Escritores
Francisco Bilbao
Biografía de Francisco Bilbao
Francisco Bilbao (9 de enero de 1823 – 19 de febrero de 1865) escritor, filósofo y político. Nació en Santiago de Chile, Chile. Uno de los intelectuales revolucionarios más destacados de la sociedad chilena del siglo XIX. Aunque muchos los tildaron de destructor de la sociedad por ser precursor de grandes levantamientos sociales. Su nombre fue conocido cuando era joven por su notoriedad política durante el gobierno de Manuel Bulnes (1841-1851). En este tiempo publicó La sociabilidad chilena (1844), en el cual criticaba fuertemente a la Iglesia, al clero y al sistema autoritario, y donde propugnaba varias teorías políticas liberales.
Por lo anterior, su obra fue sancionada y quemada, además recibió una dura sanción: el pago de una pena pecuniaria y la expulsión de sus estudios de derecho. Sin embargo, muchos amigos y allegados decidieron asumir el pago de la multa impuesta. Muchos sectores de la sociedad chilena estaban a su favor. Decidió partir al viejo continente, donde se acercó a destacados líderes del liberalismo: estudió idiomas, historia, filosofía y también los evangelios, aunque podemos indicar que lo hizo para tener más herramientas para fortalecer su postura de rechazo. En 1849 volvió a su país natal, siguió luchando por sus ideales y fundó con amigos y partidarios (Santiago Arcos y Eusebio Lillo) la Sociedad de la Igualdad.
Este era sin duda un acercamiento a las ideas liberales en Chile, en sus encuentros se construían importantes discursos en rechazo al gobierno conservador de Manuel Montt y al clero católico. Luego, decidió iniciar su oposición por la vía de las letras, así que fundó el periódico El Amigo del Pueblo, y sus Boletines del espíritu (1850), como consecuencia fue excomulgado. Tiempo después, se desató la revolución de 1851 en donde él tiene mucho que ver porque fue un gran impulsor, pero para su desgracia fueron derrotados y tuvo que huir al Perú. En dicho país se puso a la tarea de escribir: Necesidad de una reforma y Los mensajes del proscrito; además adelantó un texto sobre la primera santa americana, Santa Rosa de Lima, y publicó unos Estudios sobre la vida de Santa Rosa de Lima (1852).
Viajó a París donde publicó El dualismo de la civilización moderna (1856), a modo de tributo a Félicité de Lammenais. Luego se trasladó a Bruselas, aquí se encontró con Edgar Quinet, y colaboró en la revista de los inmigrantes franceses Le Libre Recherche. Publicó El movimiento social de los pueblos de la América Meridional y, de nuevo en París, Iniciativa de América. Fue un hombre muy aventurero y rápidamente se aburría en el mismo lugar, por ello realizó varios viajes en cada lugar aprendía y cultivaba su conocimiento. Para 1857 puso en circulación La Revista del Nuevo Mundo y publicó La tragedia divina. También colaboró con diversos diarios y revistas, mantuvo disertaciones filosófico-políticas, fundó la Sociedad Racionalista, organizó un club literario y se adhirió a los masones.
Siempre fue un gran opositor de las invasiones por parte de las metrópolis europeas hacia las poblaciones de América, por ello escribió: La América en peligro (1862) para oponerse a las invasiones europeas en Santo Domingo y México, y El Evangelio americano (1864). Sus Obras aparecieron póstumamente en Buenos Aires en 1866. Debemos mencionar que Bilboa se había convertido en un símbolo de dicha generación, símbolo del radicalismo liberal que combatió a los gobiernos autoritarios en defensa de una democracia plena, al mismo tiempo que creía que era necesaria la unidad de los pueblos latinoamericanos para impugnar la amenaza imperialista.
Bilbao dedicó su vida a la causa de la democracia, pasando gran parte de ella en el exilio y víctima de constantes persecuciones. Se dice que tuvo que afrontar la misma suerte de su padre, un dirigente liberal que emigró tras el triunfo conservador de 1829. Sus viajes a Europa fueron muy importantes porque estudió las ideas liberales de Lamennais, Quinet y Michelet, a la vez que fue testigo de las revoluciones por todo Europa en 1848. Dos años más tarde se plegó a una sublevación liberal dirigida por el general José María de la Cruz. Su participación en el levantamiento liberal acaudillado por el general Ramón Castilla, que resultó triunfante en la guerra civil de 1851 fue un gran acierto para su vida personal y para estar más cerca de sus ideales. Desarrolló sus ideas acerca de la necesidad de unir a las naciones americanas para hacer frente a la amenaza imperialista y para concretar los ideales de libertad, igualdad y justicia entre los pueblos.
Mientras estuvo en Buenos Aires apoyó la lucha de las provincias defensoras de un sistema federal. Su papel y aporte fue muy importante para que se concretara el triunfo de la Confederación Argentina en 1859, encabezada por Justo José de Urquiza. Por desgracia, la oligarquía bonaerense volvió a recuperar la hegemonía política en 1861. Diversos hechos como la invasión francesa a México, en 1862, despertó su interés por escribir sobre el despotismo imperante en Europa y su política imperialista. Luego de publicar El evangelio americano, en el que reflexionó acerca de la lucha por la libertad, igualdad y justicia en América Latina, murió el 19 de febrero de 1865 en el exilio y en la pobreza.