paisajes fluidos tuvieron un gran efecto en la escuela de pintura veneciana, especialmente en sus alumnos Giorgione y Tiziano.
Coronación de la Virgen (Museo Cívico, Pesaro), pintada en torno a 1474. Esta obra refleja un preciso conocimiento de Piero y de la pintura de Urbino.
Llanto por Cristo muerto (Museos Vaticanos), ubicado en la parte superior del altar de Pesaro
Transfiguración (Museo Nacional de Capodimonte, Nápoles), es clara la armónica fusión de las figuras humanas con un paisaje doméstico. A partir de ese momento Bellini se convirtió en el iniciador del paisajismo veneciano y uno de sus máximos representantes.
la Madonna Potenziani (Col. Lehman, Nueva York) y la Virgen entronizada con el Niño dormido (Galería de la Academia, Venecia). En torno a 1475 aparece Antonello da Messina, introduce una serie de novedades compositivas e iconográficas que van a enriquecer el lenguaje pictórico de la época.
Bautismo de Cristo de la iglesia de la Santa Corona en Vicenza (primer decenio del siglo XVI)
Alegoría sacra (1500, Galería de los Uffizi, Florencia)
Virgen con Niño bendiciendo (1510, Pinacoteca de Brera, Milán) tiene notables influencias de Giorgione.
Madonna del prado (1500-1505, National Gallery, Londres) una de las mejores madonnas pintadas por el artista veneciano, muestra un complejo simbolismo referido a la lucha entre el bien y el mal. La muerte es simbolizada por el cuervo negro posado sobre un árbol seco. Ahora bien, se destaca la calidad de la representación paisajística; un poderoso realismo en donde el color es el gran protagonista de la composición.
Festín de los dioses (1513, National Gallery of Art, Washington) Tiziano se encargó de concluir una de las pocas pinturas de tema profano de Bellini.