La HISTORIA, escribió Cicerón, “Es la maestra de la vida”. Ella reconstruye el esfuerzo de la humanidad en todos los campos:
El conjunto de todos estos esfuerzos humanos se llama cultura, la historia nos narra la evolución de la cultura.
La historia se define como la ciencia social que estudia las manifestaciones de la actividad del pensamiento humano considerados en un tiempo y en un lugar determinados.
Una multitud de hombres y pueblos han vivido en nuestro planeta antes que cada uno de nosotros. El trabajo de innumerables generaciones ha transformado sustantivamente la faz de la tierra. La ciencia y técnica de nuestra civilización humana son el resultado del gigantesco esfuerzo de nuestros antepasados.
El historiador investiga las huellas del largo camino recorrido por la humanidad; nos proporciona una visión del pasado; nos ayuda a comprender el presente y nos impulsa a superarnos y a progresar cada vez más.
Si dentro de mil años un historiador quisiere reconstruir nuestra civilización y conocer los principales acontecimientos de nuestra época, deberá acudir a libros, periódicos, monumentos, películas, cintas magnetofónicas, discos, artefactos, la web, etc.
Muchos pueblos y civilizaciones de remota antigüedad como los egipcios que construyeron sus pirámides hace cuarenta siglos, los fenicios audaces navegantes a quienes se les atribuye la invención del alfabeto, los aztecas que vivieron en México antes del descubrimiento o algunas tribus indígenas, han desaparecido. De ellos tenemos noticias gracias a libros, inscripciones, jeroglíficos y monumentos.
A estos medios que sirven para conocer la actividad humana les llamamos fuentes de la historia.
Autenticidad: El historiador después de encontrar las fuentes se dedica a examinar cuidadosamente para ver si en realidad son dignas de crédito. Muchas veces se falsifican documentos o se intentan fraudes. El criterio para discernir las fuentes auténticas lo forman muchos factores, algunos de los cuales se encuentran en el estudio de la misma fuente (antigüedad, sentido de las palabras, lengua, etc.), y en otras, la comparación de referencias (revistas, libros, diarios, páginas web que tratan del mismo tema).
Imparcialidad: No menos importante que la autenticidad en los documentos u objetos estudiados, es la imparcialidad con que han de presentarse, pues, conceptos demasiados personalistas o con exagerado nacionalismo, deforman y falsean la verdad; cuestión inadmisible en cualquier autor, en cualquier historiador.