Pablo VI (26 de septiembre de 1897 – 6 de agosto de 1978) papa 262 de la Iglesia católica y soberano de la Ciudad del Vaticano desde el 21 de junio de 1963. Su nombre secular fue Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini. Nació en Concesio, Brescia, Lombardía, Reino de Italia. Su padre Giorgio Montini, era abogado, periodista, director de la Acción Católica y miembro del Parlamento de Italia, y su madre Giudetta Alghisi, provenía de una familia de la nobleza rural. Asistió a la escuela Cesare Arici, bajo la dirección de jesuitas, y en 1916 logró terminar la secundaria luego de tener que suspender sus estudios en varias ocasiones por sus problemas de salud.
En 1916, entró en el seminario de Brescia para ordenarse en el sacerdocio. Cuatro años después, el 29 de mayo de 1920, celebró su primera misa en su pueblo natal, en la iglesia de la Madonna delle Grazie. Montini estudió en Milán un doctorado en Derecho Canónico. Más tarde estudió en la Pontificia Universidad Gregoriana, y a petición de Giuseppe Pizzardo, en la Academia Pontificia Eclesiástica. En 1922 Montini entró a la Secretaría de Estado de la Santa Sede, donde trabajó junto con Francesco Borgongini Duca, Alfredo Ottaviani, Carlo Grano, Domenico Tardini y Francis Spellman.
Rápidamente ingresó al servicio papal como miembro de la Secretaría de Estado. Al año siguiente, fue nombrado secretario del Nuncio en Varsovia. Le fue asignada la cátedra de Historia Diplomática en la Academia Diplomática. En 1937 asumió el cargo de asistente del Cardenal Pacelli, quien era Secretario de Estado. En 1944, y bajo el pontificado de S.S. Pío XII, le nombraron director de asuntos eclesiásticos internos, ejecutó esa labor por casi ocho años, su ciclo terminó cuando fue nombrado Pro-secretario de Estado. En 1954, el Papa le concedió el título de Arzobispo de Milán. Cuatro años después, fue Cardenal y asumió el rol en la preparación del Concilio Vaticano II.
A la edad de 66 años algo especial ocurrió en su vida: fue elegido sucesor del Pontífice Juan XXIII, el 21 de junio de 1963, tomó el nombre de Pablo VI. Días después, el nuevo Papa dio a conocer a todos el programa de su pontificado: su primer y principal esfuerzo se orientaba a poner en marcha el gran Concilio, convocado e inaugurado por su predecesor. También se dedicó a difundir el anuncio universal del Evangelio, fortaleció el trabajo en favor de la unidad de los cristianos y del diálogo con los no creyentes, la paz y solidaridad en el orden social.
Comenzando el año 1964 realizó un viaje a Tierra Santa, en donde se encontró con Atenágoras I, Patriarca de Jerusalén. Este hecho ha sido considerado como histórico. El pontificado de Pablo VI tiene una gran relación con el Concilio, tanto en su desarrollo como en su aplicación. En su primera encíclica, publicada en 1966 planteaba que eran tres los caminos por los que el Espíritu le impulsaba a conducir a la Iglesia, afirmando que venían “vientos de renovación” que desplegaban las amplias velas de la barca de Pedro. Se guío siempre por el camino espiritual; el moral y el apostólico. Actualmente, de lo anterior quedaron los conceptos: conciencia, renovación, diálogo, y que forman los tres capítulos de la encíclica.
En la tercera sesión conciliar que terminó el 21 de noviembre de 1964 se proclamó a María como Madre de la Iglesia. Durante el desarrollo de la tercera y cuarta sesión del Concilio S.S. Pablo VI viaja a Bombay, para participar en un Congreso Eucarístico Internacional. Luego, se dirigió a Nueva York a la sede de la ONU, en donde realizó un llamado a la paz mundial ante los representantes de todas las naciones. El 7 de diciembre de 1965, junto al Patriarca Atenágoras I hacen una declaración conjunta por la que se levantaban los mutuos anatemas, pronunciados por representantes de la Iglesia Oriental y Occidental en Constantinopla en 1054, lo anterior fue el momento culminante del cisma entre las Iglesias de oriente y la de occidente.
El 8 de diciembre de 1965 confirmaba solemnemente todos los decretos del Concilio, el 1 de enero al 29 de mayo de 1966, dio un discurso para la reflexión y renovación de toda la Iglesia a la luz de las grandes enseñanzas conciliares. Ahora bien, la aplicación del Concilio fue difícil en sus comienzos porque era un periodo complejo, como todo proceso de transformación, el papa se mostró con una actitud de fortaleza interior y espiritual que le ayudó a conducir al Pueblo de Dios en medio de dificultades propias de todo proceso de renovación.
El Papa Juan Pablo II afirmó que admiró su profunda prudencia y valentía, su constancia y paciencia en el difícil período posconciliar de su pontificado. Supo manejar la tranquilidad y un equilibrio providencial. Su papado terminó cuando el Pablo VI falleció en Castel Gandolfo el 6 de agosto de 1978. El 19 de octubre de 2014 se llevó a cabo la beatificación de Pablo VI, sus aportes fueron contundentes: condujo a la Iglesia en una profunda renovación interior tras el Concilio Vaticano II. La ceremonia fue administrada por el Papa Francisco; estuvo presente Benedicto XVI honrando al Pontífice. Miles de personas de todo el mundo, y también una gran cantidad de personas de su lugar natal y en donde ejerció su labor pastoral.