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Historia de la Guitarra

Historia de la Guitarra
Pixabay / Libre de derechos

Historia de la Guitarra

La guitarra es un instrumento musical, normalmente compuesto de madera con una caja de resonancia y seis cuerdas que han de ser pulsadas sobre un diapasón conformado de trastes, cada uno de los cuales corresponde a una nota diferente. Actualmente es conocida alrededor del mundo y es implementada en la mayoría de géneros musicales debido a la facilidad con la que puede ser tocada.

Aunque el origen del instrumento es confuso, existe evidencia escultórica y pictórica en la que pueden observarse algunos instrumentos parecidos, los cuales bien podrían haber sido el germen de la guitarra. Estos pueden encontrarse en obras artísticas egipcias y asirias, estos últimos estaban asentados en el norte de Turquía. Se sabe que un instrumento muy similar fue introducido a la península ibérica, pero no se tiene certeza de si fue a manos del Imperio Romano en el siglo V o de la conquista musulmana en el siglo VIII. Ambas partes poseen razón en la raíz etimológica de la palabra guitarra. Por un lado, la cultura grecolatina nombró a los instrumentos cordófonos que llegaron a sus territorios como kettarah o kithára. Más tarde las palabras se convertirían en kithára, luego en cíthara y finalmente en cítara, con el que llamarían a un instrumento similar al arpa, cuyo nombre se asemeja bastante al de la guitarra. Por otra parte, los árabes poseían la palabra qīṯārah para guitarra, por lo que, sostienen varios investigadores, poseían el instrumento mucho antes de que este fuera introducido en la península ibérica, además de tener uno muy similar, el laúd árabe.

En la Edad Media, la división entre ambos orígenes se mantiene a través de dos clases de guitarras diferentes. Una es la guitarra morisca, o guitarra mandora, que tenía el cuerpo similar a una pera, y guardaba una estrecha relación con la mandolina y el laúd. La otra era la guitarra latina, posiblemente originada a partir de la cítara, que poseía el fondo plano y un clavijero parecido al del violín. Esta se transformaría, por un lado, en la vihuela, un instrumento con seis cuerdas dobles, conocidas como órdenes, aunque en algunas ocasiones contaba con siete; por el otro, en la guitarra de cuatro órdenes, común entre los músicos no académicos. De todas formas, ambas pueden verse representadas en las pinturas de la época. Por ejemplo, en las pinturas en miniatura de las Cantigas de Santa María, pintadas por Alfonso X el Sabio en el 1270, o en la abadía alemana de Zwiefalten, donde ambos instrumentos figuran en el Pasionario pintado en 1180. Ya para el siglo XVI, España comenzó a tener una gran producción del instrumento y de composiciones para el mismo. Quizá la primera de todas fue Tres libros de música en cifra para vihuela, escrita por Alonso Mudarra en la ciudad de Sevilla en el año 1546. Aunque en esta época la guitarra, normalmente confundida con la vihuela y la morisca, no poseía un papel protagónico en las obras, sino más bien de acompañamiento mediante el rasgueo de acordes.

Superada la diferencia, comienza a llamársele guitarra española y adquiere una quinta cuerda doble. Aunque no se sabe bien quién la introdujo, el poeta Lope de Vega afirma que fue Vicente Espinel, lo cual ha sido refutado con pruebas de que esta ya había sido implementada antes del nacimiento de Espinel. Por esta época, se tiene el tratado Guitarra española de cinco órdenes, escrito por Juan Carlos Amat y publicado en 1596; y la obra boloñesa Nuova inventione d’involatura per sonare il ballei, escrita por Girolamo Montesardo en 1606. Aunque es cierto que el instrumento existía en otros países, fue en España donde más fue tocado. En el siglo XVIII se le agregaría la sexta cuerda y obtendría la afinación que conocemos hoy en día gracias a Jacob Otto. Para el siglo siguiente, las cuerdas dobles serían reemplazadas por cuerdas simples, la resonancia se mejoraría cambiando levemente el diseño y el clavijero pasaría a ser metálico. Gracias a estas modificaciones, que conllevaron a amplificar el volumen, la guitarra pudo desempeñarse también como instrumento solista. Todo esto se produjo gracias a los constructores europeos Agustín Caro, Antonio de Lorca, René Lacote, Johan Stauffer, Luigi Legnani y Antonio de Torres, entre otros.

Para el siglo XX, aparecería la guitarra eléctrica como producto de la tecnología del momento, siendo el estadounidense Leo Fender su gran inventor. Esta surgió como una forma de amplificar el instrumento fuera de las salas de concierto, y su uso sería esencial para las grandes revoluciones musicales del siglo, teniendo papel en el jazz, el blues, el rock and roll, el funk, el pop, el punk y el metal, entre muchos otros géneros. Con su llegada, aparecerían también los pedales de distorsión y modulación, se sofisticarían los amplificadores, y se verían grandes intérpretes como Jimi Hendrix, Eric Clapton, Jimmy Page, B. B. King, Eddie Van Halen, Steve Vai y Carlos Santana.

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