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Otto von Bismarck

Biografía de Otto von Bismarck
Dominio Público

Biografía de Otto von Bismarck

Otto von Bismarck (1 de abril de 1815 – 30 de julio de 1898) político y excanciller de Alemania. Fue el creador de la conocida unidad alemana. Nació en Schoenhausen, Magdeburgo, Prusia. Bismarck creció en una familia noble prusiana, fue educado con gran disciplina porque su padre Su padre, Karl Wilhelm Ferdinand von Bismarck, era un hacendado junker y había sido oficial del Ejército prusiano. Por otro lado, su madre, Luise Wilhelmine Mencken, era hija de un alto funcionario gubernamental de Berlínera militar. Pero realmente en su juventud tuvo una conducta totalmente contraria. Era un joven que no atacaba las reglas, muy curioso, por otro lado, en muchos aspectos se desarrolló como autodidacta y su vida estuvo llena de dudas religiosas y políticas.

Cuando era un niño se estaba viviendo la derrota definitiva de Napoleón en Waterloo. Al crecer fue enviado por su madre a Berlín para estudiar, primero en la Plamannsche Lehranstalt, luego en el Friedrich Wilhelm Gymnasium y por último en el Grauen Kloster. Bismarck no fue un estudiante destacado. Desde su juventud comenzó a desarrollar la idea de que la república era la forma de gobierno más indicada por ser racional. Lo anterior advierte que Bismarck cuestionó las instituciones docentes de la época; influidas por el espíritu burgués y el humanismo que por la tradición monárquico-conservadora.

En 1832, ingresó en la Universidad de Gotinga para estudiar Derecho. Uno de los docentes que más influyó en su pensamiento fue el historiador y profesor de Derecho público Arnold Heeren, Bismarck admiraba sus ideas sobre el mapa político europeo. Posteriormente fue miembro de la hermandad estudiantil Corps Hannovera, pero realmente sus aventuras de adolescentes descarrilado no le permitieron aprovechar al máximo la vida académica. A pesar de ello, Bismarck finalizó sus estudios.

Posteriormente, trabajó en los tribunales de Berlín y Aquisgrán. Como resultado reafirmó su aversión hacia la burocracia y hacia el formalismo de un servicio rígidamente reglamentado. Dejó de manera espontánea su trabajo en Aquisgrán por emprender un viaje con una hermosa mujer inglesa. Meses después volvió para continuar su labor en Potsdam. Aunque muchos superiores admiraron su inteligencia sentían que la indisciplina era un gran factor en su contra. Luego, se casó y su vida dio un giro. Inició el camino en la política de tinte conservadurista. Efectivamente, comenzó como diputado del Parlamento prusiano desde 1847, se mostró renuente a las ideas liberales que por entonces avanzaban en toda Europa.

A partir de 1848 sus posturas fueron descritas como reaccionarias, convirtiéndole para siempre en paradigma del autoritarismo y del militarismo prusiano. Tuvo la oportunidad de conocer de primera mano los asuntos internacionales porque ocupó puestos diplomáticos en Frankfurt, San Petersburgo y París. Para ese momento ya se experimentaba la claridad de su ideario político nacionalista, entre el constitucionalismo y las tradiciones germánicas. Bismarck aseguraba que el proyecto de unificación que albergaba para Alemania no debía basarse en la apelación a las masas, sino en el empleo inteligente de la diplomacia y de la fuerza militar. Tales ideas generaron que muchos lo vieran como un político realista apartado de todo idealismo, sensibilidad o prejuicios morales.

En 1862 el rey Guillermo I le nombró canciller. Desde aquel momento Bismarck puso en marcha su plan para imponer la hegemonía de Prusia sobre el conjunto de Alemania, como antesala para una eventual unificación nacional. Primero veló por la reorganización y el refuerzo del ejército prusiano. Cuando lo anterior se había cumplido llevaron a cabo varios enfrentamientos bélicos, en los que resultaron vencedores: la Guerra de los Ducados (1864), donde se aliaron con Austria para arrebatar los territorios de habla alemana (Schleswig y Holstein) a Dinamarca; la Guerra Austro-Prusiana (1866), y la Guerra Franco-Prusiana (1870), conflicto diplomático con la Francia de Napoleón III a propósito de la sucesión al vacante Trono de España, la intención era anular a Francia de la política europea.

En cada una de aquellas guerras Prusia acrecentó su poderío y extendió su territorio: en 1867 tuvo el poder para unir a la mayor parte de los Estados independientes que subsistían en Alemania, conformando la Confederación de la Alemania del Norte. Años después, anexionó las regiones francesas de Alsacia y Lorena, y además impuso la creación de un único Imperio Alemán bajo la corona de Guillermo I, del que sólo quedó excluida Austria. La estudiada política interior de Bismarck sentó sus bases en un régimen de poder autoritario, a pesar de la apariencia constitucional dada por la instauración de la Constitución federal de 1871 y del sufragio universal destinado a neutralizar a las clases medias.

Bismarck tomó la determinación de trabajar mancomunadamente con los liberales, con la intención de contrarrestar la influencia de la Iglesia católica y en favorecer los intereses de los grandes terratenientes mediante una política económica de libre cambio; pero en 1879 rompió con los liberales y se alió al partido católico, promovió posturas proteccionistas que favorecieran el camino para la revolución industrial. En esa segunda época centró sus esfuerzos en frenar el movimiento obrero alemán, con las Leyes Antisocialistas lo que hizo fue ilegalizarlos, al tiempo que intentaba atraerse a los trabajadores con la legislación social más avanzada del momento.

Fue un canciller muy estratégico y astuto. En política exterior, logró consolidar la unidad alemana recién conquistada: por un lado, forjó un entramado de alianzas diplomáticas con Austria, Rusia e Italia en contra de Francia y en previsión de su posible revancha; por otro, mantuvo a Alemania apartada de la turbulencia imperialista que por entonces arrastraba al resto de las potencias europeas. Fue precisamente por lo anterior que se vio enfrentado con el nuevo emperador, Guillermo II, partidario de prolongar la ascensión de Alemania con la adquisición de un imperio ultramarino.

El nuevo emperador se opuso a la cuidadosa política exterior de Bismarck, porque veía más viable la expansión rápida. Los conflictos entre Guillermo II y su canciller fueron notables. Bismarck mostró poco respeto por sus políticas. En 1890 se separaron cuando Guillermo II puso en práctica las leyes antisocialistas. Finalmente, esta situación solo resistió unos años más hasta que el emperador decidió sustituirlo como Canciller de Alemania y Ministro-Presidente de Prusia por Leo von Caprivi. Bismarck decidió mudarse a Varzim. El 27 de noviembre de 1894, murió su mujer y luego se trasladó a Friedrichsruh en donde recopiló sus memorias: Gedanken und Erinnerungen. Murió el 30 de julio de 1898.

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