Tarquinio el Soberbio fue el último rey de la monarquía romana, dando lugar así a la República. Nació aproximadamente en el 534 a. C. y murió alrededor del 509 a. C. Fue hijo de Tanaquil y Tarquinio Prisco, quinto rey de Roma. Siendo etrusco, y habiendo contraído matrimonio con Tulia la Mayor, Tarquinio ascendió al trono romano gracias a la astucia de su madre y luego de asesinar al sexto rey de Roma, y también su suegro, Servio Tulio. Esto lo hizo en medio del Foro romano, en donde denunció al rey de ser un gobernante ilegítimo por no tener la aprobación ni del Senado ni del pueblo. Así, lanzó a Servio Tulio por las escaleras dejándolo agonizante, quien luego sería rematado por sus detractores y por el carruaje de su misma hija Tulia.
Siendo rey, Tarquinio llevó a Roma a una época de gran expansión territorial. Así, logró la hegemonía romana en le geografía de Lacio. También conquistó la ciudad latina de Tusculum, en donde organizó un matrimonio entre el gobernante del lugar /Octavio Mamilio) y su hija Tarquinia. Conquistó, además, la ciudad de Pomecia y de Gabios, en donde redactó un tratado que perduró hasta los años de Augusto (Julio César, primer emperador romano) en el templo dedicado a Sermón Sanco, dios romano de la lealtad. Colonizó además las localidades de Circeo y Signia.
Pese a esto, no está del todo clara el área del mediterráneo que Roma tenía bajo su poder para aquella época. Como registros, se tienen las terracotas encontradas en la ciudad de Circeyos, la cual se encontraba bajo dominio latino según Hesíodo cuenta en su Teogonía. Se cree también que el área de influencia debía ser muy grande para que los romanos tuvieran los recursos suficientes como para construir el Tempo de Júpiter Óptimo Máximo (más conocido únicamente como templo de Júpiter Capitlonio), el cual fue el más importante de los templos de la Antigua Roma, y el cual sobrevivió hasta ya entrado el siglo VI. Además, se conoce el tratado firmado entre Roma y Cartago en el siglo VI a. C., en el cual Cartago, potencia regente del Mediterráneo de aquel entonces, le confiere a Roma el dominio de un extenso territorio que alcanza hasta la ciudad latina de Terracina.
Pese a que muchas veces Tarquinio es retratado como el típico gobernante déspota, pues se hizo con el dominio de la asamblea latina al calumniar a Turno Herdonio llevándolo a su ejecución, también es de admirar su astucia militar, la cual llevó a posicionar a Roma como una de las grandes potencias de la Europa de su época. También se debe rescatar su papel en las grandes obras de ingeniería de la Antigua Roma, como lo es el templo de Júpiter antes mencionado y las cloacas, los cuales son atribuidos por varios historiadores a su padre en lugar de a él. En cuanto a estas últimas, se puede decir que las cloacas romanas fueron el primer sistema de alcantarillado del mundo, corriendo por debajo de la ciudad junto al río Tiber, liberándola de los desperdicios de los baños, los retretes y demás desperdicios. En la construcción de esta, los trabajadores, en su mayoría de las clases más humildes de Roma, muchas veces se suicidaron debido al esfuerzo sobrehumano que se les exigía.
Sobre el mito que se ha creado alrededor de su persona, es de destacar la anécdota de los libros sibilinos. Según se cuenta, la sibila de Cumas llegó ante Tarquinio con la intención de venderle nueve libros llenos de profecías. Ante la negativa del rey, esta destruyó tres. Luego volvió a ofrecerle los seis libros restantes al precio de los nueve primeros; pero el rey se negó de nuevo, por lo que la sibila destruyó otros tres libros. Finalmente, queriendo evitar la destrucción de los últimos tres libros, se los compró a la sibila por el precio de los nueve. Estos permanecieron entonces en el Templo de Júpiter Capitolino hasta el 83 a. C., cuando fueron destruidos por un incendio. Pese a esto, su contenido logró sobrevivir hasta el año 405, cuando Estilicón ordenó destruirlos.
No obstante, pese a sus logros militares, Tarquinio el Soberbio fue destronado luego de que su hijo, Sexto Tarquinio, violara a la patricia Lucrecia, quien terminó suicidándose por la ignominia. Tras esto, Tarquinio se exilió en la ciudad de Etruria e intentó varias veces tomar Roma. Primero con la ayuda de las ciudades de Tarquinia, Caere y Veyes, que fueron vencidas durante la batalla de la Selva Arsia; y luego con la ayuda de la Liga Latina, que fue derrotada en la batalla del Lago Regilo. Al ver sus deseos incumplidos, Tarquinio fue protegido por Aristodemo en la ciudad de Cumas, donde murió alrededor del 495 a. C.