Religión

Historia del Concilio de Trento

Historia del Concilio de Trento

El Concilio de Trento (1545 – 1563), fue un concilio ecuménico fue convocado por el papa Paulo III, papa nº 220 de la Iglesia católica, quien asumió este rol desde 1534 hasta 1549. Aunque, desde que se sentó en el trono de San Pedro, el 2 de junio de 1536 expuso sus anhelos de realizar un concilio para estipular ciertas reformas a la Iglesia católica, Trento tuvo lugar casi diez años después y se desarrolló en tres etapas debido a las diversas interrupciones a las que tuvo ser sometido.

La primera etapa fue de 1545 hasta 1547, luego de este tiempo el encuentro fue suspendido por la amenaza de una epidemia de peste. Posteriormente, se retoma en 1551 a 1552 el Concilio de Trento, pero esta vez el papa era Julio III, a diferencia del primer encuentro esta vez se destaca la presencia alemana. Pero, un ataque por parte de los protestantes con la ayuda de Mauricio de Sajonia, vuelve a suspender la reunión conciliar.

Finalmente, con el papa Pio IV al mando del concilio y la situación política estabilizada se retoma el encuentro que culmina con éxito en el año 1563. Ahora bien, la intención de este encuentro de carácter religioso reunió en las tres ocasiones a jerarcas, intelectuales y diversos integrantes de la sociedad católica europea, tuvieron como puntos esenciales de discusión: las obras religiosas tales como las oraciones litúrgicas, el culto a los santos, y la jerarquía en la iglesia debían prevalecer en la fe. Con ello surgió la pregunta ¿es posible la salvación por la fe? En adición, se realizaron varios cuestionamientos sobre la situación dogmática y fáctica que se presenta con respecto a los sacramentos, la transustanciación, la eucaristía, y, por último, se plantearon la siguiente pregunta: ¿puede tener la iglesia otra fuente de inspiración que la sagrada escritura o la autoridad de los padres y de los concilios? Todo esto fue promovido bajo el pensamiento contrarreformista en boga.

Hay que tener claro que Trento a diferencia de los concilios anteriores medievales, no discute sobre el sistema doctrinal y dogmático, no crea una doctrina nueva, ni una doctrina completa, sino un conjunto de definiciones y nuevas prácticas litúrgicas que condenan los anatemas propuestos por los reformistas protestantes. En Trento se buscó construir todo un cuerpo de dogmas y principios. Además, buscaban con ello, catalogar y clasificar las tesis contrarreformistas sostenidas por los luteranos o los calvinistas como herejía. En pocas palabras, el objetivo de Trento era establecer una religión sensible, ordenada y mística, en la que las realidades se encuentran consagradas, fusionadas con lo divino, a causa de la materia empleada en los sacramentos, y de las bendiciones que pueden elevar las cosas más humildes a una cualidad superior.

Luego de Trento nació un nuevo catolicismo que buscó la cohesión de la comunidad de fieles, reunida en una sociedad disciplinada, nutrida de una doctrina unánime en la que se conmueve la sensibilidad con la devoción. El primer síntoma de este cambio: la transformación de Roma. Roma se convierte en la patria común a todo el pueblo cristiano, en el domicilio de la religión cristiana. En ese momento, Roma se consagra como una fuerza sagrada y espiritual, así que le brindan todas las comodidades y los ornamentos materiales para asegura su embellecimiento.

Algo muy importante fue que el Concilio de Trento fue un escenario propicio para debatir sobre el fenómeno más relevante del siglo XVI relacionado con la crisis religiosa que azotó a Europa. Este fue el movimiento contrarreformista. Creado por los movimientos liderados por Martín Lutero en los principados alemanes y Juan Calvino en Suiza y en el norte de Francia, la Iglesia Católica enfrentaba una encrucijada que hacía necesaria la crítica y revisión de ciertos dogmas, prácticas y actitudes en su interior. Las autoridades eclesiásticas hablaban de reformar la iglesia desde la cabeza hasta sus miembros.

La Reforma fue concebida en un comienzo como necesario, pero no fue realizada desde el momento en que las ideas luteranas y calvinistas se empezar a construir porque las desmeritaron y no le dieron el valor que se merecían. Cuando vieron el impacto de las ideas religiosas protestantes, quisieron implementar la reforma, pero fue muy complicado lograr un impacto mayor que el de las ideas contrarreformistas.

El espíritu de la Contrarreforma es el que definitivamente va a generar una ruptura con el Renacimiento, más teniendo en cuenta que las nuevas preocupaciones que se yerguen sobre Europa ya no responden a las preguntas e interrogantes que se hacia el hombre renacentista. Se dejan de lado el amor a la belleza, el culto de las formas y de los modelos paganos. De hecho, la iglesia condena complacencias de la imaginación y de los sentidos.

En términos palpables los acuerdos a los que se llegaron en el Concilio de Trento, fueron los siguientes: el control de las indulgencias en detrimento de su abuso, la Vulgata de San Jerónimo como texto oficial de la Biblia, la sistematización de las ceremonias litúrgicas, la interpretación de las Sagradas Escrituras reservada a la Iglesia católica, la veneración a la Virgen y a los santos, la implementación de seminarios diocesanos y de archivos parroquiales.

Realmente, los acuerdos mencionados anteriormente no representaron un cambio total de los dogmas de la iglesia, pero si estableció una diferencia marcada entre la religión católica y la protestante. En suma, estas posturas promovieron el importante paso entre los pensamientos del Medievo y de la edad moderna.