Historia
Historia de la escritura
HISTORIA DE LA ESCRITURA
Si algo puede asegurarse al descubrir La Historia de la Escritura es que ésta no se creó de un día para otro. La escritura tardó más de cinco milenios en lograr el progreso actual. Los burócratas de la historia, los sacerdotes que dirigían los templos de la antigua Mesopotamia, fueron los que emplearon el primer sistema de escritura. Uno de los grandes aportes que pudieron hacer los sacerdotes a la civilización fue la escritura, ese fue el aporte que le abrió a la Humanidad las puertas de la Historia, la que nos hizo pasar el umbral entre la Prehistoria y la Historia escrita.
La Historia de la escritura inició en la Antigua Sumer, Mesopotamia hace unos 3.500 a. C., cuando a los administradores de los palacios y tierras se les ocurrió la idea de tener un fichero para llevar la contabilidad de las deudas, los impuestos y las propiedades que existían; era necesario que se colocaran de acuerdo sobre los significados de símbolos que utilizarían para poder fijar esas transacciones. Las cuentas no eran asuntos privados, sino del grupo de sacerdotes del templo, ya que si el que llevaba las cuentas fallecía ¿Los demás se quería sin cobrar las cuentas? No, por eso necesitaban fijar signos mediante los cuales todos en cualquier momento pudiesen saber el trato que habían hecho. El material más económico y que se podía conseguir más fácil era el barro, que se podía moldear en formas de tablillas, en las cuales se podía escribir cuando aún estaban húmedas.
De esos signos apareció el primer sistema de escritura. Este sistema se constituye de una serie de signos pictográficos, admitidos por la sociedad, y que se representan gráficamente los objetos precisos de los que se habla o la idea que se quiere expresar sobre esos objetos. Si iban a escribir palabras difíciles de representar, lo único que podían hacer era componer varias palabras más sencillas. Los signos tenían un valor ideográfico. En poco tiempo se crearon muchos signos; el sistema pronto se volvió inutilizable por la cantidad tan numerosa de signos existentes. Para simplificar la escritura de Mesopotamia se realizaron dos avances importantes: primero, se abandonó el sistema ideográfico y los símbolos se crearon en un trozo de junco que tenía una sección triangular. Los ideogramas se hacían imprimiendo varios signos en forma de cuña, que proporcionan lo que hoy se llama escritura cuneiforme. Segundo, el siguiente procedimiento se basó en reducir el número de signos “determinantes” que tenían el valor de adjetivos. Así sólo se iba a necesitar un signo para una palabra, al que se le añadirían signos determinantes. Ejemplo, al signo de la “Oveja” se le podría agregar un signo determinante que señalaría si se trata de una hembra, un macho o una cría.
La complejidad de la escritura y el largo aprendizaje que requería hizo de ella una profesión especializada, la profesión del escriba. Frente a una gran población que no sabía escribir, los escribas que estaban vinculados al servicio del rey o del templo eran bien pagados. La profesión de los escribas era una profesión privilegiada, puesto que la persona que sabía escribir no sólo tenía un gran privilegio por su mayor cultura, sino que también tenía expansión social. La persona que ya sabía escribir, por ende, ya pertenecía a la clase social de los respetables, junto a los sacerdotes del templo, los guerreros y el rey.
Los jeroglíficos egipcios eran también signos ideográficos que se utilizaban de una forma similar, pero aparecieron un poco más tarde. Al inició los utilizaban para sucesos importantes, por lo tanto, fueron diseñados de tal forma en la que se pudieran grabar en piedra, por lo tantos estos son más detallados y más claros que los signos mesopotámicos. Luego, los egipcios dieron un gran paso importante y empezaron a usar los signos ideográficos como sílabas, por ejemplo, se usan dos signos para la palabra “Casa”, en que uno significara “Ca” y otro “Sa”. Con la invención del papiro egipcio, especie de primitivo papel hecho de juncos, hacia 3000 a. C., los jeroglíficos tuvieron que dejar paso a un sistema de escritura más rápido. Cada símbolo se redujo a unas líneas, dando lugar a la escritura hierática. Este es el origen de nuestro idioma actual.
Los fenicios hacia 1000 a.C., crearon su propia escritura escogiendo elementos que eran procedentes de Mesopotamia y Egipto. Unos mineros del Sinaí se les ocurrió la idea de darle un valor fonético a los signos, ya pasaba a traducir no sólo la idea del objeto que estuviese representando, sino el primer sonido del vocablo; ejemplo, un signo que representa la idea de casa, y en la lengua de los mineros semitas casa se decía “Beth”, es decir la consonante “b”. En su sistema de escritura a cada consonante le daban un signo, pero el problema era que no había vocales. Este sistema fue acogido por los primeros colonizadores griegos, que hacia 600 a.C. agregaron unos signos para que expresen las vocales. Nuestras letras son más que la evolución de las letras fenicias, con unas pequeñas modificaciones que hicieron los griegos y romano antes de ceder este alfabeto.