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Historia

Atila

Biografía de Atila
Retrato por Eugène Delacroix - Dominio Público

Biografía de Atila

Atila (395 d.C- 453 d.C) fue el único rey de los Hunos, conocido en occidente como “el azote de Dios”. Nació en Pannonia, una vasta zona plana, abundante en pastos donde los caballos de los hunos podían pastar y procrearse. En términos geográficos actuales podemos situarla entre el sureste de Hungría y noroeste de Rumanía. Su tribu originaria de China llegó a Europa tras la destrucción de su imperio en el Turkestán. Este pueblo caracterizado por el nomadismo, aunque cada vez que asediaban un lugar, una parte de ellos se asentaban en el mismo, para ir creando su imperio.

Cuando Atila tenía 13 años fue enviado a Roma por disposición de su tío Rugila, soberano de los Hunos en Danubio, para perfeccionar la lengua latina, aprender la historia, costumbres y todo lo relacionado con los romanos y su Imperio. A los 17 años volvió con los suyos, dispuesto a hacer frente a los prepotentes romanos.  Su tío confiaba en las habilidades de Atila, fue un hombre hábil para la guerra, utilizaba la diplomacia como estrategia y un excelente jinete,  por ello le encargo la labor de negociar con los chinos que habían intentado saltear diversos asentamientos hunos del centro de Asia, Atila logró establecer la paz.

Con la muerte de Rugila; Bleda y Atila son proclamados reyes del territorio huno. Este momento fue relevante porque la unificación de las tribus hunas representó para el Imperio Romano de Oriente, con Teodosio II a la cabeza, un gran problema, prefería perder oro y posesiones materiales antes que hombres y territorio. Por ello, en el año 435 realizaron un pacto con los nuevos reyes hunos. En el que los romanos se comprometieron a doblar el tributo anual en monedas de oro, no realizar alianzas con pueblos enemigos de los hunos, y si las hubiera deberían romperlas, establecer un mercado libre a orillas del Danubio y entregar a los prisioneros de guerra hunos. En el año 445 Bleda muere, existió la sospecha que Atila se deshizo de él, para ser el único rey.

“Cuanto más larga es la hierba, mejor se corta de arriba hacia abajo.” Atila

Antes de ser nombrado rey de los Hunos, Atila ya había atacado al Imperio romano de Oriente en el 440 d.C. Los ataques se dieron alrededor de diez años, durante los cuales el Imperio romano perdió grandes extensiones, lo que hoy es Georgia, Armenia e Irán. Esta guerra llego a su fin gracias al buen desempeño del ejército del Imperio romano y la decisión de pagar los tributos establecidos a Atila, con este acuerdo bilateral logran pacificar sus tierras.  A cambio de ello, los hunos actuaron como colaboradores de los emperadores romanos, mediaron en calidad de mercenarios para reprimir las convulsiones internas y combatir a otros bárbaros, como los burgundios y los francos. Incluso Atila fue nombrado general honorífico de la Galia. Pero el momento de paz fue quebrantado en el año 450 cuando se descubrió un complot para asesinar a Atila, creado por Teodosio II y por Edeco, embajador de los hunos en Constantinopla.  Al saber esto, Atila decidió entonces lanzarse militarmente a la conquista de una porción de las provincias de Occidente.

El ejército huno había desarrollado un ejército de infantería de gran calidad, diferían de otras tribus bárbaras en la frontera romana por su habilidad para realizar asedios exitosos en ciudades fortificadas. Su éxito fue tal que en el siglo IV los hunos dominaban grandes extensiones entre los ríos Don, Danubio y  Volga  y los mares Negro y  Báltico, habían sometido a los germanos, alanos y sármatas que vivían allí. Por ello, los hunos fueron considerados por sus contemporáneos como una raza salvaje, voluble, apasionada por el oro y buenos guerreros. La tribu de Atila fue una de las más avanzadas en lo concerniente al uso y fabricación de armas.

En el 452 invadió el norte de Italia, arrasando Aquileya, Milán y Padua; las poblaciones horrorizadas emigraron de las ciudades y se salvaguardaron en las montañas o en las lagunas del Adriático. El emperador romano de Occidente, Valentiniano III, estuvo a punto de sucumbir ante el empuje de Atila; fue el papa León I quien intervino y detuvo la invasión, pactando con Atila su retirada a cambio de un tributo.

“Bajo las fuertes patas del temible caballo de Atila no volvía a crecer la hierba ni vida alguna.”

En el año 453 d.C. Atila muere en su palacio luego de la celebración de su matrimonio con la germana Ildico, una bella doncella que uno de sus hijos  había capturado en una de sus habituales correrías,  el rey huno sufrió una hemorragia nasal sufrida por una caída. Atila en su reinado de 20 años aportó a los pueblos hunos: la  unificación de las tribus,  creación de grandes empresas de conquista, un ejército poderoso  y el crecimiento notable del imperio.

Desafortunadamente todo esto desapareció tras su muerte, en suma  se dio una fuerte peste que dejó diezmados a los hunos y un fuerte  ataque encabezado en el 454 por Arderico, el cual destruyó el imperio que estaba en manos de los hijos de Atila, forzando su retirada hacia la zona del Volga. En lo sucesivo, los hunos no volverían a amenazar Europa.  Atila fue tan importante en la historia medieval e inspiró a varios artistas, por ejemplo, el escultor barroco Alessandro Algardi realizo un relieve, en la basílica de San Pedro de Roma, en el que relata el momento en que el papa León I convence a Atila de no saquear Roma.

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