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Cultura

José de Nazareth

Biografía de José de Nazareth
William Dyce [Public domain]

Biografía de José de Nazareth

José de Nazareth. Nació en Belén, Jerusalén. Padre de Jesús de Nazareth. Su padre fue Jacob. Fue criado en una familia extensa, en donde siempre demostró su docilidad y humildad, y además una gran devoción.  En su juventud se dedicó a la carpintería, labor que desempeñó en Nazaret. Cuando tenía alrededor de treinta años, fue convocado por los sacerdotes al templo, con otros solteros de la tribu de David, para tomar esposa. El hombre que se casaría con la Virgen María de Nazaret debía tener una rama, que sería entregada por los sacerdotes, con una flor en su tallo.  Sólo la rama de José floreció y de ese modo fue reconocido el elegido por el Señor para ser novio de la Santa Virgen.

Para ese momento, María tenía 14 años de edad, aunque fue dada por esposa a José, siguió viviendo en la casa de su familia de Nazaret de Galilea por un año, siguiendo la tradición de los hebreos. Durante ese año, María recibió el anuncio del Ángel y aceptó servirle al Señor. En suma, el Ángel le dio el mensaje de que estaba embarazada, José la acompañó a casa de su prima en los últimos tres meses de embarazo. Luego de un largo viaje de 150 Km en compañía de Isabel y José. Él seguía inquieto por la situación a la cual tenia que hacer frente. Confundido, quiso huir en secreto.

Para ese momento, María sería considerada adúltera, por ende, la ley la sentenciaba a ser lapidada junto con su hijo, fruto del pecado. Un ángel se le apareció a José en sueños para disipar sus temores, todas sus turbaciones desaparecieron y José apresuró la ceremonia de fiesta de entrada de su esposa en su casa. José y María partieron hacia la ciudad de origen de la dinastía, Belén. José buscó en todas las posadas un lugar para su esposa, pero no lograron tal cometido. María dio a luz a su hijo en una gruta del campo de Belén y algunos pastores acudieron para visitarla y ayudarla.

También llegaron los magos de oriente en busca del recién nacido, quienes lo adoraron y le ofrecieron sus regalos. En el momento en que Herodes se enteró del nacimiento de Jesús, trató por todos los medios de saber su ubicación para ordenar su desaparición. Ante esto, un Ángel del Señor se le apareció a José y lo exhortó a huir a Egipto. Le advirtió que Herodes buscará al niño para matarlo. Tuvieron que cruzar el desierto, invadido de serpientes y de bandidos. Cuando se conoció la noticia de la muerte de Herodes, Rey de los judíos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo que regresara a la tierra de Israel. El peligro no había terminado así que se dirigió a la provincia de Galilea y se fue a vivir a un pueblo llamado Nazaret.

De ahí, que los profetas lo llamarán “Nazareno”. Finalmente, Jesús comenzó a crecer como un niño feliz y llevando una vida tranquila. Todos los años su familia asistía a la fiesta de Pascua. Cuando Jesús tenía 12 años regresaron de la fiesta, pero se dieron cuenta que el niño no estaba en el grupo, empezaron a buscarlo afanosamente y, después tres días, lo hallaron de nuevo en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley. Sus padres se emocionaron mucho al verlo. José murió poco antes de que su hijo empezara la predicación.

La figura de José es muy importante para la historia de la Iglesia porque ha servido como instrumento moralizador y educador en cuanto al deber y el rol que los padres deben cumplir en sus hogares. Esto nos dice que un padre debe ser fiel al mensaje de Dios, su fe no debe albergar dudas o incertidumbres, el padre como José deber cuidar, acompañar y, bendecir a su Hijo. Ser un trabajador modelo, ser la guía y la cabeza del hogar. Muchos subestiman la importancia que tuvo San José en los proyectos de Dios. Pero, otros por su fidelidad y por su amor le han dado la potestad de ser intercesor, y por medio de él tener las virtudes necesarias para alcanzar la salvación.

Debemos indicar que, el papa León XIII, en 1889, publicó la encíclica Quamquam pluries acerca de él, y cien años después, el papa Juan Pablo II le dedicó la exhortación apostólica Redemptoris custos. Para el 2013, el papa Francisco refirió en su homilía los alcances de la custodia que en la Iglesia católica se atribuye a este santo. Fue declarado patrono de la familia y es considerado por antonomasia el patrono de la buena muerte, ya que murió en brazos de Jesús y de María. El papa Pío IX lo proclamó patrono de la Iglesia universal. Igualmente, es considerado patrono del trabajo. La Iglesia católica lo ha declarado también protector contra la duda y el papa Benedicto XV lo declaró además patrono contra el comunismo y la relajación moral.