La dictadura de Primo de Rivera (13 de septiembre de 1923) fue posible por el triunfo del golpe de Estado encabezado por el Capitán General de Cataluña Miguel Primo de Rivera en Barcelona. El rey Alfonso XIII no se opuso al golpe y decidió nombrar al general sublevado Jefe del Gobierno al frente de un Directorio militar. Así las cosas, comenzó la dictadura de Primo de Rivera y terminó el largo periodo de la Restauración española.
En regiones como Barcelona y Cataluña la burguesía recibió con gran alegría la noticia del golpe de Estado que estableció la Dictadura de Primo de Rivera. Este grupo social buscaba el restablecimiento del orden público en Barcelona y que se reprimiera la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Este tipo de organizaciones de corte anarquista sufrieron la dura represión de la dictadura de Primo Rivera.
El 18 de septiembre de 1923 se aprobó un Decreto de represión del separatismo, sometiendo a la jurisdicción militar cualquier ataque a la unidad de la patria, los símbolos patrios, se prohibió el uso de la bandera catalana y el empleo de la misma lengua. Por otro lado, se suprimieron en las Escuelas Normales las cátedras de lengua y literatura catalanas en octubre de 1923. También se clausuró el Centro Autonomista de Dependientes del Comercio y de la Industria (CADCI) una entidad social y política fundada en marzo de 1903 y que tenía como objeto la defensa del catalanismo y del reformismo social.
Primo de Rivera ordenó la destitución del segundo presidente de la Mancomunitat de Catalunya, Puig i Cadafalch, para reemplazarlo por Alfons Sala, un hombre de la Dictadura. La Mancomunitat era la primera fórmula de autogobierno en el plano administrativo de Cataluña en la Historia contemporánea. Uno de los objetivos del militar era terminar con el nacionalismo catalán en todas sus formas. Una de las consecuencias más importantes de la Dictadura de Primo de Rivera para la Cataluña fue el declive de la Lliga Regionalista y del catalanismo moderado, que buscaría la alianza con los republicanos y parte del movimiento obrero.
Claramente empezaron a rechazar estas acciones represivas, la Acció Catalana se atrevió a condenar el nuevo régimen y buscaron ayuda con la Sociedad de Naciones en 1924. Además, se preparó el complot del Garraf. Se trató de un atentado frustrado contra Alfonso XIII, que prepararon Jaume Compte y Miquel Badia con militantes del Estat y miembros del CADCI, la idea era activar una bomba instalada en el túnel del tren entre Garraf y Sitges, por donde pasaría el rey.
Las acciones en contra de la dictadura continuaron, se organizó la invasión de Prats de Molló. El objetivo era ingresar a Cataluña por Prats de Molló con un total de quinientos hombres, llegar a Olot, donde se unirían otros insurrectos, mientras en Barcelona se declararía la huelga general para proclamar la República. Pero las autoridades conocieron el complot gracias a un agente de Mussolini. Por otro lado, la CNT se reorganizó y protagonizo el ataque contra el Cuartel de las Atarazanas en noviembre de 1924.
Fue una organización de gobierno de corte provisional. Tras el nuevo gobierno estaba el mismo bloque de poder que había dominado el país durante la Restauración: la oligarquía de terratenientes e industriales. El Directorio Militar tomó medidas represivas como las mencionadas anteriormente, realmente su bandera política fue la “mano dura”, siguieron un modelo fascista impuesto por Mussolini en Italia. En dicho lapso surgió el Desembarco de Alhucemas que terminó con la resistencia de las cábilas del Rif. Su líder Abd-el-Krim se entregó a las autoridades del Marruecos francés.
A fines de 1925, la intención era institucionalizar la Dictadura. Luego, se constituyó una Asamblea Nacional Consultiva, estaba conformado por una gran cantidad de miembros de Unión Patriótica elegidos por sufragio restringido. Primo de Rivera seguía el modelo italiano, en este caso el Consejo Fascista. Esta Asamblea quiso redactar una ley fundamental, una suerte de Constitución de la dictadura. Pero, el rechazo multitudinario y su mala ejecución generaron su pronto fracaso. Otra manera de institucionalizar el régimen fue establecer la Organización Corporativa del Trabajo, especie de sindicato que trataba de arbitrar entre patrones y obreros.
La oposición a la dictadura se encontraba en todos los sectores políticos, sociales y económicos desde los liberales y conservadores; republicanos, socialistas, anarquistas, intelectuales, hasta el movimiento estudiantil. En suma, un sector muy delicado que empezó a cuestionar la actuación de Rivera fue el militar. Luego de la depresión de 1929 en Estados Unidos los problemas económicos se extendieron con gran rapidez, y afectó considerablemente a España. Lo anterior más el descontento social, las huelgas de los movimientos políticos y sociales, vino a acrecentar la oposición a la dictadura. Para la década de 1930 Primo de Rivera se encontraba sin apoyos militares, viejo y con una salud muy inestable. Finalmente, el 27 enero 1930, presentó su dimisión al monarca, quién no dudó en aceptarla. Se exilió en París y tan solo dos meses después, 16 de marzo de 1930, el dictador falleció.