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Historia de las gafas o anteojos
Historia de las Gafas
Hasta principios del siglo XIV los ancianos y las personas que nacían con alteraciones en su capacidad visual no tenían esperanza de aprender a leer o realizar cualquier labor que precisase una buena visión, dado que hasta entonces no se conocían las gafas. Aunque muy sencillas en esencia, la historia de las gafas o anteojos no inició hasta el descubrimiento de ciertas técnicas. Aparte de los conocimientos básicos en óptica y del comportamiento de las lentes, era esencial saber el cómo producir cristales transparentes y pulir las lentes con la curvatura perfecta.
Ya en el siglo X los árabes habían hecho un estudio especial de la óptica y las enfermedades relacionadas con la visión, cuestión común entre los habitantes del desierto. Entre los eruditos islámicos, el más notable fue Ibn Al-Haytham, el cual trabajó en Egipto hacia 1040 y escribió un tratado sobre óptica en el que por primera vez se describía la verdadera función de la córnea (o lente) ocular. Al-Haytham no sólo estudió la anatomía del ojo, sino que también estudió la trayectoria de la luz al ser afectada por espejos y lentes, y tenía un taller equipado con tornos y ruedas de pulir para producir su material experimental. Aunque parezca extraño, y como dato curioso, Al-Haytham nunca tuvo la idea de usar lentes para corregir la visión.
Al final del siglo XII, la obra de Al-Haytham estaba presente en todas las bibliotecas de Islam, especialmente en España, gran parte de la cual estaba entonces bajo dominio árabe y donde fue traducida al latín, lengua común de los eruditos europeos. El tratado de Al-Haytham, como era conocido en Europa, fue la base sobre la que muchos sabios realizaron sus trabajos. En Inglaterra, por ejemplo, Grosseteste y Bacon, de la Universidad de Oxford, desarrollaron las teorías de Al-Haytham.
Al mismo tiempo, muchos y notables sabios árabes fueron atraídos a la corte del emperador Federico II, en Sicilia, donde también se tradujeron al latín las obras de Al-Haytham.
De este modo, a mediados del siglo XIII las teorías ópticas básicas eran conocidas por los sabios europeos y un pequeño número de estos producía su propio material experimental. Sin embargo, la fabricación de algunas lentes para esta clase de trabajo, era algo muy distinto a producirlas en número necesario para extender el empleo de las gafas.
A comienzos de la Edad Media, la fabricación de cristal transparente de alta calidad había sido monopolio de los cristaleros de Constantinopla, que comprendieron la importancia de usar solamente ingrediente químicamente puros para evitar que el cristal se coloreara, y de añadir algo de plomo a los componentes para abrillantar el producto. Además dominaban el pulimento y corte del cristal. Este monopolio se rompió durante la Cuarta Cruzada (1204), cuando los venecianos atacaron Constantinopla en vez de a las fuerzas islámicas de Tierra Santa, lo que les permitió llevarse cierto número de obreros expertos en la artesanía del cristal, que les ayudaron a mejorar la técnica y calidad de los talleres de las islas venecianas y de la tierra firme contigua en el norte de Italia.
A mediados del siglo XIII, el cristal de Venecia había alcanzado una envidiable reputación en casi toda Europa.
Por lo tanto, no es casualidad que la primera referencia histórica de las gafas apareciese en Italia, poco después del año 1300. Allí se conjugaron los conocimientos teóricos de óptica y la habilidad práctica para producir lentes adecuadas y baratas, para permitir la fabricación de gafas.
Durante el siguiente siglo, el empleo de gafas se extendió lentamente por el resto de Europa. Es posible que el desconocimiento de la técnica de hacer cristales adecuados fuese la causa de que el uso de las lentes se extendiera más lentamente en los países islámicos del Próximo Oriente. Así, cuando en el siglo XVI los mercaderes portugueses y holandeses desplazaron a los árabes en el comercio con el Lejano oriente, utilizando la ruta del Cabo de Buena Esperanza, los chinos aún no habían aprendido de los mercaderes árabes el empleo de las gafas. Conocían el uso de la lente simple desde el siglo VIII, pero les faltaba la técnica apropiada para producir el cristal transparente. Hasta la introducción de las gafas por los europeos, los chinos no habían producido más que lentes de aumento hechas de piezas de cuarzo transparente pulimentado.