Louis Jacques Mandé Daguerre (18 de noviembre de 1787 – 10 de julio de 1851) pintor e inventor francés, pionero de la fotografía. Nació en Cormeilles, París. En el seno de una familia burguesa de estirpe vasca. Su padre fue un clérigo, que no contaba con grandes recursos económicos. Así que, recibió una educación muy básica que concluyó a los catorce años. A esta edad tuvo que aprender a valerse por sí mismo. Aunque al principio fue difícil, su franca inteligencia y usando su extraordinaria aptitud para el dibujo, Daguerre empezó como practicante de un arquitecto. En este trabajo aprendió a trazar planos, elaborar y hacer dibujo en perspectiva.
Tales instrucciones fueron usadas a su favor para desempeñarse como aprendiz con el célebre y famoso diseñador de escenarios para teatro y ópera, Degoti. Continuó en este trabajo durante tres años, el cual abandonó en 1804 para ingresar de ayudante de Prevost, el escenógrafo más destacado del París de la época. Daguerre aprovechó esta oportunidad para dar a conocer sus conocimientos y labor. Sus trabajos le consagran entre los hombres más importantes del teatro en su época.
Sus trabajos llegan a la cumbre cuando crea y dirige su espectáculo llamado Salón del Diorama, en un gigantesco local de 100 metros de largo por 20 de ancho, estaban dispuestos grandes lienzos pintados, con estos lienzos se trataba de dar la sensación de realidad tridimensional con la ayuda de herramientas como luces y transparencias que impactaban los lienzos. Infortunadamente el 8 de marzo de 1838, un nefasto incendio destruyó el edificio en donde se hallaba la obra
Louis Daguerre, puso sus ojos sobre otro proyecto, contactó a su compatriota Nicéphore Niépce, que desde 1820 experimentaba con placas de betún de Judea dentro de una cámara oscura, en las que obtenía rudimentarias imágenes fotográficas tras una exposición de varias horas, y le propuso una alianza para realizar varios proyectos, uno de ellos el perfeccionamiento del procedimiento de fijación de la imagen, para reducir los tiempos de exposición y obtener imágenes instantáneas de gran nitidez.
Su interés por el procedimiento fotográfico era grande. No se trataba de un capricho sin fundamento. Daguerre era pintor y era consciente que en ese momento la burguesía cada vez demandaba más retratos, pero la remuneración no era la misma. La nueva clase social quería inmortalizarse, pero no continuamente tenía los recursos para solventar los elevados costes que representaba un gran retrato. Por ello, se crearon en el mercado del arte técnicas pictóricas baratas. Ante esta situación era necesario crear nuevos métodos rentables.
Daguerre, siempre demostró más brío y entusiasmo que Niepce, así que continuó adelante pese a las dificultades. Con gran visión comercial, estaba totalmente convencido de que no debía lanzar al mercado tal invento sin realizar las pruebas necesarias. A sabiendas que aún faltaban cosas por finiquitar, era indispensable perfeccionar el invento. Niepce, por otra parte, tenía otro punto de vista contrario al de Daguerre, pero él no alcanzaría a obtener ningún beneficio en la sociedad, porque la muerte sorprende a Niepce a los sesenta y nueve años.
En el contrato firmado por Niepce y Daguerre se estableció que, en caso de muerte, su hijo Isidoro heredaría la participación en la sociedad. Sin embargo, aunque se efectuó el acuerdo y el hijo conservaba el interés por la fotografía, en realidad no tenía el genio ni la inventiva de su padre, y abandonó el negocio rápidamente.
Continúo trabaj ando incansablemente, obteniendo mejoras en su método, reduciendo el tiempo de exposición de veinte minutos a tan solo diez minutos utilizando betún envés de yoduro de plata. Así consiguió, en 1837, llevar a cabo su anhelado procedimiento fotográfico al que llamó daguerrotipia y su respectivo aparato el daguerrotipo. Su uso no tardó en extenderse; en un año se hicieron solamente en París medio millón de daguerrotipos
Gracias a su notable éxito el gobierno francés decide premiarlo, en lugar de otorgar una cantidad determinada a los participantes de este invento (Daguerre e Isidoro, el hijo de Niepce), les otorgarían una pensión vitalicia. Esta se efectuó a partir del 15 de junio de 1839. Un mes más tarde el rey Luis Felipe firmaba el decreto por el cual se concedían a Daguerre 6000 francos anuales y a Niepce 4000; a su muerte, las viudas recibirían la mitad de la pensión.
Aunque la técnica creada por Louis era innovadora tenía una dificultad correspondiente a las afectaciones a la salud del fotógrafo, ya que los vapores de mercurio son tóxicos. Pese a todo ello, el daguerrotipo era utilizado masivamente por los fotógrafos porque ofrecía una imagen positiva con un detalle extremadamente fino. Además, fue una herramienta que propició el nacimiento de los fotógrafos ambulantes.
Ulteriormente al Renacimiento, la perspectiva adquirió más importancia, y las cámaras oscuras se hicieron más sofisticadas. Hacia finales del siglo XVIII se crearon dispositivos más prácticos, algunos incluso añadían un espejo para reflejar la imagen en un trozo de cristal superior, lo que facilitaba el calcado de imágenes. Los viajeros llevaban consigo pequeñas cámaras oscuras portátiles para registrar sus viajes. Vemos que la daguerrotipia revistió gran importancia porque fue una de las primeras técnicas para la obtención de imágenes estables e impulso las técnicas fotográficas actuales.
Louis muere el 10 de julio de 1851 en Bry sur Marne, Francia. La labor de Daguerre fue tan importante que su nombre se encuentra grabado en la lista de 72 científicos de la torre Eiffel, en París.