Paolo Uccello (1397 – 1475) pintor. Su nombre real fue Paolo di Dono, Pratovecchio, Italia. Su padre fue un barbero de muy pocos recursos. El primer acercamiento serio con la pintura de Paolo se dio en 1412 cuando recibió la enseñanza de Lorenzo Ghiberti en su taller, en dicho taller se formó por un buen tiempo, concretamente entre 1407 a 1413, luego fue ayudante. Posteriormente, empezó a trabajar en los mosaicos para San Marcos, lamentablemente no existe registro de esta obra. En 1432, Uccello se trasladó a Florencia, realizó el luneto de la Creación en el Claustro Verde de Santa Maria Novella, la obra fue descrita como llena de expresividad pero algo tosca.
Luego de obtener gran experiencia, en al año 1436, realizó un enorme fresco para la catedral de Florencia en el que representó al condotiero Giovanni Acuto; la habilidad para ejecutar esta obra es innegable: la figura del condotiero a caballo estaba bien definida, pero lo que más se admira en la obra fue el escorzo del cofre situado sobre una ménsula. En este elemento de la pintura se percibe la fascinación de Uccello por la perspectiva, que realmente es el rasgo esencial de su obra pictórica.
La obra mencionada representó una singular originalidad e incluso demostró su excentricidad por los extremos, este fue practicado en el manejo de la profundidad. Ahora bien, la obra que plasmó con mayor elocuencia esta atracción por la perspectiva fue La Batalla de San Romano, esta dispuesta en tres tablas y representa el enfrentamiento armado entre Florencia y Siena. La escena es bastante atractiva: muestra un escenario enmarañado y complejo, donde los cadáveres, las armas rotas, y las patas desmembradas de los caballos aparecen sabiamente distribuidos en el cuadro.
Otras obras que muestran el buen manejo de la perspectiva de Uccello, son la Caza nocturna los caballos y los perros, en la obra el espectador siente que se está adentrando hacia el interior del cuadro, mientras que en la obra San Jorge y el dragón el autor logra que los espectadores tengan la impresión de estar sometidos a efectos de decorativismo. A este pintor también se le atribuyen numerosas obras al fresco realizadas en diversas ciudades italianas; las mejor documentadas son las escenas del Antiguo Testamento para el Claustro Verde de Santa Maria Novella en Florencia, lamentablemente estas se encuentran muy deterioradas.
Su maestría en las nuevas reglas de la perspectiva le permitió destacarse en la historia de la pintura, hizo parte de los pintores del Quattrocento. En este periodo tuvo la oportunidad de codearse con artistas de renombre como Masolino, Donatello y Michelozzo. Paolo no sólo aprendió pintura, sino escultura, orfebrería y arquitectura. Aunque claramente ha sido reconocido como pintor y el grueso de sus obras son pinturas. Su gran habilidad le permitieron ser parte de la Compañía de los pintores de San Lucas y, un año más tarde, se encargó de la reconstrucción de los mosaicos de la Basílica de San Marcos en Venecia, que infortunadamente fueron destruidos por un incendio.
Uno de sus primeros encargos fueron los frescos del Monumento ecuestre en 1436, dedicado al caudillo inglés John Hawkwood. Aunque, antes había realizado la obra de la cúpula de la iglesia de Santa María del Fiore en 1432. Desde este periodo ya su obsesión y dedicación por la perspectiva estaba viva, lo que conllevó la crítica de sus contemporáneos que le apodaron Uccello, sin duda por sus antojos y sus despistes, y también por su gusto por los pájaros. Sus obras tuvieron su sello, un estilo particular que él fue desarrollando con el paso del tiempo. A menudo, uso la técnica de la brevedad para tratar las formas y jugar con esta técnica hasta conceder un carácter fantástico en sus obras.
Su importancia fue tal que el famoso pintor y teórico del arte Giorgio Vasari, escribió sobre él. Menciona su gran obra sobre el tríptico altamente decorativo que realizó en 1455 para los Medici. Esta familia requirió frecuentemente sus trabajos. La parte más admirada del tríptico fue el panel derecho que expone el Contra ataque de Micheleto da Cotignola. Actualmente, este panel se encuentra en el Louvre en París, mientras que los dos otros están en la Galería Uffizi de Florencia y en la National Gallery de Londres, respectivamente.
Paolo Ucello utilizó mucho la geometría en su pintura, tanto en las figuras, como en la perspectiva o en la composición, muchos estudiosos del arte afirman que abrió el camino para la creación del cubismo. Por otro lado, su obra manifestó usualmente el interés del artista por la luz. Claramente, fue un artista que se dedicó al tema de las batallas. Ucello probó con los retratos, uno de ellos fue el Retrato de Giotto, otro fue el Retrato del hombre del turbante rojo, denota su interés por el dibujo y el relieve, usando la luz para ello.
En alguna ocasión rompió su estilo monumental en las obras y realizó un pequeño cuadro llamado la Historia de la profanación de la Sagrada Forma. A lo largo de sus obras, Vasari afirmó en sus obras que el horizonte cultural quedó siempre ligado a la cultura tardogótica, aunque fue interpretada con originalidad. En su madurez las obras excluyeron la sensibilidad y los sentimientos y se inclinaron por la perspectiva lógica y geométrica, siempre en función de la racionalidad y la exactitud de las matemáticas.
Algunas de sus obras fueron: Diluvio y retroceso de las aguas, Reloj en el Duomo, Anunciación, Creación y Caída, Retrato de dama, Adoración de los Magos, Predela de Quarate, Santa monja con dos niños, Retrato de joven, Esfera de reloj con cuatro profetas, Resurrección Natividad, El diluvio, Escenas de la vida monástica, Nicolás de Tolentino liderando a los florentinos, Nicolás Mauricio de Tolentino derriba a Bernardino, El triunfo sobre Bernardino Della Ciarda, Crucifixión con santos, Vida de los Santos Padres, Milagro de la Hostia Profanada. Su obra fue muy extensa, esta terminó cuando murió a los 78 años, el 10 de diciembre de 1475.