Tutankamón (c. 1345 a. C. – 1327 a. C.) rey del antiguo Egipto entre los años 1341 a. C. no hay exactitud sobre la identidad de su padre, se dice que fue Akenaton según investigaciones futuras basadas en el examen del ADN. De ahí que cuando murió le sucedieron sus yernos: en primer lugar, Semenkera, y tras su corto reinado, el jovencísimo Tutankamón, pero en calidad de yerno. Hasta la muerte de Akenatón, Tutankamón llevó el nombre de Tutankatón, en honor del dios solar Atón. Cuando llegó al trono, Tutankamón restableció el culto tradicional y, devolvió el poder a los sacerdotes de Amón. Al mismo tiempo, devolvió la capitalidad a Tebas.
Como vemos, el reinado de Tutankamón no tuvo otro objetivo que el de restablecer el orden tradicional del Egipto faraónico, bajo la influencia de los sacerdotes y generales conservadores. En materia de políticas su reinado no se destacó demasiado quizá por el poco tiempo, ya que falleció siendo muy joven, aproximadamente tendría 18 años. Durante mucho tiempo se presumió que murió a causa de un motín palaciego, sin embargo, se supo que fue a causa de una fractura que sufrió su pierna y de la cual se desencadenó una muy fuerte infección. Durante su reinado, especialmente en los inicios fue el padre de Nefertiti, llamado Ay; un militar importante de aquel tiempo quien tomaba las decisiones más relevantes.
Se especula que, siguiendo la tradición de las vinculaciones matrimoniales entre familiares directos, Tutankamón
A raíz de la virginidad de dicha tumba se pudo estudiar mucho sobre este personaje legendario y conocer con más profundidad la cultura antigua de Egipto, sus rituales y cultos. Además, se logró recoger una muestra de ADN que permitió saber que Akenaton fue su padre, pero que Nefertiti no fue su madre. La cámara sepulcral estaba recubierta de oro, que se introdujo desmontada y que contenía otras tres encajadas en su interior. En el espacio comprendido entre las paredes y la capilla se encontraban los remos, lo que ellos representaban era que el muerto podía navegar al más allá. Delante de las puertas de las capillas se depositó un vaso de perfume de alabastro, con aplicaciones de oro y marfil.
En la última capilla se hallaba un gran ataúd de cuarcita con tapa de granito rojo. El último de ellos, de oro macizo, conservaba el cadáver momificado del faraón, su rostro estaba cubierto con una máscara de oro con incrustaciones de cornalina, lapislázuli, turquesas y otras piedras preciosas. Es insólito que esta tumba no haya sido encontrada después de tantos años, también se hallaron en los vendajes de la momia se habían depositado numerosas joyas y amuletos. Luego de una excavación y de la recuperación de los objetos fueron transportados al Museo de El Cairo, para contemplar completamente esta obra los visitantes deben disponer de un buen periodo de tiempo.
Claramente, el descubrimiento de la tumba de Tutankamón fue uno de los grandes hitos de la historia de la arqueología. Despertó gran interés en todo el mundo. Ahora es muy común oír sobre la «la maldición de Tutankamón», una invención periodística que pasaría a la literatura de terror y, a partir de La Momia (1932), protagonizada por Boris Karloff. Se dice que luego de que se halló la tumba murieron más o menos 23 personas que tuvieron que ver con el hallazgo de manera directa o indirecta. Pero, realmente todos murieron por asuntos ajenos. Creado ya un misterio se atribuyeron las defunciones a esporas de hongos u otros tóxicos contenidos en el aire de la tumba.
En comparación con las de otros faraones, la tumba de Tutankamón es de proporciones modestas, posiblemente debido a la repentina e inesperada muerte del joven soberano, que no dio paso a organizar debidamente su mausoleo. No obstante, sus cuatro salas se hallaba el ajuar funerario completo del faraón. El equipo de Howard Carter empleó diez años en catalogar más de cinco mil piezas, desde sencillos objetos hasta los adornos más exquisitos.
Todos estos objetos se encontraban en un desorden y abigarramiento semejantes al de un trastero; existen algunos objetos rotos lo que indica es que quizá fue un intento frustrado de saqueo. Uno de los muebles más preciosos era el trono, recubierto de oro y piedras preciosas, con patas de león y serpientes enrolladas a los lados. Hay piezas que tienen dibujos de las escenas del faraón en lucha contra el caos, contra los enemigos y contra los animales de la estepa. De gran calidad artística son también los bastones de mando.