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Pedro III de Rusia

Biografía de Pedro III de Rusia

Pyotr III Fyodorovich,  también conocido como Pedro III de Rusia (21 de febrero de 1728- 18 de julio de 1762) fue un zar de Rusia de la dinastía Romanov. Nieto de Pedro I el Grande, se inicio en el ambiente de la corte llamado por su tía, la emperatriz Isabel I de Rusia. Muerto su padre, en 1739,  heredo el titulo de duque de Holstein-Gottorp. Como sucesor de su tía, se convirtió, en el primer representante de la rama Oldenburgo de los Románov en gobernar Rusia. Sin embargo, cayó victima de sus propias políticas y de las intrigas de su esposa, Catalina II de Rusia, poco después de haber iniciado su reinado.

Pedro III de Rusia

Pedro III nació el 21 de febrero de 1728 en Kiel, Alemania. Hijo único del duque Carlos Federico de Holstein-Gottorp y de Ana Petrovna, era nieto de Pedro I el Grande y de, su segunda esposa, Catalina I de Rusia (la primera emperatriz de Rusia). Su infancia la pasó en Holstein, en los dominios paternos. En 1741, con trece años, fue llamado a la corte y nombrado sucesor por su tía la emperatriz Isabel Petrovna. Entonces era un joven, delgado y sensible, emocionalmente inestable debido a una educación demasiado severa.  Apenas mejoró con los nuevos preceptores que le asignó su tía.

Matrimonio

Unos años después, en 1744, Isabel le buscó esposa; por consejo del rey prusiano Federico II  escogió a Sofía Federica Augusta de Anhalt-Zebst, hija del príncipe Cristián Augusto de Anhalt-Zerbst (al convertirse a la religión ortodoxa adoptó el nombre de Catalina, la futura zarina Catalina II). El matrimonio se celebró un año después con gran lujo. Si bien nunca se llevaron bien como esposos, el  afán de poder de Catalina la llevó a intentar agradar a Pedro y a los cortesanos que tuvieran alguna influencia.

En 1754 nació su único hijo, el futuro zar Pablo I de Rusia. Más tarde Catalina diría que el padre verdadero del futuro zar era Sergio Saltikov, por lo que,  el mismo Pedro pareció mostrar dudas sobre su filiación. Ni Pedro ni Catalina se ocuparon del bebé, que fue criado por la emperatriz Isabel. El despreció por parte de su madre y poco interés de su padre tuvieron un importante impacto en la vida de Pablo, quien creció en inseguro y paranoico. Más tarde, Pedro tomó una amante, Isabel Vorontsova, quien a diferencia de Catalina supo ganarse la confianza del zar. Pedro era gran admirador de Federico II de Prusia, al que consideraba un héroe militar. Cuando Rusia entró en guerra contra Prusia durante la Guerra de los Siete Años, Pedro no sólo se entretenía con el adiestramiento de su Guardia militar, sino que también celebraba las victorias del rey de Prusia.

Zar de Rusia

Al acceder al trono en enero de 1762, tras la muerte de Isabel, su primera decisión como zar fue la de firmar, sin consultar a nadie,  la paz con la casi completamente derrotada Prusia; devolver a Federico todos los territorios ganados por el ejércitos ruso y firmar una alianza perpetua con él. Esto de entrada provoca una gran desazón en la nobleza y la guardia militar.  Por entonces, su esposa Catalina  ya estaba embarazada de Gregorio Orlov (antes lo había estado de Estanislao Poniatowski), sin que ello le preocupara demasiado, pues cada uno parecía ocupado con propio su amante.

Su gestión como zar tuvo  varios aciertos, como la apertura de los astilleros de Kronstadt, la creación un nuevo cuerpo de policía, la instalación del alumbrado urbano en San Petersburgo y la supresión del castigo del knut. Sin embargo, su comportamiento harto extravagante le hizo impopular, especialmente  cuando prusianizó la Guardia de Preobrazhenski, uno de los  regimientos más prestigiosos de Rusia, y posteriormente la sustituyó por la Guardia de Holstein, perdiendo como aliado al ejército.

Después de perder al ejército, Pedro se enemistó con la Iglesia. Se negó a celebrar la procesión religiosa con motivo de la inauguración del nuevo Palacio de Invierno (diseñado por el arquitecto italiano  Bartolomeo Rastrelli a pedido de su tía) y luego manifiesto su deseo de crear una capilla luterana en el mismo.

Conspiración y muerte

Todo  lo anterior no habría tenido consecuencias de no ser por la ambición de Catalina, que, con la ayuda de Orlov, los hermanos de éste, algunos militares, y otros personajes (el diplomático Nikita Panin), conspiró para hace ser finalmente con su reinado. La situación se precipitó cuando Pedro decidió declarar la guerra a los daneses para ayudar a su nativo Holstein con el domino de Schleswig  y amenazar a Catalina con la reclusión en un convento. Así, el

9 de julio de 1762, el mismo año de su coronación, Catalina se puso al frente de varios regimientos  y se proclamó zarina,  afirmando  que su única intención era liberar al país de la influencia extranjera (o el pro-prusianismo de Pedro). Al enterarse, Pedro III se irritó en un primer momento, pero luego al verse derrotado, pidió por carta a Catalina que le respetase la vida a cambio de su abdicación y el exilio en Holstein junto a su amante Isabel. Aparentemente, Catalina accedió a la abdicación escrita. Sin embargo, el 11 de julio Pedro era detenido y enviado a Ropsha, donde, días después, murió envenenado y estrangulado a manos Alejandro Orlov,  seguramente con el amparo de Catalina.

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