Religión
Historia del Corpus Christi
Historia del Corpus Christi
El Corpus Christi (siglo XIII), más conocida como la Fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Esta celebración religiosa de carácter católico celebra por medio de una eucaristía la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Esta fiesta de carácter internacional tiene desarrollo 60 días después del domingo de resurrección. Desde hace muchos siglos se adoptó una procesión en la que exhiben por las calles la hostia consagrada en una custodia. Las primeras procesiones tuvieron lugar en Colonia (Alemania), París (Francia) y varias ciudades italianas. En España, por ejemplo, las procesiones de Ponteareas y Toledo son atractivo turístico internacional.
Esta celebración religiosa surgió a fines del siglo XIII en Lieja, Bélgica. El encargado de propagar dicha fiesta fue un Movimiento Eucarístico de la Abadía de Cornillón precedida por el Obispo Albero de Lieja. Aunque dicha celebración recae sobre Santa Juliana de Mont Cornillón. Vivió desde los cinco años en el convento de Mont-Cornillón, ahí desarrolló una ferviente pasión por la Santísima Virgen, la Sagrada Pasión, y especialmente el Santísimo Sacramento. Una noche tuvo una visión que la impulsó a introducir la fiesta del Corpus Christi. Juliana comunicó estas apariciones a Monseñor Roberto de Thorete, el entonces obispo de Lieja, también al Dominico Hugh, que decidieron apoyarle con los preparativos de la eucaristía. El obispo decidió convocar un sínodo en 1246 y se decretó la celebración para el año entrante.
Monseñor Roberto no pudo presenciar dicha realización de su orden, ya que murió el 16 de octubre de 1246. La fiesta se celebró por primera vez en 1247 posterior a la fiesta de la Santísima Trinidad. Más tarde, un obispo alemán conoció la fiesta religiosa y la extendió lo que hoy es Alemania. Pero entendemos que Juliana fue la pionera y responsable de la creación de tan popular celebración. Por ello, Santa Juliana de Mont Cornillón, se convirtió en priora de la Abadía. Esta mujer nacida en Retines cerca de Liège, Bélgica en 1193. Debido a su aporte a la religión católica fue beatificada en el año 1869 por parte del Papa Pío IX.
Casi 20 años después de la difusión del Corpus Christi, en la localidad de Bolsena (Italia), se produjo un suceso que será entendido por los católicos como un hecho milagroso en 1264, llamado el milagro de Bolsena. El relato cuenta que un sacerdote que era escéptico de que Jesucristo estuviera realmente en la Eucaristía, mientras celebraba una misa al momento de partir la hostia brotó sangre de ella, el corporal fue testigo de aquel suceso. La venerada reliquia fue llevada en procesión a Orvieto el 19 junio de 1264. Aun es conservada en los corporales en Orvieto, y también se puede ver la piedra del altar en Bolsena, manchada de sangre.
La comunidad religiosa siendo testigo de tan milagroso suceso, lanzan la petición por medio de los obispos al máximo representante de Dios en la tierra, el Papa Urbano IV. Él accede e instituye el Corpus Christi el 8 de septiembre de 1264 en la bula Transitururs de hoc mundo, se establecía que su celebración fuera el jueves después de la octava de Pentecostés, en pocas palabras, 60 días después del Domingo de Resurrección. Además, otorgó muchas indulgencias a los fieles por asistir a la Santa Misa y al oficio.
Al poco tiempo, menos de un mes, el Papa Urbano IV fallece. Su muerte retrasó la difusión de la fiesta, pero el Papa Clemente V tomó en sus manos la cuestión y, en el concilio general de Viena, reafirmó la implementación de la fiesta. Así que, en 1317 se promulga una recopilación de leyes -por Juan XXII, extendiendo la fiesta a toda la Iglesia. Esta celebración tomó las procesiones en su desarrollo, ya que estas fueron dotadas de indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV, y se popularizaron a partir del siglo XIV.
Claro está que la fiesta no se practicó en el mismo momento, fue aceptada en Cologne en 1306; en Worms la adoptaron en 1315; en Strasburg en 1316. Por su parte, fue introducida en Bélgica entre 1320 y 1325. En los Estados Unidos y en otros países de Latinoamérica se celebró la solemnidad el domingo después del domingo de la Santísima Trinidad. Su impacto ha sido tal que en la Iglesia griega la fiesta de Corpus Christi es conocida en los calendarios de los sirios, armenios, coptos, melquitas y los rutinios de Galicia, Calabria y Sicilia.
Finalmente, el Concilio de Trento determinó día festivo para llevar a cabo esta fiesta, se propone celebrar este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad. La procesión ejecutada en los espacios públicos es una muestra de reverencia, en el que se glorifica la presencia de Cristo en la eucaristía. En esto los cristianos legitiman su gratitud y dan gloria a tan inefable y verdadero acto divino sucedido en Bolsena, entendido como la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. En suma, esta costumbre busca acentuar entre la comunidad católica la idea de la presencia real y personal de Cristo en la Eucaristía.
Otros modos de celebrar dicha fiesta de carácter internacional es la conocida Hora Santa. El Papa Juan Pablo II la instauró, y ahora la mayoría de las Parroquias de todo el mundo la llevan a cabo. Se celebra los jueves al anochecer, para demostrar a Cristo en la eucaristía amor y agradecimiento y reparar las actitudes desagradables a Dios. Básicamente se realiza una pequeña reflexión evangélica, en presencia de Jesús Sacramentado en la custodia, incienso y cantos, luego, se rezan unas letanías para demostrar a Jesús nuestro amor.