Historia de Las Cruzadas

Las Cruzadas (siglos XI y XIII) cuando hablamos de cruzadas nos referimos a las expediciones guerreras que emprendieron los cristianos de Europa Occidental con la intención de recuperar los Lugares Santos, donde vivió Jesús, que se encontraban en posesión de los turcos. A partir del siglo XI Europa emprendió una empresa invasora que desató un gran movimiento migratorio en nombre de Dios, principalmente por Jerusalén, atacando a los turcos seldjúcidas, que eran musulmanes. Estas peregrinaciones recibieron este nombre porque los europeos tenían en su vestimenta una cruz que los diferenciaba de los enemigos no cristianos.

El factor religioso no fue el único motivo, sino también la búsqueda de nuevas tierras por el aumento poblacional, la amenaza de los turcos en Palestina y su avance al Imperio bizantino, y también la necesidad del Papado de afianzar su poder ante el emperador del Sacro Imperio Germánico. La primera cruzada para conquistar Tierra Santa fue impulsada por Urbano II, quien ha sido conocido por impulsar las cruzadas. Para 1095 reunió un concilio en Clermont, en el que emitió un discurso estimulando a todos los cristianos a reconquistar los lugares sagrados de Palestina en manos de los turcos, pactando como estímulo la concesión de indulgencias y ventajas económicas por ganar un territorio productivo y pobremente poblado para la religión católica. Desde este momento la guerra santa contra el islam fue su bandera.

Urbano II, refugiado en la Isla de San Bartolomé, se dispuso ocupar su lugar en Roma, usurpado por Clemente III, acompañado del ejército normando, quienes consiguieron reivindicar el puesto de Urbano II, luego de sangrientas luchas. Tanto el emperador como el antipapa fueron excomulgados, aunque la guerra contra ellos no cesó. Después de varios años de batallas, de asaltos, de tratados, de traiciones, de fallecimientos, de enfermedades, de conquistas. Los cruzados consiguieron conquistar Jerusalén el 15 de julio de 1099. Pero Urbano no vivió para conocer la noticia de este acontecimiento. Murió refugiado en la casa de Pierleone, el 29 de julio de 1099.

Ahora bien, debemos mencionar que Jerusalén fue uno de los mayores centros de peregrinaje en la Edad Media. Tanto para los cristianos como para los musulmanes es un lugar sagrado y de gran relevancia. Desde el siglo VII esta ciudad estuvo en manos de los árabes que se mostraron muy tolerantes con los peregrinos cristianos. Pero la situación no fue igual con los turcos. Existieron varias cruzadas, una de ellas conocida como la Cruzada de los Pobres, precedida por un predicador francés, Pedro el Ermitaño.

Mas de diez mil campesinos emprendieron una peregrinación hacia Jerusalén. Como la organización y la preparación militar fue escaso muchos fueron diezmados por las inclemencias del hambre, el clima o por los ataques de los enemigos. Los cruzados que lograron llegar a su destino tuvieron que, renunciar a la fe cristiana, para salvar sus vidas.

En el año 1096 grandes señores de Francia, Flandes y Alemania conformaron un gran ejército para dirigirse a Constantinopla. Los personajes más célebres fueron Raimundo de Tolosa, Godofredo de Bouillon y Bohemundo de Tarento. Luego de seis meses de combate en Siria, los cruzados triunfaron en la ciudad de Antioquía y conquistaron Jerusalén el año 1099. Para lograr esto tuvieron que asesinar casi todos los musulmanes, hombres, mujeres y niños. Avanzaron hasta el norte de África e implantaron el feudalismo, además establecieron tres estados cristianos o latinos en Oriente y una en África: El principado de Antioquía y el de Edesa, en Siria, y El reino de Jerusalén, en Palestina.

Para proteger los nuevos territorios cristianos nacieron las Órdenes Militares, dirigidos por monjes que tomaron las armas para defender la fe. Podemos mencionar algunas de las más importantes: la de los Templarios, los Hospitalarios, la Orden Teutónica y la de Malta. Cada una de estas Órdenes consistía en un grupo de unos 300 caballeros preparados física y militarmente, poseían importantes cantidades de caballos y armas. De esta manera las Órdenes adquirieron fuerza y mucho prestigio.

Se dio la segunda cruzada que tuvo como objetivo responder a los ataques musulmanes, pero se vieron afectados porque en el año 1187, el sultán Saladino tomó Jerusalén logró conquistar gran parte de la ciudad del reino palestino y también, el principado de Edesa. Se realizó una nueva cruzada marítima encabezada por Federico Barbarroja, emperador de Alemania; Felipe II Augusto, rey de Francia, y Ricardo Corazón de León, monarca de Inglaterra. Ricardo logró firmar un pacto con Saladino por el cual éste permitió las peregrinaciones cristianas a la sagrada ciudad.

Posteriormente, se desató otra cruzada dirigida por Ricardo Corazón de León, rey de Inglaterra; Felipe II Augusto de Francia y el emperador alemán Federico Barbarroja. En esta cruzada surgieron muchas vicisitudes que finalmente terminaron en la recuperación por parte de Francia de varios territorios y los ingleses completamente derrotados. Es necesario recalcar que las últimas cruzadas no tuvieron como objeto recuperar Jerusalén, sino conquistar nuevos lugares para comerciar y obtener mayores beneficios en Oriente. El sentido religioso había desaparecido.

La cuarta cruzada en 1204 fue protagonizada por comerciantes venecianos, que invitaron a algunos nobles franceses a participar. Los cruzados tomaron Constantinopla, un importante centro comercial. En ese sentido, fundaron el llamado Imperio Latino, el año 1204 hasta el año 1261. Asimismo, se dieron otras cruzadas que trataron sin éxito de tomarse Egipto, para avanzar a Palestina. Federico II de Alemania alcanzó a tomar Jerusalén, Belén y Nazareth. Sin embargo, sus acuerdos comerciales con los turcos provocaron el rechazo rotundo de Europa.

Las dos últimas cruzadas, fueron organizadas en el año 1248 y 1268 por Luis IX o San Luis, rey de Francia. En esta ocasión volvió a surgir el móvil religioso, atacaron Egipto y Túnez. Sin embargo, ambas expediciones fracasaron. La última expedición al Oriente; generó la caída de Acre el año 1291, con este suceso terminó este importante episodio de la historia europea. Las consecuencias se reflejaron en la pérdida del poder de los señores feudales, pues tuvieron que dar mucho dinero y hombres a la causa. Poco a poco, sus fortunas fueron menguando.

Por otro lado, las cruzadas ocasionaron un intenso movimiento de personas en el Mediterráneo, generando el impulso de las comunicaciones marítimas. El comercio también se acrecentó, y también la piratería, los puertos italianos de Génova y Venecia, se vieron beneficiados con el embarque de los cruzados. Pero, al mismo tiempo muchas tierras del norte de Europa se vieron despobladas por la partida de sus habitantes. Debemos mencionar que las poblaciones atacadas sufrieron graves consecuencias que aún hoy se pueden percibir.