Políticos
Tácito
Nombre Completo | Cayo Cornelio Tácito |
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Ocupación | Político e historiador |
Nacionalidad | Romana |
Biografía de Tácito
Tácito (55 -120) historiador, senador, cónsul y gobernador. Nació en Roma, Italia. Fue criado dentro de una familia de origen ecuestre. Su nombre de nacimiento es Cayo Cornelio Tácito. Desde pequeño se destacó por su gran elocuencia y por su habilidad diplomática hasta que desarrolló una brillante carrera política. Su primer cargo político fue en el Senado y luego ejerció el cargo de cónsul. En el año 78 se casó con una hija de Cneo Julio Agrícola, general romano que luchó en Britania. Para ese momento, Tácito ya era un abogado y orador renombrado. Rápidamente se introdujo en la sociedad imperial. Participó activamente en la vida política.
Después de haber desempeñado diversos cargos públicos, abandonó la carrera pública y la oratoria para dedicarse a la historia. Lamentablemente, sus obras han sido víctimas del tiempo y del olvido, por ello, se encuentran incompletas y algunas en pésimas condiciones. Sin embargo, aunque mutiladas, logran transmitir una profunda emoción en el lector. Lo anterior hace que Tácito sea visto como el autor más original de la literatura latina, admirado por reelaborar la enseñanza de los retóricos en el uso de la metáfora y en la sutileza epigramática. Aunque, claramente adoptando un estilo propio, para ello, utilizó implícitamente un rigor analítico en el uso de las palabras. En definitiva, Tácito convierte su prosa en creación poética.
En el 98 escribió La Vida de Agrícola, una encomiástica biografía de su suegro Julio Agrícola, ex gobernador de Britania, y Sobre el origen y el país de los germanos, dos obras cortas que sirvieron como camino para la composición de sus grandes obras históricas. La primera monografía contiene un esbozo de la vida en la corte imperial y del mundo bárbaro de los britanos. La segunda, más conocida como Germania, muestra el interés del autor por aquellos pueblos que constituían una amenaza para Roma, enfatizando la virtud simple y los vicios primitivos de las tribus germánicas en contraste con la debilidad moral de la Roma contemporánea. Luego, llegó la obra más importante de Tácito: la Historias y los Anales, contenía treinta libros. De los catorce libros de Historias sólo se conservan los primeros cuatro y gran parte del quinto.
Fue publicada en el 109, aunque el historiador romano la comenzó a redactar cinco años atrás. Su estudio original cubriría el marco cronológico comprendido entre el fin del gobierno del emperador Galba y el, 16 de septiembre del 96, asesinato del emperador Tito Flavio Domiciano, es decir, el acceso al poder y el reinado de la dinastía de los Flavios, en la actualidad el material dispuesto tan sólo llega hasta los primeros meses del 70. En cuanto a los dieciséis libros de Anales se conservan también sólo los cuatro primeros, y lo demás son fragmentos. En los Anales trató la historia romana desde la ascensión al poder de Tiberio en el 14 d.C. hasta la muerte de Nerón en el 68 d.C.
El objetivo de Tácito fue escribir la historia de los acontecimientos con una finalidad moralista e instructiva, lográndolo con un peculiar e intransferible estilo literario repleto de agudeza dramática y concisión. Fue respetado por su perspicacia psicológica y la brillantez de sus retratos de personajes. Su estilo es una combinación eficiente de expresiones concisas y pintorescas. Todo esto lo hizo un gran historiador. Además, ensalzó los ideales de la República romana y realizó descripciones críticas muy profundas de muchos de los emperadores romanos. De ahí, lanzó su gran obra historiográfica, la Roma imperial del siglo I, se considera todavía hoy paradigmática.
Tácito fue riguroso en el empleo de la documentación. Gran parte de sus fuentes documentales provenían de los historiadores anteriores: Aufidio Baso, Cluvio Rufo, Plinio el Viejo, Fabio Rústico y otros, memorias de personajes y testimonios orales; recurrió también a las Crónicas del pueblo romano, una especie de diario oficial de Roma, y a los archivos del senado. Aseguró que la intención era ser imparcial a la hora de estudiar las fuentes, pero sus visiones de la vida acaban imponiéndose, con lo que triunfa la subjetividad. Se notan los componentes filosóficos e ideológicos en su narración. Se dio a la tarea de subrayar las infamias cometidas por la mayoría de los emperadores desde la muerte de Augusto a la de Domiciano. Al mismo tiempo, resaltó los méritos de Nerva y Trajano.
Tácito no manejo con sapiencia los temas de la milicia, de la administración ni de la economía. En su carrera política, de hecho, no llevo a cabo actividades bélicas. Se interesa sobre todo por los aspectos psicológicos y dramáticos, ocupándose de la corte imperial. Su filosofía política presenta vacilaciones. Con todo, sus tendencias estoicas le llevaron a desconfiar de la solidez moral de un modelo político basado en las decisiones de un solo hombre. En numerosas ocasiones añoró la vieja república y su concepto de libertad, pero todo lo mencionó en término que no molestara al régimen imperial. Tácito murió en el año 120.