Nadia Murad Basee Taha (1993), activista por los derechos humanas iraquí. Nació en Kocho, un pequeño pueblo ubicado al norte de Iraq. Hija de Murad Ismail, fue criada con su madre y nueve hermanos en una familia de granjeros pertenecientes a la minoría étnica religiosa yazidi.
El 3 de agosto de 2014 Kocho fue atacado por combatientes del autodenominado Estado Islámico (ISIS), quienes arremetieron contra la comunidad yazidi que vivía en este. Seis de sus hermanos y su madre fueron ejecutados, los otros lograron escapar pero quedaron heridos. La mayoría de comunidad yazidi que residía en Kocho fue masacrada, algunos de los que lograron sobrevivir escaparon al monte Sinjar, sin embargo la aldea en que vivía Murad estaba lejos del monte por lo cual no logró refugiarse.
Una vez tomado el pueblo, los reunieron a todos en el edificio de la escuela. “Su objetivo era eliminar a todos los yazidíes porque para ellos somos herejes” mencionó Murad, esta fue tomada como prisionera, la retuvieron en Mosul donde la maltrataron, forzaron y usaron como esclava sexual por varios meses.
Tras su primer intento de escape fue castigada con una violación colectiva, práctica llamada “yihad sexual”, Murad mencionó en su testimonio lo siguiente: “Les pregunté ¿por qué hacían eso con nosotras? ¿Por qué mataron a nuestros hombres? ¿Por qué nos violan violentamente? Me contestaron: ‘Los yazidíes son infieles, no son un pueblo de las escrituras. Ahora ustedes son botín de guerra. Se merecen esto, ustedes son infieles. Los yazidíes deben ser destruidos”.
Después de tres meses y varios intentos de huida, Murad consiguió escapar, una vez llego a la calle llamó a varias puertas, hasta que una familia suni decidió acogerla, estos la ayudaron a salir clandestinamente de la zona tomada por el Estado Islámico (ISIS), en donde logra reencontrarse con uno de sus hermanos llegando a un campo de refugiados en Kurdistán, el refugio era pequeño y no contaba con todo lo necesario para ayudar a la gran cantidad de personas que huían del Estado Islámico (ISIS).
En 2015 junto a una de sus hermanas y otras mujeres se une al programa para refugiados del Gobierno de Baden-Württemberg, en Alemania, pais en el que actualmente reside. Desde ese momento ha visitado los Estados Unidos, Reino unido, Europa y varios países árabes, compartiendo su experiencia, concientizando a las personas sobre la cruel realidad de la comunidad yazidi, la forma en la que el cuerpo femenino se convierte en botín de guerra y la trata de personas, Murad ha hecho todo lo posible por llevar a estos criminales ante la Justicia Internacional por genocidio y crímenes contra la Humanidad.
Su lucha ha sido reconocida en varias ocasiones desde el 2016, año el que fue nominada al premio Nobel de Paz por Audun Lysbakken, legislador noruego, líder del partido socialista noruego y el gobierno iraquí. Asimismo fue escogida por la revista Times como una de las 100 personas más influyentes del año, en esta revista se le resalta como pionera, una luz de verdad que trata de llamar la atención del mundo entero sobre el drama de la comunidad yazidi, desde entonces ha recibido varios premios y nominaciones como activista en contra de la violencia sexual.
El 16 de septiembre de 2016 fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de las Naciones Unidas para la dignidad de los supervivientes de trata de personas, como parte de su rol de embajadora Murad participa en iniciativas de apoyo global y local para concientizar sobre el tráfico de personas y los refugiados. Al mismo tiempo que trabaja con la Yazda, una organización creada por miembros de la diáspora yazidí en Estados Unidos.
En septiembre 23 fue premiada con el Global Citizen Award, otorgado por la Fundación Clinton, en el cual se reconocía el coraje de la activista al contar su historia y enfrentarse al Estado Islámico (ISIS). El 10 de octubre de 2016 recibió el premio Vaclav Havel
En noviembre 4 recibió el premio Battle of Crete Award for courage dado por The Washington Oxi Day Foundation premio otorgado a mujeres con la entereza de proteger y promover la libertad; días después participo en gala de las Mujeres del Año (14 de noviembre de 2016) en la cual se reconoció su lucha contra la violencia sexual y la trata de personas a manos de ISIS, cerrando el año la activista se presentó ante al parlamento canadiense, este para ese entonces estaba discutiendo el fenómeno migratorio de los refugiados, Murad escribió una carta al parlamento para que estos brindaran apoyo a los refugiados yazidi que llegaran al país.
El 7 de noviembre 2017 fue puesto a la venta su libro “Yo seré la última: Historia de mi cautiverio y mi lucha contra el Estado islámico”, publicado por Crown Publishing Group, una memoria en la que relata de manera detallada lo pasado en la toma de kocho en 2014, su tragedia y la de miles de mujeres que fueron esclavas de los yihadistas del Estado Islámico (ISIS), Murad ha mencionado varias veces que el relatar su historia no es algo que le agrade, sin embargo sabe que su relato es de gran importancia para la concientización sobre esta realidad.
La defensa de la comunidad yazidi la llevo a fundar la Nadia’s Initiative, un programa dedicado a dar apoyo a los sobrevivientes del genocidio y del tráfico de personas y a ayudarlos a reconstruir sus comunidades, a través del programa Murad comparte la lucha de muchos activistas, que como ella tratan de llevar a los criminales del autodenominado Estado Islámico ante la justicia. Ahora bien Murad continua su labor como activista dando conferencias y asistiendo a varias ceremonias en las cuales se resalta la importancia de un respuesta activa de la comunidad internacional en favor de las victimas del Estado Islámico (ISIS).
La activista yazidi ha conocido y debatido con grandes personalidades y líderes políticos, tales como los diputados del parlamento Canadiense, Hilary Clinton y el Papa Francisco, este último durante una audiencia en la Plaza de San Pedro el 5 de marzo de 2017.
El 5 octubre de 2018, se dio a conocer que obtenía el premio Nobel de Paz junto a Denis Mukwege médico y ginecólogo congoleño, por su lucha contra la violencia sexual como arma de guerra, en la ceremonia se reconoció que Murad “tuvo el extraordinario coraje de contar su propio sufrimiento y de ayudar a otras víctimas”, pues Murad no solo da voz a las víctimas, también les proporciona ayuda psicológica y económica para que puedan rehacer sus vidas a través de su fundación (Nadia’s Initiative).
En su discurso de agradecimiento dado desde Washington, Murad quien ahora tiene 25 años y ha compartido su historia por alrededor de seis años, se mostró conmovida por el reconocimiento, sin embargo enfatizo que el premio no era suficiente, pues se necesita una respuesta internacional que lleve al fin del conflicto y los vejámenes del autodenominado Estado Islámico contra la comunidad yazidi.
El lunes 10 de diciembre de 2018, junto a Denis Mukwege recibiría el Nobel de la Paz en el ayuntamiento de Oslo, en Noruega.