Lucio Cornelio Sila (138 a.C – 78 a.C) Nació en Roma, Italia. Dictador romano. Nació en el seno de una familia aristocrática, desde joven tuvo que tomar el control de su casa, pues su padre murió y dejo numerosas deudas. Sila fue un joven atractivo, andrógino y pelirrojo, estas características le abrieron las puertas del mundo el del teatro, siendo respetado por algunos y criticado por otros, dado que Sila tenía características que eran tomadas como “afeminadas”, para este entonces el ideal masculino estaba orientado a la inteligencia, la fuerza y la valentía, características que la sociedad romana no percibió en Sila en ese momento. Con el paso del tiempo Sila empezó a vivir de manera más holgada, tenía ingresos de cortesanas y recibió una herencia tras la muerte de su madrastra, en base a sus ingresos decidió empezar su carrera política a los treinta años.
Lucio Cornelio Sila empezó su carrera política como Cuestor en el año 107 a.C bajo el mando de Cayo Mario, político y militar considerado el tercer fundador de Roma, este fue uno de los militares más destacados, al cual se le atribuyen una serie de reformas en el ejercito que marcaron la historia de Roma. En el inicio Mario, no veía con buenos ojos la elección de Sila para Cuestor, puesto que su reputación era mala y no tenía mucha experiencia en combate, esta percepción cambia con el paso del tiempo; junto a Mario, Sila fue enviado a África en donde se estaba desarrollado la guerra contra Yugurta, rey de Numidia, este es derrotado y capturado en el año 104 a.C.
Las habilidades de Sila se hicieron notorias desde las primeras campañas en África, a la que le siguieron los enfrentamientos con los cimbrios y teutones, también terminados con el éxito del ejercito romano; Sila esperaba ganar más reconocimiento por sus acciones en el campo de batalla, pero el crédito era tomado por Cayo Mario, el general, esto suscitó una serie de fricciones entre Mario y Sila, las cuales fueron la base del altercado que desencadenará el golpe de Sila en el año 88 a.C. Bajo el mando de Mario continuaron las campañas contra las tribus bárbaras en el 104 a.C y 103 a.C , años más tarde empieza la guerra social, conflicto entre los romanos y sus aliados itálicos, los cuales habían sido tratados injustamente, como es el caso de la negación de la extensión de la ciudadanía planteada en las reformas de los Graco (Tiberio y Cayo).
Durante la guerra Sila, logró conquistar la ciudad de Bovianum y capturó a general samnita Papio Mutilo, más tarde consiguió la victoria para el ejército romano en Pompeya; por sus acciones obtuvo la corona gramínea, la máxima condecoración militar, posteriormente continua su campaña contra los rebeldes de Campania, lanzó un ataque en compañía de las legiones y consiguió la victoria, invadiendo así el Samnio. Esta campaña militar le trajo gran reconocimiento, siendo visto como uno de los militares más fuertes y valientes de la guerra, es así, como Sila accede al consulado en el año 88 a.C. Cabe resaltar que para este entonces Mario
Mientras se desempeñaba como cónsul estuvo al mando del ejército enviado a enfrentar la rebelión Mitrídates, sin embargo, Mario quien todavía tenía cierta influencia la Asamblea pidió que se le enviara también, esto enojó a Sila, quien convenció a las legiones de seguir sus órdenes y arremeter contra Roma; este suceso marco la historia de Roma, pues nunca un ejército romano había atacado al Estado, esto fue posible por diversos factores, como la reforma del ejército, las disputas entre generales y el senado, entre otras; al llegar a Roma Sila y sus legiones atacan la Asamblea y arremeten contra los seguidores de Cayo Mario, quien había logrado escapar por poco del ataque. Las acciones de Sila, le valieron el rechazo de la aristocracia y otros generales; poco tiempo después de su entrada, Mario, regresa con un ejército y toma el control de la ciudad reprimiendo las legiones de Sila, con la llegada de Mario mueren numerosos seguidores de Sila y el senado decide exiliar a Sila, otorgando el consulado a Mario, este muere al año siguiente (86 a.C).
Desde el exilio Sila, continuó su campaña en la Guerra de Mitrídates, al terminar esta regresa a Roma y enfrenta al Senado; entre el año 82 y 81 a.C gobernó como dictador, durante su mandato acabó con toda oposición promulgo una ley que permitía el asesinato de los seguidores de Mario y de los aristócratas que se le oponían, asimismo, reformó la constitución romana, limito el poder del tribuno y aumentó el poder del Senado, el cual estaba conformado por políticos que lo apoyaban. Tras dos años de gobierno deja el mando y es nombrado cónsul cargo que desempeñó hasta el año 79 a.C, momento en el que se retira de la política; el año siguiente Sila fallece como causa de una enfermedad que según los relatos deterioro su rostro y cuerpo.