Teresa de Lisieux (2 de enero de 1873 – 30 de septiembre de 1897) religiosa carmelita descalza. Su festividad se celebra el 1 de octubre. Nació en Alenzón, Normandía, Francia. Sus padres fueron Louis y Zélie Martin. Fue bautizada en la Iglesia de Nôtre-Dame. Sus padres anhelaban que tanto Teresa como sus cuatro hermanas formaron una vida en los caminos religiosos. Su madre murió en 1877. Teresa se entregó aún más a Dios. En tal sentido, ingresaron a la Orden de la Visitación y al Convento Carmelita de Lisieux. Luego de una dedicada preparación se le ordeno ser profesora de novicia en el año de 1893.
Una etapa importante en su vida se dio cuando recibió el sacramento de la Penitencia. Su fe aumentó y se fortaleció cuando en el día de Pentecostés (1883), recibió un milagro de sanidad por la intercesión de Nuestra Señora de las Victorias (la Virgen de la Sonrisa). En adelante, su salud mejoró notablemente. Experimentó una fuerte experiencia de la gracia de la íntima comunión con Cristo para luego recibir la primera comunión el 8 de mayo de 1884.
Luego de una visita a varias ciudades italianas, estuvo en la audiencia concedida por el Papa León XIII a los peregrinos de la diócesis de Lisieux, pidió al Papa autorización para ser parte de las carmelitas. De manera sorprendente, su petición fue aceptada, en efecto el 9 de abril de 1888 ingresó. Tomó el hábito al año siguiente e hizo su profesión religiosa a finales de 1890, fiesta de la Natividad de la Virgen María.
Siguió de manera recta las ordenes de la Madre Fundadora, Teresa de Jesús, fue admirada por su fervor y fidelidad. Todo ello fue necesario para que emprendiera el camino hacia la santidad, era ferviente en la lectura del Evangelio y para ella el amor era la solución para todo. Acompañó con oración y sacrificio al Padre Roulland, misionero en China y al Padre Belliére. Uno de los relatos que escribió tiene fecha del 21 de enero de 1896 aunque se cree que lo escribió durante la fiesta de la Santísima Trinidad.
El jueves y viernes santo su salud no estaba bien; sufrió una hemotisis, en adelante su salud empezó a empeorar y su actitud fue entregada y paciente. Esto le dio oportunidad de redactar otro manuscrito. Posteriormente, redactó otro texto dedicado a la Madre María de Gonzaga; este texto refleja un gran mensaje para la Iglesia.
Su vida terminó el 30 de septiembre de 1897. Sus últimas palabras fueron:
Dios mío, te amo
Su canonización tuvo lugar el 17 de mayo de 1925 por Pío XI y el Papa. Posteriormente, el 14 de diciembre de 1927, fue proclamada Patrona Universal de las Misiones, junto con San Francisco Javier.
Sus enseñanzas han sido muy importantes para la Iglesia Católica y el pensamiento cristiano. Cuando cumplió 100 años de fallecida, el Papa Juan Pablo II la declaró Doctora de la Iglesia el 19 de octubre de 1.997 por su sabiduría espiritual, inspirada en el Evangelio, en las cuales resplandece su eminente doctrina. Su mensaje fue difundido a través de la traducción de sus obras en una cincuentena de lenguas diversas. Se escribió una biografía sobre su vida, llamada Historia de un alma (1898). A Teresa de Lisieux se le atribuyen numerosos milagros. Es la santa patrona de los misioneros y aviadores. Su festividad se celebra el 1 de octubre.