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Historia

Historia de los Caballeros Templarios

Historia de los Caballeros Templarios

Historia de los Caballeros Templarios

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, más conocida como la Orden de los Caballeros Templarios, fue una de las más famosas órdenes militares de carácter religioso. La orden del Temple fue aprobada oficialmente por la Iglesia Católica Romana aproximadamente en 1129, y se convirtió en una orden a favor de toda la cristiandad, creció rápidamente y adquirió gran poder.

Los miembros de esta orden, denominados caballeros templarios, fueron partícipes activos y fundamentales en la lucha de las Cruzadas. Algunos de los miembros no hacían parte de las fuerzas combatientes, así que se dedicaron a trabajar en la infraestructura económica, innovando técnicas financieras que fueron necesarias para la construcción de muchas fortificaciones en Europa y Tierra Santa. La primera motivación por la cual nació la Orden de los Caballeros Templarios fue la serie de ataques propiciados por bandidos en contra de los peregrinos que emprendían el viaje a Tierra Santa. Ahora bien, esta idea fue motivada por dos veteranos de la Primera Cruzada, los franceses Hugues de Payens y Godofredo de Saint-Omer.

Alrededor de 1119, el rey Balduino II de Jerusalén les brindó a los pocos miembros de la naciente orden una sede en el Monte del Templo. Eran apenas unos nueve caballeros, tenía pocos recursos financieros y sobrevivían de donaciones. En los primeros meses de la orden tenían por símbolo dos caballeros montados en un solo caballo, haciendo énfasis en la pobreza de la Orden. Posteriormente, San Bernardo de Claraval, una de las principales figuras la Iglesia y un sobrino de André de Montbard. Él intervino para que 1129 en el Concilio de Troyes, la Orden fuera aprobado oficialmente por la Iglesia.

Diez años después con una gran popularidad y admiración, el Papa Inocencio II decidió que la Orden quedara exenta de varias leyes locales. Por ejemplo, los caballeros templarios podían gozar de libertad al moverse por el territorio, podían pasar libremente a través de todas las fronteras, no estaban obligados a pagar impuestos, y estaban exentos de la autoridad civil pero no la religiosa. Con ello lograron ganar importantes riquezas, la Orden creció rápidamente. Los Templarios fueron requeridos para apoyar el avance en las batallas clave de las Cruzadas. Por ejemplo, una de las victorias más famosa fue en 1177 durante la Batalla de Montgisard, donde unos 500 caballeros templarios ayudaron en la caída del ejército de Saladino.

Los templarios establecieron redes financieras, adquirieron grandes extensiones de tierra, tanto en Europa y Oriente Medio, por ende, construyeron iglesias y castillos, estos últimos fueron dedicados a la fabricación, importación y exportación de su propia flota de barcos. Los estudiosos se atreven a afirmar que la Orden de los Caballeros Templarios fueron los primeros en crear una empresa multinacional del mundo. A lo largo de su existencia se empezó a gestar una rivalidad con los Caballeros Hospitalarios y los Caballeros Teutónicos, órdenes militares cristianas. Esta rivalidad sumada a las disputas internas debilitó las posiciones cristianas, política y militarmente.

El final de la Orden se produjo cuando estaba en manos del noble francés el Gran Maestre, Fray Jacques de Molay. Uno de los motivos fue la perdida de Jerusalén en 1244. Jacques recibió una propuesta del Papa Clemente V, básicamente la idea era que la Orden de los Templarios se integrará a las demás órdenes militares bajo un único rey, a pesar de la insistencia del Papa Jacques rechazó tal propuesta. El 6 de junio de 1306 fue llamado a Poitiers para instarlo a aceptar, petición que fue negada. Finalmente, el destino de la Orden terminó.

El Papa Clemente V, asediado por las amenazas militares y la presión del Rey Felipe IV “el Hermoso”, emitió una bula papal llamada Pastoralis Praeeminentiae el 22 de noviembre de 1307, que exhorta a todos los reyes cristianos en Europa detener a todos los templarios y apoderarse de sus bienes. Ahora bien, en el Concilio de Vienne en 1312, el Papa publicó una serie de bulas papales, incluyendo Vox in excelso, que oficialmente marcó el fin de la Orden. Durante este periodo muchos caballeros fueron torturados.

En esa linea, el Gran Maestre Jacques de Molay, y su compañero Godofredo de Charney, preceptor de Normandía, fueron culpados de herejía, aunque estos siempre se mostraron inocentes. No obstante, fueron condenados a ser quemados en la hoguera en París el 18 de marzo 1314. Con el último de los líderes de la Orden muerto, fue mucho más fácil que los Templarios restantes fueran arrestados y juzgados en virtud de la investigación del Papa.

Esta legendaria orden fue un grupo de monjes guerreros, que mostraron gran organización política, social, militar, económica y religiosa, todo esto atravesado por uno claro código ético. Sobre esta orden se han creado un montón de leyendas e historias que le han dado mucha popularidad. Tal es el caso que la película del Código Da Vinci, contiene escenas grabadas en Temple Church. Otra de las grandes hazañas de la orden fue la construcción de una especie de banca, en donde realizaban transferencias de dinero de lugares a otros, además servían como intermediarios en negocios.

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