James P. Allison (7 de agosto de 1948) microbiólogo, doctor en ciencias biológicas y Premio Nobel de Medicina. Nació en la localidad de Alice, Texas, Estados Unidos. Sus padres fueron Albert y Constance Allison. Tuvo que afrontar la muerte de su madre a la temprana edad de once años a causa de un linfoma. Posteriormente, uno de sus hermanos falleció de cáncer de próstata. Ingresó a la universidad para estudiar microbiología, terminando en 1969. Luego, obtuvo su Ph.D. en la University of Texas de Austin, bajo la tutoría de George Barrie Kitto.
Desde 1985, recibió el cargo de profesor de inmunología y director del Laboratorio de Investigación del Cáncer en la University of California, en Berkeley. Comenzando el siglo XXI, se trasladó a Nueva York para dirigir la Ludwig Center for Cancer Immunotherapy en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center (MSKCC). Y de manera simultánea fue presidente del programa de inmunología. También fue investigador del Howard Hughes Medical Institute, hasta que se trasladó al MD Anderson Cancer Center. Durante su carrera ha sido muy reconocido por lo que le ha permitido desarrollar importantes puestos en institutos médicos de gran renombre, tales como: el departamento de inmunología en MD Anderson y la American Association of Immunologists.
Actualmente es miembro de la Academia Nacional de Ciencias y del Instituto de Medicina, de la Academia Estadounidense de Microbiología y la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia y director del consejo asesor científico del Cancer Research Institute. El 1 de octubre de 2018, recibió el galardón con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina junto al japonés Tasuku Honjo
Allison, durante muchos años se dedicó a estudiar la proteína de células T CTLA-4, es una molécula expresada en la superficie de la mayoría de los linfocitos T activados. Sirve para regular la homeostasis y la tolerancia periférica inmunológica inhibiendo la activación de los linfocitos T. Así que es una especie de freno en el sistema inmunológico. Tras diez años de ensayos clínicos logró crear el anticuerpo bautizado Ipilimumab, el primer medicamento oncológico contra el melanoma metastásico. Su trabajo marcó el comienzo de un nuevo tipo de fármacos oncológicos: aquellos dirigidos a estimular las propias defensas del cuerpo.
Por lo anterior, es referenciado como “el creador de la primera inmunoterapia contra el cáncer”. Aunque afirma el norteamericano que no fue el primero en estudiar la inmunoterapia, tal vez sí el primero en desarrollar un tipo específico de inmunoterapia para tratar el cáncer, llamada checkpoint blockade. Es relevante mencionar que, hasta la fecha, esta es la forma terapéutica de inmunoterapia más efectiva. Esta idea fue tomada de un químico nacido en Alemania que en los años 60 realizó algunas pruebas con poco éxito.
Así que Allison, se basó en esto para tomar la molécula capaz de paralizar las células T, responsables de proteger el organismo de virus y bacterias, así como del cáncer. Luego de varias hipótesis desarrollo con su equipo una droga que básicamente deshabilita dicha molécula y sus interrupciones. Las primeras pruebas fueron realizadas en animales, y fueron exitosas. Después de unos tres años, con gran temor empezó a probarse en humanos. Ha indicado que la inmunoterapia no trata directamente al cáncer, sino que permite que el sistema inmune siga activo y ataque a los invasores, como las células tumorales.
Durante su proceso tuvo muchas críticas y personas que no creyeron en su trabajo. Otros aseguraron que solo funcionaria en un solo tipo de cáncer porque las pruebas se habían realizado específicamente en cáncer de piel. Pero al tiempo emprendió sus pruebas en personas con cáncer de vejiga, riñón, pulmón, etc. Finalmente, los científicos y médicos comprobaron su eficacia y lo importante que sería para el futuro de la medicina y el tratamiento del cáncer.
Sin embargo, el tratamiento no ha mostrado efectividad en glioblastomas y en los tumores pancreáticos. Todavía se encuentra en estudio este punto. Hay también otro gran obstáculo, según las estadísticas solo el 20% de los pacientes con melanoma metastásico que se somete a la terapia dirigida al CTLA-4 reacciona de manera positiva. No obstante, si se combina con un tratamiento de inmunoterapia que inhibe la molécula PD-1, los pacientes responden en casi el 60% de los casos. A pesar de ello, Allison ha mostrado una actitud muy positiva, entendiendo que es un gran avance y esperanza de vida para estas personas. La esperanza de vida aumenta casi 10 años más.
El nobel afirma que su mayor motivación fue la muerte de su madre y su hermano. Por eso siente que es un proyecto de vida que busca que otros familiares no pierden a sus allegados. Ahora Allison trabaja en MD Anderson con su colega y esposa Padmanee Sharma en un proyecto llamado la ‘Plataforma de Inmunoterapia’. Ambos deben realizar cantidades impresionantes de ensayos clínicos para analizar la eficacia de los tratamientos. Con tejidos de pacientes prueban y analizan los detalles moleculares para concluir porque la terapia funciona o falla. El científico galardonado aseguró que, aunque no se va a combatir el cáncer de raíz si se puede luchar mejor contra la enfermedad”.