Historia

Historia de la Gripe española

Historia de la Gripe española

La gripe española de 1918 fue una la primera pandemia global que experimento la humanidad. Dejó alrededor de 50 millones de muertos y afecto especialmente a Estados Unidos y Europa. Fue provocada por un brote de influenza tipo A (H1N1) que estallo en los últimos momentos de la Primera Guerra Mundial. Fueron los soldados los primeros infectados y quienes ayudaron sin saberlo a expandir la enfermedad. Si bien es conocida como gripe española, inicio en Estados Unidos, llegando más tarde a Francia y de ahí a toda Europa. Hasta la fecha no existe un conceso sobre el paciente cero o el foco inicial de la pandemia. Los más afectados fueron los jóvenes entre los 20 y 40 años.

Inicio, síntomas y expansión

Sin un consenso sobre el inicio del virus, muchos han apuntado a Francia, pues allí se reportaron algunos casos en 1916. También se mencionó a Asia como el primer foco del virus, de ahí pasaría a Rusia y luego a Europa y Estados Unidos. Sin embargo, esto no ha sido del todo aceptado, ya que los primeros reportes oficiales provienen de Estados Unidos, específicamente del campamento militar Fort Riley en Kansas hacia 1917. Luego se tendrían noticias de otros catorce campamentos. En el verano de 1918, el virus llegaría a Francia y de ahí se expandiría a Reino Unido, Italia, Alemania, España y el resto de Europa.

Debido a la censura por la guerra, el virus se difundió sin obstáculos hasta llegar a Europa. Fue con su llegada a España, entonces neutral, que salieron las primeras noticias sobre la extraña gripe que mataba a jóvenes y adultos. Algo poco común, ya que la influenza normalmente afectaba a niños y ancianos. Inicialmente se la llamo El soldado de Nápoles, pero luego se popularizo el termino de Gripe Española o Dama española.

Dolor de oídos, tos seca, fiebre elevada, cansancio, vomito y palidez eran los síntomas propios de la enfermedad trasmitida de humano a humano en los últimos años de La Gran Guerra. La mayoría de las personas que fallecieron durante la pandemia sucumbieron poco después de presentar los primeros síntomas. La causa de la muerte era una neumonía bacteriana o una hemorragia pulmonar. Ya que en ese entonces no existían los medios y protocolos para tratar la enfermedad, muchos médicos y enfermeras fallecieron al entrar en contacto con los infectados.

Olas de expansión y el fin de la pandemia

Tras el reporte de los primeros casos (ahora conocidos como primera ola), llegarían la segunda y tercera ola.  La segunda comenzó en septiembre de 1918 en Camp Devens. Fue la más mortífera de todas las olas y alcanzó su punto máximo entre octubre y noviembre. Para comienzos de 1919, aparecería la tercera y última ola, que si bien fue menos letal no aminoro el número de infectados. La pandemia comenzó a amainar hacia el verano de 1919, despareciendo por completo en 1920.  Con posterioridad se presentarían algunos brotes, sin embargo, ninguno fue tan grave como el de 1918.

Limitaciones y medidas en contra del virus

En 1918 el virus era aún desconocido, así que no existan ni pruebas para detectarlo ni medidas para tratarlo. Estas limitaciones, sumadas a la censura inicial, llevaron a que el virus se propagara con facilidad. De manera tardía fue que se adoptaron algunas medidas y protocolos de prevención, como el uso del tapabocas (poco eficiente), el aislamiento, la cuarentena y el cierre de los lugares y espacios públicos (escuelas, iglesias, parques, etc). Aunque esto ayudo a reducir el número de infectados, no cambio significativamente el crecimiento de la pandemia.

La mayoría de las medidas en contra del virus estaban orientadas a la promoción de una buena higiene personal y la reducción del contacto con otros.

Cambios tras la pandemia

Desde la pandemia se han logrado varios avances en materia de prevención y tratamiento. Se desarrollaron los primeros estudios y análisis sobre el virus y sus subtipos (H1N1 y H3N2), así como las primeras vacunas y tratamientos. También aparecieron varios antibióticos y antivirales, los primeros respiradores, tapabocas y toda la indumentaria que necesita el personal médico para protegerse de cualquier contagio. Además, fueron creados los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades y los sistemas de alerta. A través de estos se vigila cualquier brote o amenaza que surja, ya que el peligro de una nueva pandemia siempre está presente.