El Día de Muertos. Celebración mexicana que surgió luego de la instauración de una fiesta católica llamada el Día de los Fieles Difuntos. Básicamente el sustento de esta fiesta es la doctrina de que las almas que al salir del cuerpo no están cabalmente puras de pecados veniales, por ello los creyentes pueden ayudarles con las oraciones, la limosna y sobre todo por el Sacrificio de la Misa. Las primeras diócesis en adoptar el ritual fue la Lieja, bajo el obispo Notger en el año 1008. Luego se halla en el martirologio de San Protadio de Besançon. El obispo Otrico en el año 1120 la introdujo en Milán. Luego el Papa Leon XIII quiso realizar una concesión mundial, pero no tuvo éxito. No obstante, en España, Portugal y América Latina celebran este día religiosamente, es tradicional que los sacerdotes en este día celebren tres Misas.
Esta fiesta fue experimentando un proceso de aculturación y apropiación por parte de las culturas de diversos territorios, entonces la fiesta modificó su carácter netamente religioso por uno un tanto profano, como es el caso de México, algunas partes de Estados Unidos que poseen población méxico-americana y en algunos lugares de Latinoamérica.
Evidentemente, esta tradición es muy popular entre la población mexicana, por eso, hablar del Día de Muertos en México es comprender un conjunto de tradiciones culturales, del misticismo, de la simbología, de las raíces prehispánicas. Referirnos a las prácticas mientras se preparan los altares, se dan las ofrendas, se cuentan historias frente a las tumbas de sus seres queridos. Donde la muerte toma al mismo tiempo un sentido solemne, religioso, festivo y popular.
El ambiente y el humor en el día de los muertos es mucho más jovial, similar al Halloween, quizá muchos ajenos a esta cultura les puede parecer inusual que la muerte sea tomada en un tono tan popular y de jolgorio, pero, el fin último es honrar las vidas de los difuntos. El uso de las calacas, como los mexicanos denominan las calaveras, se puede asociar con el uso de los cráneos como trofeos, durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento presentes en la era prehispánica.
Existen investigaciones que relatan que los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México, tiene sus apariciones en la época indígena de Mesoamérica, tales como los pueblos Aztecas, Mayas, Purepechas, Nahuas y Totonacas. Estos grupos nativos celebraban por medio de rituales las vidas de los ancestros, dichos rituales datan de por lo menos unos 3000 años. La fiesta del Día de Muertos se celebraba en el mes nueve del calendario solar azteca, aproximadamente en agosto, y era celebrado durante treinta días. Las festividades eran iniciadas por el dios Mictecacihuatl, conocido como la Dama de la muerte. Este día era dedicado a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.
En el momento del choque cultural con los conquistadores españoles en el siglo XV, les causó gran asombro ver esta fiesta, para ellos pagana y pecadora. En un intento de ganar las almas de los nativos al catolicismo instauraron el festival a comienzo de noviembre, coincidiendo con las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas. Los españoles integraron las costumbres de Halloween con el festival mesoamericano, creando de este modo el Día de Muertos.
Por ello, próxima a esta celebración se encuentra el Día de Todos Los Santos, fiesta eclesiástica que se celebra en muchos países cristianos. En los países de tradición católica, se celebra el 1 de noviembre; mientras que en la Iglesia Ortodoxa la celebración se realiza el primer domingo después del Pentecostés. En ella se idolatran a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario eclesial.
La población mexicana asegura, dentro de la tradición oral, que las almas de niños asoman el día primero de noviembre, y las almas de los adultos lo hacen al siguiente día. Uno de los símbolos más representativos del día de muertos son las calacas; son cráneos que los celebrantes representan con máscaras, las decoran a su gusto. Existen las calaveras de dulce, en donde se escriben los nombres de los difuntos, también en forma de mofa se puede escribir nombres de personas vivas, el nombre se consigna en la frente, son consumidas por parientes o amigos. Otros platillos especiales del Día de Muertos incluyen al Pan de Muertos, un panecillo dulce hecho a base de huevo que se hornea en diferentes figuras, desde formas geométricas, hasta cráneos y conejos.
Otra importante tradición de esta celebración son la creación de las famosas litografías, que constan de versos donde la Catrina, nombre adoptado desde la época del arte muralista en México por el gran artista Diego Rivera, bromea con personajes vivos, haciendo mención sobre alguna característica peculiar de la persona a la que se dirige, y finalizando con frases donde se expone que se lo llevara a la tumba. Desde el mes de octubre es común ver litografías en los principales diarios de México, donde se parodian los personajes políticos o famosos junto con la catrina. Las litografías deben ser escritas en forma de versos.
Esta fiesta tiene un periodo de preparación extenso, algunos meses antes los habitantes comienzan el acopio de las ofrendas, estas son de gran importancia porque son para los muertos. Antes de colocar las ofrendas, las personas el 1 de noviembre limpian y adornan las tumbas con coloridas coronas de flores, las cuales sirven para atraen las almas de los muertos. Cuando las familias no puedes estar presencialmente en la tumba del difunto, se elaboran hermosos y creativos altares en las casas, allí mismo se ubican las ofrendas, tales como: platillos de comida, el pan de muertos, vasos de agua, mezcal, tequila, pulque o atole, para las almas de los niños se disponen juguetes. Todo esto va acompañado de un gran retrato del difunto y rodeado de veladoras.