Batalla de Normandía (6 de junio de 1944). Este suceso bélico también es conocido como el Desembarco de Normandía o el Día D. Este asalto efectuado por el bando de los Aliados se llevó durante la Segunda Guerra Mundial. La invasión se realizó a través del canal de la Mancha en 1944, esta decisión fue tomada en la Conferencia Trident de Washington D. C., allí, el general estadounidense Dwight D. Eisenhower se desempeñó como comandante del Cuartel General Supremo de la Fuerza Expedicionaria Aliada y el general británico Bernard Montgomery comandante del Grupo de Ejércitos. Se eligieron cinco playas de la costa de la región francesa de Normandía, a cada uno se le designó un nombre en clave: Utah y Omaha, que serían atacadas por los estadounidenses, Sword y Gold, por los británicos, y la playa Juno, lugar de desembarco de los canadienses.
Los 20.000 paracaidistas aliados lanzados la noche anterior se ubicaron detrás de la primera línea defensiva nazi, para asegurar las vías de comunicación, impedir la llegada de refuerzos alemanes y provocar sabotajes. Con esta acción la invasión era inevitable. Por fin se materializaba una operación que había tardado a los aliados dos largos años de minuciosas y secretas preparaciones, en el que estuvieron involucrados decenas de miles de hombres y mujeres de todas las profesiones. A estos se le suma la participación de un centenar de empresas y organizaciones especiales, que proveyeron todo el equipamiento necesario.
Antes de su ejecución, existieron personajes importantes que no se encontraban muy convencidos de tal operación. Uno de ellos fue Franklin Delano Roosevelt, que hasta cazó conflictos constantes con Churchill durante los dos años de planeación. Delano, fue despertado por su esposa Eleanor en la Casa Blanca, en la madrugada, con las primeras noticias del desembarco. Este hombre permanecía con la duda sobre si aquel desembarco era la mejor manera de acabar con el dominio nazi en Europa. El mismo Churchill tenía serias dudas, que mantuvo en las primeras y en las últimas fases de la preparación.
Esta situación era totalmente entendible, debido a que el fracaso del desembarco habría sido un desastre para la causa aliada, ya que Adolf Hitler podría recuperar su influencia. De hecho, tenía los recursos necesarios para ello: bombas nuevas y misiles de gran fuerza destructiva, cargas de importante cantidad; submarinos de larga distancia. Y, además, un enorme contingente de aviones, tanques, tropas y armamento.
La estrategia de los aliados consistió en desorientar al mando alemán, esta era la primera tarea que fue cumplida claramente. El ejército aliado contenía 1.750.000 británicos, 1.500.000 soldados estadounidenses y 44.000 voluntarios de otras nacionalidades. Las tropas británicas estuvieran en su mayoría al mando de la operación realizada con paracaídas, estos harían ataques en la península de Cotentin, y harían lo mismo en el Valle de Odon.
Por su parte, por vía marítima los estadounidenses desembarcarían en las playas de Utah, al Sur de Cherburgo, y Omaha, cerca del pueblo Vierville-sur-Mer; en esta playa se libraron los más duros combates y fue bautizada como Bloody Omaha, en español Sangrienta Omaha. Los canadienses ayudarían a los británicos en la ocupación de las playas de Gold, cerca de Arromanches, Juno y Sword. La playa de Sword se encontraba cerca del valle del río Orne, entre los ríos Odon y el canal de Caen. Este cayó tres semanas después tras cruentos combates.
Los alemanes fueron sorprendidos en el momento en que el desembarco se desarrolló en otro lugar al que ellos tenían por sospecha. Los aliados habían lanzado con anterioridad una cantidad de papel de aluminio al este de donde se iba a realizar la operación para confundir a los radares alemanes. Hitler creyó que la invasión iba ser efectuada en el sector de Calais. El ataque paracaidista ejecutado por las divisiones aerotransportadas, canadienses y británicos, el lanzamiento de los paracaidistas, salió mal porque éstos quedaron diseminados por toda la retaguardia enemiga. Como resultado murieron más de 300 hombres.
Posteriormente, se alejó a la aviación alemana de la zona de invasión, primero, destruyendo al máximo las bases de la fuerza aérea alemana en el norte de Francia, tuvieron que estacionar su aviación al sur de Francia. La segunda, fue intensificar los bombardeos sobre ciudades alemanas, con esto lograron que los alemanes trasladasen un importante contingente de cazas a Alemania para la incrementar allí la defensa.
Los alemanes respondieron simplificando su actividad a conceptos tácticos y operativos. A pesar de ello, y del fortalecimiento del Canal de La Mancha. El ataque no pudo ser resistido. En 1944, Rommel ordenó plantar cerca de 20.000 minas en las costas francesas, solo la mitad pudo ser efectivamente plantada. El camino para la liberación de Europa se veía venir. La reacción de Hitler, ante el desembarco fue tardía. Aunque lo que más estragos causó entre las fuerzas aliadas fue la utilización de ametralladoras MG42 desde los acantilados.
Durante el Desembarco de Normandía murieron más de 11.000 bajas, de las cuales 2.500 fueron muertos. Al principio, la esperanza de los aliados no era muy fuerte pero luego resultaron imparables. Europa comenzaba a soñar con la liberación. La suerte estuvo del lado de los aliados, que si hubieran fracasado hubieran tenido que soportar la indignación de presenciar la deportación, internamiento y asesinato de un último contingente de judíos europeos, más de un millón, que estaban en lista de espera.