Biografía de Clemente de Roma

Clemente de Roma, Clemente Romano o también San Clemente I (c.30 – c. 99/100) Papa y santo cristiano, uno de los llamados Padres apostólicos. Fue Obispo de Roma y según la tradición, después de Lino y Anacleto, fue el tercer sucesor de San Pedro. Discípulo de San Pedro, sucedió a San Anacleto, comenzando su pontificado hacia el año 90 de acuerdo a Tertuliano. Escribió una importante Carta a los Corintios y cayo victima de la persecución de Trajano hacia el año 100. Desterrado en el Quersoneso y condenado a realizar trabajos forzados, se negó a sacrificar al dios Júpiter por lo que fue arrojado al mar. En la Iglesia católica es considerado mártir.

Vida

Es muy poco lo que se conoce a ciencia cierta sobre la vida de Clemente, ya que muchas fuentes dan diferentes fechas o detalles cronológicos sobre su existencia. Se sabe nació cerca del año 30 de nuestra era posiblemente en una familia patricia. Según San Ireneo fue obispo de Roma y después de Lino y Ancleto, fue el tercer sucesor de San Pedro. San Ireneo le dedicó un espacio considerable en su obra Contra las herejías.  Se suele colocar su elección en el año 88 y su muerte en el 97, aunque es poco claro.

En el Liber Pontificalis, compilación de reseñas biografías papales, se le asigna nueve años de episcopado en tiempos de los emperadores Galba y Vespasiano, mientras que para Eusebio de Cesarea  y según la biografía escrita por Jerónimo de Estridon, su muerte se sitúa en el tercer año del reinado de Trajano, hacia el año 101. Eusebio también encuadra su obispado entre los años 92 y 102; sin embargo, Tertuliano lo ubica en el año 90, recibiendo la consagración episcopal de las manos del mismísimo principie de los apóstoles, San Pedro.

De acuerdo a Epifanio de Salamis, Clemente habría renunciado al primado en favor de Lino y Anacleto, y a la muerte de estos aceptó el cargo. Posiblemente conoció al apóstol San Pablo, quien lo habría mencionado por su colaboración a los filipense en el Filipenses 4:3. De hecho, San Ireneo menciona que Clemente conoció personalmente a los apóstoles, escuchando con sus propios oídos la predicación de ellos.

Carta a los corintios

Escribió una importante carta a los corintios en la que hablaba sobre la caridad. La carta tenia como objetivo restablecer la paz y la concordia entre los cristianos, pues para ese entonces en Corinto se había levantado un ambiente religioso nacionalista plagado de alborotos y disgustos.

Destierro y muerte

Hacia el año 100 el emperador español Trajano organizó una persecución, de la cual cayo victima el Papa Clemente. Fue desterrado al Quersoneso, y condenado a realizar trabajos forzados en una de las minas de mármol. Según la cuenta la tradición, había allí muchos cristianos trabajando; el papa también convirtió muchos paganos, a los cuales luego bautizo.

Un día fue invitado a sacrificar al dios Júpiter, pero se negó. Entonces fue arrojado al mar, y para que no encontraran su cadáver, le fue atada una áncora (o ancla) al cuello. Se dice que una gran ola devolvió su cadáver a la orilla.

De acuerdo a San Cirilo y San Metodio, sus restos fueron llevados más tarde a Roma. Tras su muerte, le sucedió san Evaristo. La Iglesia católica lo venera como santo y mártir y su fiesta se celebra el 23 de noviembre.

Al igual que Policarpo de Esmirna e Ignacio de Antioquía, Clemente es considerado uno de los padres apostólicos dentro de la Patrística.

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