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Religión

Vasco de Quiroga

Biografía de Vasco de Quiroga
Dominio Público

Biografía de Vasco de Quiroga

Vasco Vázquez de Quiroga y Alonso de la Cárcel, también conocido como Tata Vasco, fue un juez y posterior clérigo español, primer obispo de Michoacán. La fecha de su nacimiento se sitúa entre 1470 y 1480, en el municipio de Madrigal de las Altas Torres, España, y su fallecimiento es ubicado en el estado de Michoacán, México, el 14 de marzo de 1565. Entre sus propósitos siempre estuvo el poder brindarle una notable calidad de vida a los indígenas maltratados y esclavizados en México; de ahí surgen sus aportes humanitarios, entre ellos: la construcción de hospitales y escuelas y el fomento de actividades artesanales y agrícolas. Es destacado su buen trato hacia los purépechas, nativos de la zona en que llevó a cabo sus labores, y el respeto que los mismos reflejaban hacia él.

Vasco de Quiroga creció en España, con su familia. Sus padres fueron el homónimo Vasco Vázquez de Quiroga y María Alonso de la Cárcel; tuvo dos hermanos: Alonso y Constanza, quien perteneció a un convento de las Madres Agustinianas. En relación con sus estudios, algunas fuentes afirman que asistió a la Universidad de Valladolid; otras, a la Universidad de Salamanca. En todo caso, es claro que se formó en leyes y humanidades, alcanzando el título de juez. Esa fue su ocupación durante varios años. Hasta que, a inicios de la década de 1530, de Quiroga fue nombrado oidor de la segunda Audiencia de Nueva España, que pretendía mejorar el orden del gobierno practicado en las tierras recién obtenidas.

La conquista, encabezada por Hernán Cortés, recién había sucedido. Así, Vasco de Quiroga viajó al Virreinato de Nueva España, lo que hoy conocemos como México, durante la época de colonia. Se estableció primero en  la capital, México, y a las afueras de la misma creó el Hospital de Santa fe, en 1531. El propósito era atender a los indígenas enfermos y, de paso, introducirlos a la religión cristiana; también se enseñaba otro tipo de oficios. La zona fue poblada con rapidez, dando lugar a un gran asentamiento. En momento de su llegada, la esclavitud de los indígenas estaba prohibida, pero le la legalizó tiempo después; Vasco de Quiroga se declaró en contra de la decisión. Y, tras dejar todo establecido, el juez legó el mando y viajó a Michoacán.

En su nuevo destino, Vasco de Quiroga continuó su propósito. Los hospitales creados eran acompañados por viviendas y terrenos, algunos indígenas trabajaban para pagar los gastos; sin embargo, el producido les pertenecía a todos, ya que aquellas tierras eran consideradas comunitarias. De esa manera se conformaron muchos pueblos, que eran habitados por miles de indígenas; cada pueblo contaba con un centro de salud, una iglesia y una escuela. La práctica de Vasco de Quiroga era reconocida como: «reducción educativa». En ella, los indígenas debían acogerse a las normas sociales y religiosas de España, transmitidas por los oidores, quienes pensaban que así les brindaban una «vida perfecta», una utopía. A raíz de lo anterior, el Fray Juan de Grijalva afirmó que esos pueblos parecían más «convento de religiosos que república de seglares». En contraste, hay quienes opinan que la convivencia en esas circunstancias no era tan idílica, entre ellos se sitúa Francisco Martín Hernández. Es probable que Vasco de Quiroga nunca se preguntara si realmente los indígenas preferían las creencias españolas sobre las propias.

En el inicio de su proyecto, él mismo compraba las tierras en las cuales se conformarían los pueblos. En vista de sus esfuerzos, los poderes españoles pensaron proponer a de Quiroga para un cargo más elevado. Él tenía fe en las creencias cristianas, pero no pertenecía al clero, motivo por el cual debió recibir de manera oficial las órdenes religiosas El proceso se realizó en corto tiempo, con apuro. Tras la conclusión del mismo, el 06 de agosto de 1538, Vasco de Quiroga se convirtió en el primer obispo de Michoacán y ostentaría el cargo hasta su muerte. En 1540, el nuevo obispo fue fundador del Colegio de San Nicolás, para hijos de españoles y algunos indígenas. En él se enseñaban latín, náhuatl y castellano, entre otras disciplinas; siglos después, el Colegio se transformó en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

La «reducción» practicada por de Quiroga se sustentaba en los textos escritos años atrás por él mismo, entre ellos las «Reglas y Ordenanzas para el Colegio de San Nicolás y para sus Escuelas-Hospitales». También tenían como base la reconocida «Utopía», de Tomas Moro, publicada en 1516. En 1550, Vasco de Quiroga regresó a España y fundó el convento de San Bernardino, en Valladolid. Estuvo varios años solucionando problemas de su obispado, cuya sede es la actual Arquidiócesis de Morelia. En 1555 volvió a la Nueva España, donde continuó sus actividades hasta el momento de su muerte. Por su cercanía con los indígenas, fue acusado de no seguir los principios de la santa fe, pero luego se demostró que no era cierto: nunca dejó de ser un fiel creyente, ni un evangelizador. El lugar de su fallecimiento aún no ha sido confirmado, oscila entre dos regiones: Uruapán y Pátzcuaro, ambas ciudades del estado de Michoacán.

En palabras de Fernando Campo del Pozo: «Gracias a la colaboración de Vasco de Quiroga fueron muchas las escuelas, colegios y hospitales fundados por él y por los agustinos a mediados del siglo XVI en México». De Quiroga es ampliamente reconocido en México, en especial en Michoacán, donde calles y colegios llevan su nombre, para conmemorarlo; incluso, en enero de 1979, se fundó la Universidad Vasco de Quiroga, la cual funciona una institución privada. También, a fines del siglo XX, la iglesia inició un proceso que pretende canonizar al evangelizador español. Durante una visita a aquel estado, el 16 de febrero de 2016, el Papa Francisco I recordó con cariño a Vasco de Quiroga.

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