Historia
Historia de la Batalla del monte de las Cruces
Historia de la Batalla del monte de las Cruces
Batalla del monte de las Cruces (30 de octubre de 1810). Esta batalla tuvo lugar en el Monte de las Cruces situado en el municipio de Ocoyoacac, en proximidades a la ciudad de Toluca de Lerdo, siendo ese monte el que la divide del valle de México. El contexto en el cual se desarrolló la batalla fue un periodo donde las ideas emancipadoras estaban en auge en las colonias americanas; el virreinato de México no sería la excepción.
Los mexicanos rebeldes aprovecharon la ausencia del rey Fernando VII que se encontraba cautivo, por las fuerzas napoleónicas, para realizar una conspiración en Querétaro, a este proyecto se unieron un gran número de disidentes a las filas patrióticas que buscaban remover al gobierno español, y organizar un nuevo poder que los representara de verdad y gobernara en nombre del rey cautivo. Posteriormente, estos deseos comenzaron a cambiar por la idea de una independencia definitiva y el establecimiento de un gobierno propio y soberano. A partir del suceso conocido como el Grito de Dolores empezó abiertamente la lucha por la independencia en esta colonia de la monarquía española.
Días antes de la batalla, lograron salir triunfantes en la Toma de la Alhóndiga de Granaditas. Posteriormente, el 25 de septiembre de 1810, emprendieron un exitoso y diciente enfrentamiento en Guanajuato, luego de aquella cruel batalla en la que murieron muchos combatientes de ambos bandos, de ahí los rebeldes se dirigieron hacia Valladolid, entrando sin resistencia. Pero la situación cambió cuando decidieron ingresar a Toluca.
Ante ello, Francisco Xavier Venegas, virrey de la Nueva España, ordenó a las tropas realistas enfrentar a los independentistas. El enfrentamiento no fue fácil para los realistas, liderados por el coronel Torcuato Trujillo, que debían enfrentarse a un ejército de aproximadamente ochenta mil combatientes a cargo del militar Ignacio Allende y el cura Miguel Hidalgo, mientras que los realistas eran tan solo dos mil quinientos hombres.
El Coronel Trujillo se dirigió a Lerma para impedir el paso de los patriotas a la ciudad de México, realizó un bloqueo en el camino con fosos y trincheras. Realmente, la posición del Monte de las Cruces era un camino real clave de México a Toluca, así que, era vista como una posición estratégica y las tropas realistas debían detener el ejército del cura don Miguel Hidalgo. Además, mando a destruir el puente de Atengo solo por sospecha, aunque sin saberlo una parte de los rebeldes lo había cruzado. Ahora bien, Hidalgo avanzaba decidido. Los realistas tuvieron conocimiento de su avance y ante esa situación, Trujillo se dirigió al Monte de las Cruces, donde recibió refuerzos en hombres y artillería.
Pero esto no fue suficiente para causar un daño total a las tropas independentistas, la acción del coronel de las fuerzas patrióticas dirigidas en ese lugar por José Mariano Jiménez e Ignacio Allende, sorprendió a los realistas, logrando un importante triunfo. Es necesario mencionar que, en esta acción, se distinguió la figura militar del caudillo insurgente, don Ignacio Allende. Igualmente se destacó la valentía e inteligencia militar de Mariano Jiménez, al mando de una columna insurgente. Este personaje logró pasar el puente de Lerma y sorprender a las tropas de Torcuato Trujillo, que, a pesar de resistir con valor, se vieron obligadas a retirarse.
Las trincheras no tuvieron el éxito esperado, los independentistas lograron en la mañana del 30 de octubre, llegar hasta un paraje cercano a la capital, conocido como Monte de las Cruces. En este lugar comenzó el enfrentamiento entre los dos bandos. A pesar de estar en superioridad y de prácticamente haber ganado la batalla, Hidalgo ordenó a sus tropas desplazarse hacia El Bajío, al norte del río Lerma, envés de seguir avanzando hacia la capital mexicana. Hidalgo pretendió realizar un acuerdo de pacificación con los realistas, pero el virrey, no estaba en disposición de aceptar un acuerdo. Por ello, estuvo cerca de fusilar a los negociantes, la intervención del arzobispo de México y Beaumont fue la que hizo al virrey abortar la idea.
Estando en esta zona, el 7 de noviembre, Félix María Calleja ocasionó la primera derrota del bando insurgente en la Batalla de Aculco. Esta batalla se desarrolló en una pendiente inmediata al poblado de Aculco. Una de los motivos de esta derrota, es que el ejército insurgente, se encontraba diezmado, contaba tan solo con cuarenta mil hombres mal armados y con pocas ganas de luchar. El realista Calleja, por su parte, contaba con una fuerza robustecida que ascendía a dos mil infantes, siete mil caballos y doce piezas de artillería.
Otro de los motivos de la derrota, es la desmoralización que provocó la decisión de Hidalgo de no avanzar hacia la capital mexicana ocasionó esta derrota. Esta derrota tuvo grandes consecuencias, una de ellas, fue la separación entre los rebeldes de Hidalgo y Allende, los jefes insurgentes tomaron rutas distintas; el primero marchó a Valladolid y el segundo a Guanajuato, cada uno con sus tropas. Después de la derrota en la Batalla de Aculco y de la división del fuerte ejército realista, el cura de Dolores decidió retirarse a Valladolid. Esta situación acentuó aún más las diferencias y el distanciamiento con Allende, que incluso intentó envenenarlo.