Biografía de Heinrich Rudolf Hertz

Heinrich Rudolf Hertz (22 de febrero de 1857 – 1 de enero de 1894) físico. Nació en Hamburgo, Alemania.  Su familia fue muy acaudalada. Su padre era un importante senador. Rudolf Hertz luego de culminar sus estudios en los mejores colegios de la ciudad alemana, empezó a estudiar ingeniería, pero con el paso del tiempo, vio que  la física le resultaba más fascinante. En su ciudad no había esta carrera, por ello, tuvo que dirigirse a Munich y Berlín. Luego de obtener su título en 1880 se convirtió en auxiliar de Hermann von Helmholtz.

Algunos años después se trasladó a Kiel para ser profesor independiente, en este lugar comenzó a interesarse por la teoría electromagnética de la luz de Maxwell. Posteriormente, decidió cambiar un poco el rumbo de su carrera y en 1885 marchó a Karlsruhe para ser catedrático de física del Politécnico; permaneció allí durante algunos años. Lo importante de esta etapa, es que pudo realizar las investigaciones que le ganaron reconocimiento y fueron muy importantes para el mundo de la ciencia, especialmente de la física. Luego, de 1885 a 1889 se desempeñó como profesor de física en la Escuela Técnica de Karlsruhe, y posteriormente en la Universidad de Bonn.

El físico decidió participar en un concurso que ofrecía la Academia de Ciencias de Berlín  desde 1879, el ganador era la persona que lograra hallar una confirmación experimental de la relación entre las acciones electromagnéticas y la polarización de un dieléctrico; la intención era  demostrar la existencia de las “ondas electromagnéticas”, para este periodo ya se habían avanzado en ciertas investigaciones que arrojaban desde el año 1870 su existencia, el encargado de dar la primera luz fue James Maxwell, utilizando el cálculo matemático.

En un comienzo, Heinrich Hertz estaba indeciso por cuanto creía imposible la demostración de cualquier analogía entre tales acciones. Sin embargo, Hertz comenzó a estudiar y seguir los estudios y avances científicos de Hendrik Lorentz que intentaba formular una teoría aplicable a fenómenos de esta naturaleza. A pesar de ello, no tuvo éxito en la competición.

Sus aportes hasta ese momento habían sido importantes, había logrado demostrar que la electricidad podía ser transmitida en forma de ondas electromagnéticas, las cuales se propagan a la velocidad de la luz y comparten muchas de sus propiedades. Por otro lado, Hertz había descubierto el efecto fotoeléctrico en 1887, el descubrimiento de este surgió luego de un largo periodo de observación. El físico observó que el arco que salta entre dos electrodos conectados a alta tensión alcanza distancias mayores cuando se ilumina con luz ultravioleta que cuando se deja en la oscuridad.

Hertz estableció básicamente que electrones de una superficie metálica tenían la capacidad de escapar de ella si lograban adquirir la energía suficiente suministrada por una luz de longitud de onda lo suficientemente corta. Este descubrimiento sirvió para que años después científicos como Hallwachs y Lenard estudiaron también este efecto. Algo muy importante es que este efecto fue la base para el descubrimiento del telégrafo y la radio sin cables, adelantado por Marconi. Por ello, observamos que actualmente la unidad de frecuencia, es el Hertz o hercio; su símbolo es Hz.

Lo valioso es que Hertz solo usando un oscilador, actualmente conocido como una  antena emisora y un resonador, antena receptora. En realidad, estos eran únicamente unos hilos metálicos encorvados en forma de anillo. Hertz se valió de esto y de su ingenio para propiciar el avance de la radio. La relevancia de esta investigación cambió la manera en la que el mundo se comunicó, ampliando los canales de comunicación. Ahora bien, Hertz continúo con otras investigaciones. Por ejemplo, elaboró una serie de Principios de mecánica, su aparición se dio luego de su muerte, en 1894, en los que desarrollaba toda la mecánica a partir del principio de mínima acción, prescindiendo del concepto de fuerza.

Hertz fue un gran divulgador de sus resultados. Por ejemplo, publicó en Wiedemann Annalen su artículo Oscilaciones eléctricas muy rápidas. También publicó en varios informes y memorias científicas la manera en la que consiguió medir la longitud de onda y la velocidad de propagación de las ondas electromagnéticas, hallando para su velocidad un valor muy aproximado al previsto por Maxwell. Además, descubrió y compartió que en las ondas electromagnéticas se perciben los fenómenos de reflexión, refracción y polarización.

Su trabajo fue difundido gracias a las diversas conferencias que pronunció. Por ejemplo, dio una en 1889 ante la Sociedad alemana para el progreso de las ciencias naturales y de la medicina, en Heidelberg. Para ese mismo momento, fue llamado para suceder a Rudolf Clausius en la cátedra de física de la Universidad, Hertz prosiguió sus estudios, y se enfocó en las descargas eléctricas en los gases.

Mencionaremos las obras de Hertz en donde se reúne todo su conocimiento: Gesammelte Werke (1894-1895), tiene tres volúmenes: Schriften vermischten Inhalt, Untersuchung der elektrischen Kraft y Die Principien der Mechanik. La otra obra, la última y quizá la más importante fue Los Principios de la mecánica, en los cuales intentó dar una nueva forma a las leyes fundamentales de esta ciencia. Guglielmo Marconi, un joven físico italiano de veinte años se encargó de estudiar sus obras para luego diseñar y construir, como en los experimentos de Hertz, emisores de ondas y dispositivos para detectarlas, claramente con elementos y materiales más avanzados.

Marconi fue perfeccionando su diseño hasta que 1901 logró emitir una señal en código Morse desde Inglaterra hasta Terranova, hito que marcó el nacimiento efectivo de la radiotelegrafía sin hilos. A partir de ahí se desprenden años de investigaciones por parte de científicos de varias partes del mundo hasta obtener lo que hoy es la radio. Efectivamente, Hertz fue un científico clave para el mundo entero. Murió a la temprana edad de 36 años, tras una larga enfermedad que acabó con su vida el 1 de enero de 1894.