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Historia de la Gran Depresión – Crisis del 29

Historia de la gran depresión

Historia de la Gran Depresión – Crisis del 29

La Gran depresión, comúnmente conocida como la Crisis del 29, fue un periodo de crisis económica que tuvo su epicentro en Estados Unidos. Fue una consecuencia de la Primera Guerra Mundial, los países que participaron de esta confrontación intentaron recuperarse económicamente lo más pronto posible. El caso de los países de Europa significó muchísimas dificultades, mientras que en los Estados Unidos se produjo una nueva época de prosperidad para el sistema capitalista, durante la primera parte de la década del 20.

Este ambiente próspero nació del fomentó de los negocios particulares, con esto se pensaba que la prosperidad alcanzaría a todos los estratos de la población. Las leyes expedidas por el gobierno entre 1922 y 1930 protegieron ampliamente a los fabricantes norteamericanos de la competencia extranjera, creando un monopolio nacional. Una de las acciones concretas fue la eliminación de los impuestos, con el propósito de que los ricos empresarios pudieran invertir en nuevas empresas industriales privadas. En suma, se otorgaron grandes préstamos para la construcción; se aprobaron contratos de transporte; y se dieron otros subsidios.

La industria y las finanzas mantenían un ritmo creciente de bonanza, basado principalmente en las teorías de Taylor y Ford. Con ello, el espectro de la guerra quedaba superado. Por ejemplo, la Bolsa de Valores estaba en auge y, de hecho, casi la décima parte de la población invirtió sus ahorros en el mercado de valores.

Pero, la aparente prosperidad industrial, sorpresivamente, se derrumbó estrepitosamente, en 1929. Las causas más relevantes de esta crisis fueron: la ruptura entre la oferta y la demanda por la superproducción industrial, lo que pasó es que los salarios no subían con la misma rapidez que los precios, así que había menos personas que podían adquirir los productos. Muchas industrias cayeron en bancarrota.

Otra causa fue el retroceso de la economía rural, primero que todo por la caída en la producción de madera y luego por el arrebatamiento en la producción de trigo por parte de Canadá. En suma, la caída de la Bolsa de Nueva York, en donde más de 12 millones de acciones se perdieron, como consecuencia, las cotizaciones se desmoronaron. Ni siquiera las intervenciones de los bancos más poderosos pudieron detener la hecatombe. El jueves 24 de octubre de 1929 fue bautizado el “jueves negro”, se produjo el mayor desastre que haya conocido la bolsa neoyorkina, tuvieron que venderse 33 millones de acciones a precios insignificantes. Esto propició una crisis desde 1929 hasta 1933; en cuyo período las acciones y los títulos de la deuda pública bajaron 5 o 6 veces su valor nominal.

El pánico y la desesperación de los norteamericanos fue tal que su respuesta fue acudir neuróticamente a los bancos para retirar todos los ahorros que tenían, pero éstos no podían rembolsar ese dinero ya que había sido invertido en préstamos o inversores, lo que produjo la quiebra en cadena de los bancos. Se presentaron varios casos de suicidios de empresarios y financieros.

Debido a la fuerte dependencia que tenía Europa de Estados Unidos, La gran depresión también le afectó. La reducción de las importaciones americanas o la repatriación de los bancos americanos fueron algunos de los efectos. Los países de Europa más afectados fueron Austria, una de las primeras afectadas con la quiebra de varios de sus bancos, también se afectó Inglaterra, Francia y Alemania. Esta situación, en Alemania, por ejemplo, dio paso a la instalación de movimientos de corte autoritario en Europa, como los nazis. Debemos mencionar que muchos países latinoamericanos se vieron afectados por su dependencia a los préstamos para obras privadas y púbicas o armamento.

Otra consecuencia para los estadounidenses fue el alza del costo de vida, la escasa producción de productos, la eliminación de varias firmas financieras, 5096 bancos quebraron, se redujo el crédito, y los dueños de finca raíz tuvieron que ser testigos de la desvalorización de sus propiedades. El Estado tuvo que generar una solución a la crisis, para ese momento se encontraba Herbert Hoover en la presidencia. Luchó inútilmente por el resurgimiento industrial, pero las medidas que adoptó no fueron tan radicales como deberían. En 1932, el pueblo norteamericano eligió al demócrata Franklin Delano Roosevelt, con esta nueva candidatura se proclamó la política llamada “New Deal” (Nueva Política), basada en las ideas de Keynes.

Con este proyecto gubernamental se pusieron en marcha varias reformas, que permitieron efectivamente que los bancos abrieran nuevamente sus puertas y se adoptó una política de inflación monetaria moderada. Con las nuevas oficinas gubernamentales los industriales y agricultores pudieron disfrutar con facilidad de créditos generosos.

Se invirtieron millones de dólares en ayudar a los desempleados, en obras públicas y en la conservación de los recursos nacionales. También se propuso un aumento del salario y una reducción de las horas de trabajo. Además, se diseñaron planes de asistencia sanitaria y un nuevo sistema de jubilaciones y pensiones. Se trata de una crisis que no terminaría hasta bien entrado el año 1939, año en que comenzaría la Segunda Guerra Mundial.

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