El zika es un tipo de virus ARN que se propaga en el torrente sanguíneo principalmente por medio de la picadura de mosquitos pertenecientes al género Aedes que contengan el patógeno. El efecto que produce en el cuerpo humano tras infectarlo es provocarle lo que se conoce como fiebre del zika, la cual se evidencia por medio de una serie de síntomas similares al de la gripe amarilla, chikunguña o dengue, entre estos: fiebre, conjuntivitis, artritis, dolor intermitente en las articulaciones, cambios en el color de la epidermis, entre otros. Debido a los síntomas que comparte con otras enfermedades es difícil de diagnosticar y realizar un procedimiento o vacuna para eliminar el virus del organismo infectado. Usualmente las complicaciones causadas duran poco tiempo, recomendándose como único tratamiento a la fecha un reposo prolongado, beber suficientes líquidos al día y medicamentos comunes para los dolores en las articulaciones, el debilitamiento y la fiebre.
El origen de este virus se ubica en la región ecuatorial entre África y Asia, concretamente en el Bosque Zika, de Uganda. Su nombre en la lengua de esta región significa “frondoso” en relación con el ambiente donde fue hallado. En 1947 apareció por primera vez tras revisar un grupo de monos que era monitoreado en las selvas, este proyecto se realizaba con el fin de estudiar formas para controlar la gripe amarilla
En aquel mismo año se realizó el aislamiento del virus en humanos, detectando que los habitantes de Uganda habían desarrollado anticuerpos para mitigar los efectos que podría sufrir el cuerpo a causa de la infección. Además, se presentaron casos similares de anticuerpos en individuos de la República Unida de Tanzania y Nigeria del Este. Sin embargo, no se podía determinar su cuadro infeccioso debido a que los sujetos de prueba humanos y animales no daban signos de enfermedad. Entre los años 1951 a 1981 comienzan a darse casos de manifestación infecciosa en Uganda, África central y Tanzania, sin embargo, también se generan brotes infecciosos fuera de la zona de estudio, apareciendo en Egipto, Gabón, Sierra Leona, India, Malasia, Filipinas, Tailandia y Vietnam. En ninguno de estos casos fue necesaria la hospitalización ni se generaron muertes, por lo que se le catalogó como un virus emergente.
Para el año 2007 se genera nuevamente un brote epidémico, el foco de este se ubicaría en distintos puntos de las islas que se encuentran al sur del Océano Pacifico, entre ellas: Nueva Caledonio, la Isla de Pascua, la Polinesia Francesa y las islas de Cocinero. Esta reciente propagación haría mutar el virus en una línea diferente, la cual sería conocida como su linaje asiático, esta consistiría en aumentar la capacidad de replicación en el cuerpo humano. El primer caso conocido fue en 2009 luego de que el investigador Brian Foy transmitiera por relaciones sexuales el patógeno a su esposa. Foy antes de esto se encontraba estudiando diversas especies de mosquitos en Senegal, donde muy posiblemente uno que pertenecía al género Aedes le infectara. Los síntomas no se hicieron visibles sino hasta regresar a Estados Unidos y tener relaciones sexuales con su esposa, infectándola también.
Este hecho abrió investigaciones para determinar si el virus podría afectar negativamente el proceso regular de la concepción humana causándole complicaciones al feto. Para el año 2015 detectan rastros de este patógeno en el líquido amniótico de dos fetos, y al siguiente año es descubierto por científicos de Brasil una de las posibles afecciones en un feto, luego de que una mujer abortara a su hijo por padecer microcefalia.
Muchas han sido las vacunas que se han generado para enfermedades transmitidas por la picadura de mosquitos, mitigando los efectos producidos por la gripe amarilla, el dengue o la encefalitis. Sin embargo, el zika representa un enorme reto, pues los síntomas con los que se relacionan mayormente hacen difícil encontrar el origen al cual atacar, además está la consideración histórica de su poco estudio por comenzar como un virus leve. Desde su constante propagación en el año 2007 se ha buscado el desarrollo de una vacuna que la erradique por completo antes de que esta evolucione nuevamente creando más afecciones en el índice de natalidad o convirtiéndose en un organismo destructor de la salud en general.